La derrota de Rivera
El l¨ªder de Ciudadanos le ha regalado La Moncloa a S¨¢nchez a cambio de nada
En una semana, Albert Rivera ha visto esfumarse entre sus manos una victoria electoral que todas las encuestas daban por segura mientras que sus principales rivales pol¨ªticos (Rajoy, S¨¢nchez e Iglesias) le bat¨ªan en todos los frentes.
Concluido el partido, S¨¢nchez est¨¢ en la Moncloa al frente del Gobierno, Iglesias ha superado la crisis de liderazgo e imagen a cuenta de la dacha en Galapagar y Rajoy sigue siendo, por el momento, el l¨ªder de la oposici¨®n. Mientras, Albert Rivera, con sus 32 diputados, se ha convertido en el jefe de la oposici¨®n ¡ de la oposici¨®n y ni siquiera tiene capacidad para provocar una ca¨ªda del Gobierno m¨¢s adelante con una moci¨®n de censura. Rivera le ha regalado La Moncloa a S¨¢nchez a cambio de nada. Declar¨® la legislatura finiquitada, provocando la desbandada de todos los grupos hacia el PSOE, incluyendo el PNV. ?Y a qu¨¦ precio? Ni logr¨® del PSOE una fecha concreta para el adelanto electoral ni un presidente de consenso o un gabinete de concentraci¨®n.
Tan desastrosa ha sido su gesti¨®n que despu¨¦s de provocar la ca¨ªda de Rajoy y meter a S¨¢nchez en La Moncloa en volandas, con 84 diputados y sin pasar por las urnas, ha dejado todo el capital ¨¦tico de la moci¨®n de censura ¨C que m¨¢s bien se ha parecido a un impeachment o juicio pol¨ªtico presidencial ¨C en manos de la oposici¨®n. ?C¨®mo se explica que el partido que deja caer el gobierno a causa de una corrupci¨®n que dice intolerable acabe votando para sostenerlo en la votaci¨®n de censura desencadenada por ¨¦l?
Sumarse al "S¨ª" a S¨¢nchez no ten¨ªa sentido para no alienar a sus futuros votantes, en especial a los del Partido Popular, pero la abstenci¨®n s¨ª que le hubiera permitido escenificar esa ruptura y convertirse en l¨ªder de la oposici¨®n. Pero al votar con Rajoy despu¨¦s de todas las humillaciones sufridas en la legislatura a?adi¨® una doble humillaci¨®n: sostener en el Gobierno al partido que quiso derribar y no obtener nada de la oposici¨®n a la que regal¨® el Gobierno.
Ampar¨¢ndose en motivaciones ¨¦ticas y expectativas pol¨ªticas, Rivera precipit¨® el m¨¢s sorpresivo e inesperado cambio de gobierno de la democracia. Pero no satisfizo ni unas ni otras y se march¨® con las manos vac¨ªas regalando a S¨¢nchez el gobierno y todo el capital ¨¦tico, ¨¦pico y pol¨ªtico de la salida de Rajoy. Un doloroso gol en propia puerta. El nuevo inquilino de la Moncloa podr¨¢ decir: ¡°?Gracias, Albert!¡±
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