Meghan Markle, una princesa americana
Lo que convierte en especial a la futura esposa de Enrique de Inglaterra, m¨¢s all¨¢ de su origen y sus circunstancias, es que llega a palacio con un perfil p¨²blico propio consolidado
A los siete a?os, Meghan Markle tuvo que responder a un cuestionario en la escuela y, bajo la pregunta sobre su origen ¨¦tnico, vio que no hab¨ªa casilla para mulatas. Su profesora le sugiri¨® que marcara la casilla de ¡°blanca¡±, pues ten¨ªa la piel m¨¢s bien clara. Pero ella prefiri¨® no rellenar ninguna. Cuando se lo cont¨® a su padre al volver a casa, este le aconsej¨® que, si le volv¨ªa a ocurrir, dibujara su propia casilla. Y eso es lo que ha hecho Markle toda su vida: no conformarse con los l¨ªmites que se le imponen y dibujar su propio camino.
¡°De esclavos del algod¨®n a realeza, ?eso s¨ª que es movilidad social!¡±, titul¨® The Daily Mail tras el anuncio de su compromiso con el pr¨ªncipe Enrique. Los genealogistas, gremio para el que cada noviazgo real constituye un goloso desaf¨ªo, trazaron la l¨ªnea materna de Meghan Markle hasta un campo de algod¨®n del sur de Estados Unidos. Por las venas de su descendencia, si la tiene, correr¨¢ sangre de reyes y de esclavos.
Es mestiza. Divorciada. Recibi¨® una educaci¨®n cat¨®lica. Ha salido en la televisi¨®n, como actriz, esnifando coca¨ªna y practicando sexo en el almac¨¦n de una oficina. Es estadounidense, y a su ¨²ltima compatriota que os¨® acercarse a la familia real, Wallis Simpson, solo se le permiti¨® entrar en el castillo de Windsor metida en su ata¨²d, para ser enterrada al lado de su marido, Eduardo VIII.
Todo ello, s¨ª, muestra lo mucho que ha cambiado la monarqu¨ªa brit¨¢nica durante el reinado de Isabel II. Pero, una vez asimilados los titulares bomb¨¢sticos, lo que de verdad diferencia a Meghan Markle de otras hist¨®ricas incorporaciones al n¨²cleo duro de la familia real brit¨¢nica es la dote con la que se presenta a las puertas de palacio: un perfil p¨²blico propio y casi dos millones de seguidores en Instagram.
La historia de la princesa americana empez¨® donde ten¨ªa que empezar, en la ciudad de los sue?os, Los ?ngeles, donde Markle naci¨® en 1981. Sus padres se conocieron en el rodaje de una popular serie de televisi¨®n. ?l, cauc¨¢sico, divorciado y padre de dos hijos, era director de iluminaci¨®n; ella, afroamericana, 12 a?os menor, era asistente de maquillaje, aunque luego se convertir¨ªa en instructora de yoga y trabajadora social. El matrimonio se rompi¨® dos a?os despu¨¦s de nacer Meghan.
Su vocaci¨®n como actriz, fraguada en las visitas a los plat¨®s donde rodaba su padre, fue tan precoz como su activismo feminista. A los 11 a?os, cuando estudiaba anuncios de televisi¨®n para un trabajo de ciencias sociales, le enfureci¨® un eslogan de un lavavajillas que dec¨ªa: ¡°Las mujeres pelean contra sartenes y ollas grasientas¡±. La peque?a decidi¨® escribir una carta al director de Procter & Gamble pidi¨¦ndole que retirara el anuncio. Un mes despu¨¦s, el eslogan cambi¨® de ¡°las mujeres¡± a ¡°la gente¡±, y Meghan comprendi¨® el impacto que pueden tener las acciones individuales.
Estudi¨® en la universidad teatro y relaciones internacionales y, en 2011, entr¨® en Suits, la serie de abogados que le proporcion¨® el papel de su vida y un nuevo hogar en Toronto (Canad¨¢). Ese mismo a?o se cas¨® con su novio, el productor Trevor Engelson, de quien se divorciar¨ªa dos a?os despu¨¦s. En paralelo a su ¨¦xito discurri¨® su trabajo humanitario: ha sido representante de ONU Mujeres y de otras organizaciones dedicadas a luchar por la igualdad.
En 2014 empez¨® a escribir su popular blog de estilo de vida, en el que daba rienda suelta a su ¡°curiosidad insaciable¡±. Lo llam¨® The Tig, en honor al vino italiano Tignanello. Probar aquel chianti, escribi¨® en su blog, le hizo comprender que el vino es mucho m¨¢s que una simple bebida alcoh¨®lica. A partir de entonces, explic¨®, cada nuevo descubrimiento se convertir¨ªa en un momento Tig. En invierno de 2017, cuando se comprometi¨® con Enrique y tuvo su gran momento Tig, Meghan Markle lo dej¨® todo.
Su matrimonio con el pr¨ªncipe Enrique supone un nuevo comienzo. Ella ya ha dejado claro que no est¨¢ ah¨ª para servir de adorno. ¡°Nunca he querido ser una dama que solo almuerza¡±, escribi¨® en su blog, ¡°siempre he querido ser una mujer que trabaja¡±. Tendr¨¢ que integrar sus causas, acaso demasiado pol¨ªticas para lo deseable en la familia real, en la estructura filantr¨®pica que su marido comparte con los duques de Cambridge.
La realeza brit¨¢nica, una instituci¨®n con un prodigioso sentido de la autoconservaci¨®n, recibir¨¢ renovado vigor con la incorporaci¨®n de Markle. Proporcionar¨¢ un elemento de diversidad en el Reino Unido del Brexit. Aportar¨¢ calidez a los g¨¦lidos pasillos del palacio de Buckingham.
Como ha podido comprobar en las ¨²ltimas semanas, en que cada prenda que luce colapsa los pedidos de la marca, Markle gozar¨¢ de una influencia ¨²nica. Tambi¨¦n ha podido constatar que el reverso es una cesi¨®n de privacidad, de la suya propia y la de su familia, que ni siquiera una actriz de ¨¦xito conoce. Podr¨¢ agitar los barrotes de la jaula de oro, s¨ª, pero puede irse olvidando de romperlos.
Meghan Markle tiene hoy la misma edad a la que muri¨® Diana de Gales, la madre de su futuro marido. Nunca desde Diana un miembro de la familia real hab¨ªa despertado tanto inter¨¦s entre la gente joven. Su vocaci¨®n solidaria y su capacidad de empat¨ªa hacen que su nombre salga a menudo en las comparaciones. Pero la que habr¨ªa sido su nuera es una persona bien distinta.
Markle, que naci¨® apenas una semana despu¨¦s de que Diana se casara con el pr¨ªncipe de Gales, lleva a?os desenvolvi¨¦ndose ante las c¨¢maras. Tiene un equilibrio y una confianza en s¨ª misma de los que carec¨ªa la joven princesa de Gales. ¡°De alguna manera, la preparada Markle es la mujer en la que Diana siempre luch¨® por convertirse¡±, escribe Andrew Morton, bi¨®grafo de ambas.
Su verdadero poder reside, m¨¢s que en sus circunstancias, en sus valores. Representa para una generaci¨®n de j¨®venes la idea de que puedes conseguirlo todo aunque el mundo te diga lo contrario. Que no tienes por qu¨¦ elegir entre las casillas que te ofrece la sociedad, sino que puedes dibujar la tuya propia.
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