Mar¨ªa Dolores Pradera y Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, una pareja aparte
Se separaron, pero les un¨ªan un mont¨®n de cosas. Sin embargo, aunque parezca incre¨ªble, salvo el d¨ªa de la boda de su hijo Fernando, ya no se volvieron a cruzar jam¨¢s
Mar¨ªa Dolores Pradera y Fernando Fern¨¢n-G¨®mez se conocieron en 1942, en el Teatro de la Comedia de Madrid, cuando aspiraban a ganarse la vida como actores. Mar¨ªa Dolores ten¨ªa 17 a?os y Fernando 20. Vivieron un noviazgo a la antigua, de largos paseos, charlas de caf¨¦ y besos en la mejilla. Se casaron en 1945, tuvieron dos hijos, Fernando y Helena, y se separaron en 1957. Los a?os que compartieron coincidieron de lleno con la posguerra de una Espa?a miserable y oscura. Las pasaron canutas y Mar¨ªa Dolores recordaba haber llorado de hambre en los d¨ªas m¨¢s duros. Pero eran j¨®venes, alegres y geniales y la impactante pareja que formaban pertenec¨ªa a otro lugar mental y moral, a un pa¨ªs aparte.
El Fern¨¢n-G¨®mez que conoc¨ª no hablaba, por puro pudor, de las mujeres m¨¢s importantes de su vida y casi nunca mencionaba a Mar¨ªa Dolores. Pero ella lo nombraba con desparpajo y devoci¨®n. Contaba que Fernando ya apabullaba con 20 a?os. En las tertulias del Caf¨¦ Gij¨®n, si ¨¦l tomaba la palabra, el resto lo escuchaba divertido o boquiabierto, como ocurrir¨ªa siempre.
Siendo tan diferentes, se parec¨ªan mucho, en el inmenso talento, la gracia, la chispa y el aire surrealista de sus ocurrencias. Paco Rabal y Lola Flores siempre les bromeaban: ¡°?Vosotros sois hermanos, no?¡±.
Mar¨ªa Dolores tambi¨¦n era, como Fernando, una fant¨¢stica relatora de las cosas de su vida. Era una delicia verle recrear, por ejemplo, c¨®mo una se?ora de su edad y su marido se le acercaron un d¨ªa y la mujer le dijo:
- Nosotros la conocemos a usted hace m¨¢s de cincuenta a?os. Viv¨ªamos enfrente de su casa. Desde nuestra ventana, yo la ve¨ªa salir todos los domingos por la ma?ana, del brazo de Fern¨¢n-G¨®mez. Iban acompa?ados de dos perros d¨¢lmatas.
Mar¨ªa Dolores se sorprendi¨®:
- Eso es imposible. Fernando odiaba a los perros.
?La mujer insist¨ªa:
- Que s¨ª, que s¨ª, eran dos d¨¢lmatas muy monos.
Cuando cay¨® en la cuenta, a Mar¨ªa Dolores le dio un ataque de risa: la mujer hab¨ªa tomado por dos d¨¢lmatas a sus hijos, a los que todos los domingos les vest¨ªa de blanco con lunares negros.
Mar¨ªa Dolores cantaba en su casa desde muy ni?a. Un d¨ªa, el vecino de al lado, al escuchar su voz a trav¨¦s de las paredes, grit¨®: ¡°??Esa radio!!¡±. Mar¨ªa Dolores le dijo a su madre: ¡°?Mam¨¢, mam¨¢, que tengo voz de radio!¡±. Sin embargo, antes de cantante, fue actriz. El actor Antonio Vico estaba empe?ado en que se parec¨ªa a Joan Fontaine y la anim¨® a hacer teatro. Su primera aparici¨®n fue una figuraci¨®n con frase. Ensay¨® un mes y actu¨® la noche del estreno. Pero Mar¨ªa Dolores ya no volvi¨® al teatro. Pensaba que ya no hab¨ªa m¨¢s representaciones. ¡°Yo invent¨¦ la funci¨®n ¨²nica¡±, dec¨ªa.
Las dos pel¨ªculas m¨¢s relevantes de Mar¨ªa Dolores las interpret¨® con Fernando a finales de los 40. Una fue Embrujo, de Carlos Serrano de Osma, con Lola Flores y Manolo Caracol. La otra, Vida en sombras, pel¨ªcula de culto dirigida por Lorenzo Llobet Gracia en unas condiciones paup¨¦rrimas. Durante ese rodaje Mar¨ªa Dolores cay¨® enferma. La pareja andaba sin un clavel para comprar las medicinas y el productor no les pagaba. Un d¨ªa, desde el hostal de Barcelona en el que alojaban, Fernando telefone¨® a la productora y dej¨® un recado urgente: necesitaban cobrar de inmediato para que Mar¨ªa Dolores se pudiera recuperar. A la tarde siguiente, al volver del rodaje, Fernando se encontr¨® en el hostal con esta nota del productor: ¡°Que se mejore¡±.
