Mirarnos en el espejo

Los espa?oles criticamos mucho a los pol¨ªticos y a los partidos, a su incapacidad en resolver problemas y a su rampante corrupci¨®n. Est¨¢ bien, la cr¨ªtica es muchas veces merecida, todo lo p¨²blico debe estar sujeto a un severo escrutinio, por algo le pagamos. Ahora bien, ?qui¨¦n nos critica a nosotros, a los ciudadanos? ?Es que nuestro nivel pol¨ªtico es alto? ?Criticamos lo realmente importante? Quiz¨¢s tenemos alguna culpa tambi¨¦n en esa incapacidad de los pol¨ªticos que tantos nos indigna, quiz¨¢s no los controlamos debidamente. Dos casos recientes me han hecho reflexionar sobre esta cuesti¨®n.

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En primer lugar, el ¡°caso Cristina Cifuentes¡± que ha provocado su dimisi¨®n y salida de la pol¨ªtica. En buena doctrina democr¨¢tica, la relaci¨®n entre los ciudadanos y sus representantes se basa en la confianza. Cifuentes perdi¨® esta confianza al mentir sobre el esfuerzo empleado en aprobar su famoso m¨¢ster. Despu¨¦s, encima, alguien le hab¨ªa guardado un v¨ªdeo m¨¢s que comprometedor. Todo ello estaba mal, era sin duda raz¨®n suficiente para que perdiera nuestra confianza. Alguien que enga?a de esta manera no la merece.

Pero, ?es un caso grave de corrupci¨®n a una pol¨ªtica que ha perseguido eficazmente la corrupci¨®n? ?No ser¨¢ que aquel que guard¨® el v¨ªdeo sab¨ªa que en alg¨²n momento pod¨ªa adquirir un importante valor de mercado? ?No ser¨¢ este un agente de los corruptos a gran escala que hab¨ªa denunciado Cifuentes? Nos hemos contentado con la dimisi¨®n cuando deber¨ªamos ser quiz¨¢s m¨¢s exigentes.

Cosa parecida sucede con el famoso chal¨¦ de Pablo Iglesias e Irene Montero. En s¨ª mismo, a menos que las facilidades de cr¨¦dito escondan algo il¨ªcito, ah¨ª no hay corrupci¨®n alguna. La p¨¦rdida de confianza se ocasiona porque hace tan solo dos o tres a?os Pablo hab¨ªa dicho que eso era propio de la casta y no de la gente, la gran distinci¨®n del populismo. La demagogia se paga y el precio ha sido y ser¨¢ alto.

Ahora bien, ?es m¨¢s grave esto que sus afirmaciones de hace tres o cuatro a?os sobre la salida de la UE y del euro, del control de los medios de comunicaci¨®n o de medidas econ¨®micas que nos hubieran conducido a la ruina? Los que antes le votaban ahora le critican ferozmente. Siempre he pensado que hace m¨¢s da?o un pol¨ªtico inepto que un corrupto, aunque moralmente sea m¨¢s condenable este ¨²ltimo.

Nos falta cultura pol¨ªtica. Criticamos lo inocuo y pasamos por alto lo realmente importante. El nivel del debate en la mayor¨ªa de tertulias period¨ªsticas, foros de internet, comentarios adicionales en medios de formato digital e, incluso, ciertos medios de comunicaci¨®n, es penoso. Deseducan m¨¢s que forman. Deber¨ªamos mirarnos en el espejo. Los pol¨ªticos son criticables, nosotros tambi¨¦n.