Tocar el tema
Cada uno tiene su relato oculto de estos cincuenta a?os pero es indecente que la izquierda abertzale pretenda equiparar los sufrimientos
Estoy muy de acuerdo con la mayor¨ªa de las apostillas de tantas v¨ªctimas y expertos al comunicado de ETA pero me atrevo a considerar que, sin faltarles raz¨®n, se est¨¢ ignorando algo fundamental: que ni la imaginaci¨®n m¨¢s calenturienta hubiera sido capaz hace, pongamos veinte a?os, de suponer que ETA se retirar¨ªa de la escena en tales t¨¦rminos. Quedan, ciertamente, muchos cr¨ªmenes por resolver y bastantes cuerpos por aparecer pero, con todo, si recordamos c¨®mo en 1998 ETA hab¨ªa conseguido, con el Pacto de Lizarra, que los nacionalistas se echaran en sus brazos por una tregua en la que nos declaraban enemigos del pueblo vasco a quienes no delir¨¢bamos por la independencia, el aroma a derrota del reciente comunicado es tan manifiesto que, como suger¨ªan los cl¨¢sicos, por un momento al menos, deber¨ªamos ser magn¨¢nimos en la victoria.
Hace unos meses, cuando la tensi¨®n por Catalu?a era m¨¢xima, estaba quedando con una pareja de amigos, ella catalana, cuando el marido me dijo que, por favor, no tocara el tema. Me sent¨® fatal que entre amigos hubiera tab¨²es pero no dije nada y la expresi¨®n ¡°tocar el tema¡± se qued¨® flotando en mi mente calenturienta. Hasta ahora. Y es que en Euskadi llevamos d¨¦cadas de ventaja a los catalanes en esto de ¡°tocar el tema¡± a tope en clave pol¨ªtica y medi¨¢tica cuando hemos vivido en silencio y entre susurros un drama existencial que ha dejado muchas familias destrozadas, muchos negocios en ruinas, muchas relaciones rotas. Y no s¨®lo me refiero a las v¨ªctimas directas y colaterales del terrorismo, no, aunque sean lo principal, pienso tambi¨¦n en el conjunto del tejido social que ha vivido, y vive, aut¨¦nticas anomal¨ªas de la convivencia.
Ha venido tu hijo del instituto diciendo que han matado al padre de una compa?era y nadie hace nada, han estropeado con un bombazo el cumplea?os, la boda, el nacimiento, la graduaci¨®n, la inauguraci¨®n¡.y la viuda, el hu¨¦rfano o los padres, lejos de sentirse acompa?ados, se han quedado m¨¢s solos que nunca con el ¡°algo habr¨¢ hecho¡± flotando a su alrededor. En fin, cada uno tiene su relato oculto de estos cincuenta a?os pero es indecente que la izquierda abertzale pretenda equiparar los sufrimientos. Salvando las distancias, es como si tras el accidente provocado por un conductor borracho ¨¦ste se quejara ante las v¨ªctimas por los da?os en su parachoques. La llamativa disparidad con que muchas v¨ªctimas interpretan el comunicado de ETA ya nos alerta sobre el alcance emocional del da?o causado y sobre la miseria moral provocada por todos estos a?os de coexistencia y complicidad con el miedo y el silencio frente a los bravucones.
Baste como ejemplo la paliza de Alsasua para ver qu¨¦ secuelas tan tremendas generan el odio y el gigantesco ¡°Alde Hemendik¡± con que esa comarca ha decorado durante a?os sus muros. Este pa¨ªs nuestro m¨¢s que un conflicto pol¨ªtico tiene serios problemas psicol¨®gicos y ¨¦ticos cuando antepone la ideolog¨ªa y el etnicismo a la humanidad m¨¢s b¨¢sica. Yo tambi¨¦n creo que la petici¨®n fiscal para los acusados es desmedida y no comparto la opini¨®n de que eso sea una excusa para las movilizaciones que tan vergonzosamente ha apoyado el Gobierno de Navarra pero lo que realmente me cuesta entender es a quienes se obcecan en quitar importancia a lo que llaman ¡°pelea de bar¡±, cuando todos sabemos que m¨¢s all¨¢ de los hechos en s¨ª, lo que se est¨¢ juzgando es la inmensa cobard¨ªa con la que hemos permitido y justificado agresiones, extorsiones y cr¨ªmenes contra quienes no eran ¡°de los nuestros¡±. No es de recibo que paguen unos por otros pero tampoco hay que olvidar la dimensi¨®n ejemplarizante de la ley: sin en lugar de falsedades, silencio y complicidad con los agresores hubiera habido el menor gesto de desagravio hacia las v¨ªctimas, dudo mucho que estuvi¨¦ramos hablando de ello.
Por eso, el comunicado de ETA deber¨ªa ser acogido con una respetuosa indiferencia de los medios de comunicaci¨®n y de los pol¨ªticos, evitando en lo posible dar demasiado eco a su aquelarre final. Achicar la presencia medi¨¢tica de ETA para atrevernos a ¡°tocar el tema¡± en la distancia corta de la psicolog¨ªa, para entender los mecanismos secretos que nos explican como individuos y grupos, de la recreaci¨®n hist¨®rica y literaria para mostrar y evocar las vivencias asociadas a la pesadilla terrorista pero, sobre todo, de la reflexi¨®n ¨¦tica para ir plante¨¢ndonos como recuperar la ilusi¨®n por lo colectivo, el respeto a los diferentes y el perd¨®n por tantos agravios que no se remontan s¨®lo a Gernika sino, entre nosotros, al Pleistoceno medio.
Vicente Carri¨®n Arregui es profesor de Filosof¨ªa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.