El imperio inmobiliario de Taylor Swift

Taylor Swift tiene una atracci¨®n especial por Nueva York. Lo adora. Lo expres¨® al mundo hace unos a?os en su canci¨®n Welcome to New York. El lugar que eligi¨® para establecer su cuartel general es Franklin Street, una calle bastante tranquila en el exclusivo barrio de Tribeca. La cantante ya lleva desembolsados 48 millones de d¨®lares (m¨¢s de 41 millones de euros) en esa propiedad inmobiliaria, que ha ido comprando pieza a pieza hasta convertirla en una de las diez mayores residencias en la ciudad.

La actividad es permanente desde hace meses en la propiedad. Es conocido que a Swift le interesa el ladrillo desde que abandon¨® la adolescencia. Lleva invirtiendo casi una d¨¦cada en inmueble. Este proyecto en Manhattan est¨¢, en principio, compuesto por cuatro propiedades, que combinadas tendr¨¢n casi 1.900 metros cuadrados de superficie. Es suficiente para incluir 16 habitaciones con sus cuartos de ba?o, una terraza de 500 metros y garaje.

Swift empez¨® a dar forma al complejo comprando en 2014 un doble ¨¢tico en la quinta planta por casi 20 millones de d¨®lares (unos 17 millones de euros). En agosto del a?o pasado se hizo con un peque?o townhouse (las cl¨¢sicas casas neoyorquinas estrechas de ladrillo visto oscuro) de dos plantas justo al lado por el que pag¨® 18 millones (15,4, en euros). El precio final hizo que los agentes inmobiliarios se quedaran boquiabiertos, porque estaba pagando m¨¢s del doble de lo que se ofrec¨ªa por una propiedad similar en el mercado. Le interesaba por el garaje, un bien escaso en una ciudad de los rascacielos.

La de Swift es la misma residencia en la que estuvo recluido Dominique Strauss-Kahn tras ser acusado de asaltar sexualmente a la empleada de un hotel. El antiguo director gerente del Fondo Monetario Internacional vendi¨® la vivienda hace seis a?os por 10 millones de d¨®lares (unos 8,5 millones de euros). Taylor Swift complet¨® su puzle inmobiliario en febrero, con la compra por 9,75 millones de un apartamento en el mismo edificio donde ya ten¨ªa los dos ¨¢ticos. Est¨¢ situado en el primer piso y pag¨® el doble que su anterior propietario.

La fortuna personal de la cantante pop se calcula en unos 240 millones de euros, por lo que la inversi¨®n no es poca cosa si se tiene en cuenta lo que debe gastar en las obras. La remodelaci¨®n ya en marcha se enfrenta, sin embargo, a varios problemas.

El primero es que para concluirla Swift debe obtener un permiso para modificar el acceso interior al garaje, para que as¨ª pueda entrar al apartamento sin tener que salir del coche. Para eso deben romper la pared que separa las dos propiedades y conectarlas. Por otro lado, la agencia inmobiliaria Douglas Elliman le reclama un mill¨®n de d¨®lares por haber comprado la casa sus espaldas, cuando le ofrecieron visitarla antes de sacarla al mercado. Aseguran en la documentaci¨®n entregada a los tribunales que fueron ellos los que le sugirieron la idea de utilizar la casa a modo de garaje, de acuerdo con un extenso reportaje publicado en de The Daily Mail.

Swift acaba de iniciar la gira Reputation World. El rotativo brit¨¢nico explica que si el departamento de inmuebles de la ciudad de Nueva York no le autoriza a conectar las propiedades en los dos edificios a tiempo, la cantante tendr¨¢ que buscar un sitio para vivir temporalmente. Hasta ahora estaba alquilando una casa en el West Village por 30.000 d¨®lares, m¨¢s de 25.000 euros, al mes. Tambi¨¦n tiene una casa de verano en Rhode Island, en la costa este de Estados Unidos, por la que pag¨® 17 millones (14,5, en euros), y varias propiedades en Nashville, Tennessee, donde arranc¨® su carrera musical.

El bloque en el que Taylor Swift est¨¢ construyendo su imperio inmobilario tiene que ver bastante poco la imagen llena de energ¨ªa que presenta de Nueva York en el ¨¢lbum 1989, que sac¨® a la venta cuando compraba el d¨²plex. Es un barrio lejos de la acci¨®n y los turistas, un atractivo evidente para famosos como Justin Timberlake o Jennifer Lawrence que buscan privacidad en la jungla de cemento. El loft de Jay-Z y Beyonc¨¦ tampoco est¨¢ muy lejos andando desde Franklin Street.

Hay espacios comerciales vac¨ªos y los que est¨¢n abiertos se dedican a la decoraci¨®n de interiores y a vender joyas y ropa. Tampoco se ven porteros con guantes blancos y sombreros como en las torres de lujo del Midtown. Muchos edificios de la zona conservan a¨²n las plataformas de acero para cargar y descargar mercanc¨ªas de la ¨¦poca en la que operaban como propiedades comerciales.