Pesadilla en Barcelona

Repit¨¢moslo una vez m¨¢s, a ver si repiti¨¦ndolo acabamos de creerlo: Joaquim Torra, flamante presidente de la Generalitat, es un entusiasta de Estat Catal¨¤, un partido fascista o parafascista y separatista que en los a?os treinta organiz¨® milicias violentas con el fin de lanzarlas a la lucha armada; tambi¨¦n es un entusiasta de sus l¨ªderes, en particular de los c¨¦lebres hermanos Badia, dos terroristas y torturadores a quienes, como recordaba Xavier Vidal-Folch en este peri¨®dico, el se?or Torra calific¨® como ¡°los mejores ejemplos del independentismo¡±. La palabra ¡°entusiasta¡± no es, como se ve, exagerada. Hace apenas cuatro a?os, en un art¨ªculo titulado Pioneros de la independencia y publicado en el diario El Punt Avui, el se?or Torra escrib¨ªa refiri¨¦ndose a Estat Catal¨¤ y a Nosaltres Sols!, una corriente de Estat Catal¨¤ nacida en torno a una red paramilitar clandestina: ¡°Y hoy que el pa¨ªs ha abrazado lo que ellos defend¨ªan desde hace tantos a?os, me parece de justicia recordarlos y agradecerles tantos a?os de lucha solitaria. ?Qu¨¦ lecci¨®n, qu¨¦ bell¨ªsima lecci¨®n!¡±.

Todo lo anterior es m¨¢s o menos conocido; no lo es tanto, en cambio, que el partido venerado por el se?or Torra sobrevivi¨® a la Guerra Civil y el franquismo y revivi¨® durante la Transici¨®n. As¨ª, la hemeroteca de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona conserva un cuaderno firmado por Nosaltres Sols! que, seg¨²n el historiador Enric Ucelay-Da Cal, se public¨® en torno a 1980. Est¨¢ escrito en catal¨¢n, consta de ocho p¨¢ginas mecanografiadas, se titula Fundamentos cient¨ªficos del racismo y concluye de esta forma: ¡°Por todo esto tenemos que considerar que la configuraci¨®n racial catalana es m¨¢s puramente blanca que la espa?ola y por tanto el catal¨¢n es superior al espa?ol en el aspecto racial¡±. Cambiando ¡°alem¨¢n¡± por ¡°catal¨¢n¡± y ¡°espa?ol¡± por ¡°jud¨ªo¡±, estas palabras las hubiera firmado cualquier ide¨®logo nazi de pacotilla: ?son ellas la lecci¨®n, la bell¨ªsima lecci¨®n que, seg¨²n el se?or Torra, debemos aprender los catalanes de sus admirados pioneros independentistas? La respuesta s¨®lo puede ser s¨ª, al menos a juzgar por los art¨ªculos y tuits que el se?or Torra ha escrito en los ¨²ltimos a?os y que hemos conocido con incredulidad estos ¨²ltimos d¨ªas, en los que los espa?oles aparecen sin falta como seres indeseables, candidatos a ser expulsados de Catalu?a (¡°Aqu¨ª no cabe todo el mundo¡±, escribi¨® en 2010, refiri¨¦ndose a dos socialistas catalanes con apellidos espa?oles).

El nuevo presidente de la Generalitat es un entusiasta de Estat Catal¨¤, un partido fascista

En su primera entrevista como candidato, el se?or Torra declar¨® sobre esas porquer¨ªas xen¨®fobas: ¡°Pido disculpas si alguien las ha entendido como una ofensa¡±. ?Pero, hombre de Dios, c¨®mo se le ocurre! ?Qui¨¦n en su sano juicio considerar¨ªa una ofensa que se le califique de sucio, fascista, violento y expoliador, como hace usted en sus textos con millones de personas? Y ahora la pregunta se impone: ?representa el se?or Torra, con su xenofobia salvaje, al independentismo actual? ?Esto es lo que hab¨ªa detr¨¢s del nacionalismo tolerante, transversal, abierto e integrador que el catalanismo predicaba en Catalu?a y que tantos nos cre¨ªmos durante a?os (aunque no fu¨¦ramos nacionalistas)?

