Mociones a la carta
Un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos se antoja dif¨ªcil porque no buscan la moci¨®n con el mismo objetivo
En cuarenta a?os de democracia no ha triunfado una sola moci¨®n de censura en Espa?a. Hay varias razones para ello, pero una de la m¨¢s importantes es que ¨¦sta debe ser de tipo constructivo seg¨²n marca la Constituci¨®n: requiere de un candidato alternativo acordado por una mayor¨ªa absoluta distinta a la que hizo jefe de gobierno a quien sea presidente en ese momento. Acordar una especie de ¡°moci¨®n instrumental¡± que simplemente lleve a unas elecciones anticipadas requiere no solo de un giro en quienes antes apoyaban al actual gobierno, sino tambi¨¦n que se crean que el nuevo no se va a quedar ah¨ª y va a cumplir su compromiso de ser, sencillamente, quien convoque comicios. Porque despu¨¦s no podr¨¢n hac¨¦rselo cumplir de ninguna manera, salvo bloque¨¢ndole todas las medidas que proponga.
Ahora mismo, un acuerdo entre PSOE y Ciudadanos se antoja dif¨ªcil porque no buscan la moci¨®n con el mismo objetivo. Mientras a los naranjas no les vendr¨ªa mal separarse del PP en el eje corrupci¨®n-regeneraci¨®n yendo a unas elecciones mientras mantienen un momento inigualable en las encuestas, para Pedro S¨¢nchez las urnas son peligrosas precisamente porque los sondeos no le son favorables. Es decir: no es un candidato cre¨ªble para una moci¨®n instrumental, que adem¨¢s no encaja bien con el ordenamiento constitucional patrio.
Las otras sumas viables, sin embargo, s¨ª contemplar¨ªan una moci¨®n cl¨¢sica, basada en acuerdos program¨¢ticos. La cuesti¨®n es si esta mezcla da como resultado algo en lo que todos puedan estar de acuerdo. Igual que antes, el voto se convierte en un juego de dos fases, con dos objetivos distintos. La primera consiste sencillamente en echar a Rajoy. Este punto es, l¨®gicamente, el que m¨¢s apoyos podr¨ªa suscitar, alcanzando incluso una mayor¨ªa de quienes hace solo unos d¨ªas estaban aprobando sus Presupuestos Generales.
Lo interesante (y complicado) llega en la segunda fase. Que ahora no es si habr¨¢ elecciones o no, sino una pregunta: una vez tengamos el poder, qu¨¦ hacemos. Las dos v¨ªas que le quedan a S¨¢nchez combinan plataformas independentistas con nacionalismos moderados. En ambas tendr¨ªan que estar ERC y PDeCat. En una, el PNV sumar¨ªa hasta 178 diputados. En la otra, Coalici¨®n Canaria y Bildu alcanzar¨ªan el umbral m¨ªnimo de 176.
Para los canarios, como m¨ªnimo, ser¨ªa necesario reconstruir el entendimiento que ten¨ªan con los socialistas que se rompi¨® cuando CC apoy¨® los primeros presupuestos de la segunda era de Rajoy. Adem¨¢s de contrapartidas similares a las obtenidas hasta ahora con Rajoy. El PNV, por su lado, est¨¢ a punto de lograr la aprobaci¨®n definitiva de unos presupuestos generosos con el Pa¨ªs Vasco. La tramitaci¨®n en el Senado tomar¨¢ un mes, y est¨¢ en manos del PP: es poco probable que en este periodo los nacionalistas se arriesguen a perder lo ganado. Durante este periodo de gracia ni siquiera se les ver¨ªa interesados en acabar con Rajoy. Despu¨¦s de eso, le pedir¨¢n a S¨¢nchez (ya lo est¨¢n haciendo) qu¨¦ puede ofrecer ¡°para Euskadi y para Catalu?a¡±.
Pero cualquiera de estas ofertas deber¨¢ ser cre¨ªble, y para serlo necesita del apoyo de los independentistas (y aqu¨ª cabe incluir a EH Bildu). Quienes, claro, exigir¨¢n sus propias contrapartidas. Unas que el PSOE no puede conceder si no quiere reabrir su crisis interna, am¨¦n de poner en riesgo ciertas porciones de su base de votantes a las que Cs estar¨ªa encantado de hincarle el diente. Si los nacionalistas moderados anticipan esto, es posible que entiendan que en realidad S¨¢nchez no puede prometerles nada. De hecho, Ana Oramas ya ha declarado que no est¨¢ interesada en ir a ning¨²n sitio de la mano de los independentistas.
En definitiva, si finalmente la moci¨®n constructiva falla, nos quedar¨¢ a todos un aprendizaje interesante: la actual polarizaci¨®n territorial no solo hace imposibles acuerdos entre extremos, sino que dificulta la mezcla incluso con los espacios m¨¢s moderados. No hay compromisos posibles porque todo el mundo anticipa que no hay mayor¨ªas sostenibles. Habremos confirmado, pues, que la pol¨ªtica en Espa?a est¨¢ rota.
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