Por abundar

El mayor defecto de los espa?oles no es la envidia, es ser espa?oles, del mismo modo que el mayor defecto de los franceses es ser franceses o ser alemanes el de los alemanes. Y as¨ª de forma sucesiva hasta llegar a Australia. El mayor defecto del hombre, pese a lo que digan los textos de superaci¨®n personal, es ser uno mismo. Resulta incomprensible que nos empecinemos en ser nosotros mismos existiendo alternativas. Cada d¨ªa de nuestra vida deber¨ªamos levantarnos de la cama con el prop¨®sito de ser el vecino de al lado, o el de arriba, da igual, o el de debajo, el caso es ser otro distinto del que hemos llegado a ser, incluso aunque pertenezcamos a la especie de los que se han hecho a s¨ª mismos. A veces, en la calle, al pasar frente a un escaparate que me refleja, lejos de reconocerme enseguida, veo a un extra?o que me mira con consternaci¨®n. Luego, al caer en la cuenta de que soy yo, pienso que me gustar¨ªa ser ese extra?o. Se aprecia en ¨¦l un desconcierto higi¨¦nico.

S¨¦ t¨² mismo, nos dicen desde la escuela y desde los libros de autoayuda, como si ser t¨² mismo tuviera m¨¢s m¨¦rito que ser ¨¦l mismo o ella misma. Los pronombres personales han hecho mucho da?o a la evoluci¨®n. Desde el momento en el que se cuela en tu conciencia el yo, caes preso de esa forma gramatical que es como el centro de una tela de ara?a en la que se precipitan sin pausa todos los afectos y desafectos que nos hacen sufrir. El yo¨ªsmo supremacista y el nacionalismo excluyente, que son dos aspectos de lo mismo, no se despegan del alma ni con agua hirviendo. Deber¨ªa haber entre el yo y el t¨² un pronombre intermedio, algo as¨ª como una semifusa, al que pudieran apuntarse los yoes cansados. Ser semiespa?ol o semicatal¨¢n, por abundar, estar¨ªa muy bien.