Los apuros econ¨®micos no le impidieron a Fern¨¢n-G¨®mez ser muy espl¨¦ndido con gente como Enrique Jardiel Poncela ¡ªal que, de forma an¨®nima, le pasaba dinero cuando el dramaturgo sufr¨ªa una situaci¨®n desesperada¡ª o, en 1949, crear y financiar el premio de novela Caf¨¦ Gij¨®n. ¡°Cuando a Fernando se le ocurri¨® lo del premio, yo estaba cada vez m¨¢s delgadita¡±.
En 1957 dejaron de vivir juntos. Mar¨ªa Dolores ten¨ªa 32 a?os y Fernando 35. El sentido del humor de Mar¨ªa Dolores tampoco se deten¨ªa cuando evocaba aquella ruptura: "Cuando Fernando y yo hicimos separaci¨®n de males¡"; "?Te puedes creer que ahora no caigo en por qu¨¦ me separ¨¦ yo de Fern¨¢n-G¨®mez?".
Se separaron, pero a Fernando y Mar¨ªa Dolores les un¨ªa un mont¨®n de cosas: hijos, amigos, compa?eros, lugares, inquietudes, ambientes. Sin embargo, aunque parezca incre¨ªble, salvo el d¨ªa de la boda de su hijo Fernando, ya no se volvieron a cruzar jam¨¢s, ni de casualidad. No se evitaban. Simplemente, pas¨®. En los siguientes 50 a?os Mar¨ªa Dolores y Fernando observaron, de lejos, c¨®mo cada uno se convert¨ªa en un gigante de lo suyo.
Tuve la suerte de ser amigo de ambos. No he conocido a un hombre y a una mujer tan deslumbrantes. A menudo ocurre que el m¨¢s guapo acaba con la m¨¢s guapa y en este caso lo que sucedi¨® es que el m¨¢s genial acab¨® ¡ªmejor dicho, empez¨®¡ª con la m¨¢s genial. Un d¨ªa, al final de un concierto, una mujer pirope¨® a Mar¨ªa Dolores: ¡°No te mueras nunca¡±. Ella le solt¨®: ¡°Estoy en ello, se?ora, estoy en ello¡±.
Fernando naci¨® el 28 de agosto de 1921 y Mar¨ªa Dolores el 29 de agosto de 1924, aunque ella se quitaba un par de a?os de encima. Se casaron el 28 de agosto de 1945, tal vez para que la noche de bodas pillara los dos cumplea?os.
Entre sus amigos comunes figuraban tambi¨¦n Pedro Beltr¨¢n, Jos¨¦ Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, Fernando Trueba, Cristina Huete, Ariadna Gil, V¨ªctor Manuel, David Trueba, Rosa Le¨®n ¡ªla bendita persona que meti¨® a Mar¨ªa Dolores en mi vida¡ª o Ana Bel¨¦n, con la que, al final de las cenas, la Pradera hac¨ªa unos d¨²os maravillosos. A veces nos reun¨ªamos a celebrar con Fern¨¢n-G¨®mez su cumplea?os el 28 de agosto y, el 29, qued¨¢bamos con Mar¨ªa Dolores para festejar el suyo. A ella le divert¨ªa mucho este tipo de cosas y nos provocaba para que le cont¨¢ramos cosas de Fern¨¢n-G¨®mez, al que no dej¨® de venerar. No diger¨ªa la imagen de Fernando como un ser malencarado: ¡°Pero si siempre fue un encanto¡±.
Cuando Mar¨ªa Dolores ten¨ªa insomnio, se cantaba nanas a s¨ª misma, hasta que se quedaba dormida. Fernando conciliaba el sue?o recitando por orden cronol¨®gico las pel¨ªculas de su carrera. ?l dec¨ªa que cuando llegaba a Ana y los lobos, se sol¨ªa quedar dormido. Fern¨¢n-G¨®mez detestaba hablar por tel¨¦fono y nunca se le pas¨® por la cabeza tener m¨®vil. Mar¨ªa Dolores, en cambio, hablaba mucho por ¨¦l, aunque le cost¨® hacerse con el manejo y las rutinas del m¨®vil: ¡°Mi mayor gasto en tel¨¦fono es por las veces que me llamo desde el fijo, para saber d¨®nde he metido el m¨®vil¡±.
Fern¨¢n-G¨®mez y Mar¨ªa Dolores, cada uno por su lado, mantuvieron hasta el final de su vida una estrecha relaci¨®n con sus hijos. Fernando, editor y galerista de arte, llevaba la carrera de su madre y le acompa?aba en las giras. Helena, actriz, era la principal c¨®mplice, y debilidad, de Mar¨ªa Dolores.
Ahora no s¨®lo ellos se han quedado muy hu¨¦rfanos.?
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