Pesadilla en Barcelona

Uno entiende muy bien que el se?or Puigdemont y tres o cuatro insensatos como ¨¦l compartan las ideas del se?or Torra, pero ?las comparte tambi¨¦n el PDeCAT, la antigua Converg¨¨ncia de Pujol y Roca y Mas? ?Las comparten ERC y la CUP, partidos que dicen ser de izquierdas? Y, si no las comparten, ?c¨®mo es posible que hayan permitido con sus votos que este se?or sea presidente de Catalu?a? Porque no es que el se?or Torra no merezca ser presidente de la Generalitat; es que no merece ser representante pol¨ªtico de nadie, y los partidos catalanes que conservan un m¨ªnimo de cordura y dignidad hubieran debido exigir su inmediata dimisi¨®n como parlamentario. ?Cu¨¢nto hubiera durado en su esca?o un diputado de cualquier parlamento espa?ol que hubiera escrito sobre los catalanes las brutalidades que ha escrito este se?or sobre los espa?oles y hubiera expresado hace cuatro d¨ªas su entusiasmo por Falange, el equivalente espa?ol de Estat Catal¨¤?

Los partidos que conservan un m¨ªnimo de cordura hubieran debido exigir su dimisi¨®n

Hasta aqu¨ª, el asco y la verg¨¹enza; ahora viene el miedo. Porque el se?or Torra ha prometido en el Parlamento catal¨¢n hacer exactamente lo mismo que, en nombre de la democracia y sin el m¨¢s m¨ªnimo respeto por la democracia, hizo su antecesor en la presidencia de la Generalitat, lo mismo que en oto?o pasado llev¨® a Catalu?a, tras el golpe desencadenado el 6 y 7 de septiembre, a vivir dos meses de locos durante los cuales el pa¨ªs se parti¨® por la mitad y qued¨® al borde del enfrentamiento civil y la ruina econ¨®mica (una ruina que algunos economistas consideran en voz baja dif¨ªcil de evitar: una muerte lenta). Por supuesto, este xen¨®fobo entusiasta de un partido fascista o parafascista y violento se halla en condiciones de cumplir su ominosa promesa, porque a partir de su toma de posesi¨®n tendr¨¢ en sus manos un cuerpo armado compuesto por 17.000 hombres, unos medios de comunicaci¨®n potent¨ªsimos, un presupuesto de miles de millones de euros y todos los medios ingentes que la democracia espa?ola cedi¨® al Gobierno aut¨®nomo catal¨¢n, adem¨¢s de cosas como la educaci¨®n de decenas de miles de ni?os. Dicho lo anterior, s¨®lo puedo a?adir que me sentir¨ªa mucho m¨¢s tranquilo si el presidente de la Generalitat fuera un paciente escapado del manicomio de Sant Boi con una sierra el¨¦ctrica en las manos.

A veces la historia no se repite como comedia, seg¨²n cre¨ªa Marx, sino como pesadilla; es lo que est¨¢ ocurriendo ahora mismo en Catalu?a. El se?or Torra lleva raz¨®n en una cosa: de un tiempo a esta parte, todo el nacionalismo catal¨¢n y dos millones de catalanes parecen haber abrazado las ideas que en los a?os treinta defend¨ªan Estat Catal¨¤ y Nosaltres Sols!; la mayor¨ªa de los separatistas no lo saben, claro est¨¢, pero eso explica que nuestro nuevo presidente sea el se?or Torra. O dicho de otro modo: ayer tomaron el poder en Catalu?a aquellos a quienes la mayor parte del nacionalismo catal¨¢n, desde los a?os treinta hasta hace muy poco, consideraba extremistas peligrosos, cuando no directamente descerebrados. En estas circunstancias, no s¨¦ si merece ya la pena pedir ayuda a un Gobierno espa?ol que ni siquiera ha sido capaz de explicar a la opini¨®n p¨²blica europea qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando en Catalu?a; se la pido al Estado democr¨¢tico, a los europeos, a los espa?oles y a los catalanes de buena fe ¡ªincluidos los separatistas catalanes de buena fe¡ª: hay que parar esta pesadilla.

Javier Cercas es escritor.