La primavera latinoamericana
La democracia para Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela debe ser una bandera mundial y un objetivo de los paises civilizados comprometidos con la libertad de los pueblos
Este a?o han sucedido tres acontecimientos que no pueden analizarse de forma aislada y que son parte de un mismo expediente que lamentablemente ha pasado desapercibido casi siempre. Me refiero a la designaci¨®n de un nuevo presidente en Cuba, las protestas populares en Nicaragua y la fraudulenta reelecci¨®n de Nicol¨¢s Maduro en Venezuela. Estas tres noticias, aunadas a la situaci¨®n en Bolivia, conforman el ¨²ltimo cap¨ªtulo de una historia que tiene d¨¦cadas escribi¨¦ndose y que me voy a permitir llamar ¡°La Primavera latinoamericana¡±, sobre la lucha de los pueblos contra los populismos totalitarios de esa regi¨®n.
No sorprende que en la mayor¨ªa de los reportes internacionales sobre los sucesos en Nicaragua casi nadie alcanz¨® a advertir el fondo del asunto. Las protestas de la poblaci¨®n y la represi¨®n criminal del Gobierno que todav¨ªa contin¨²an tienen una ¨²nica causa: la dictadura. No se trat¨® de un tema de pensiones o de un mal manejo administrativo como repiten los medios, el caso es que en Nicaragua se dinamit¨® la democracia desde adentro consolid¨¢ndose una tiran¨ªa luego de una elecci¨®n fraudulenta en medio de la m¨¢s descarada persecuci¨®n pol¨ªtica. Lo mismo que pasa en Venezuela. Son pueblos oprimidos que de vez en cuando logran sublevarse en busca de libertad y democracia a costa siempre de un sangriento saldo. Igualmente, Ra¨²l Castro coloc¨® a cargo de la isla a un t¨ªtere elegido a trav¨¦s de un partido ¨²nico y con votaci¨®n un¨¢nime, sin que se levantara una sola voz clamando por democracia y elecciones libres.
Somos todav¨ªa un laboratorio ideal para hacer experimentos de relanzamiento del comunismo tras su rotundo fracaso en el mundo desarrollado
Y es que despu¨¦s de Pinochet, si acaso Fujimori ha sido el ¨²nico que ha merecido el calificativo de dictador en Latinoam¨¦rica, a pesar de que en los ¨²ltimos veinte a?os hemos visto una camada de tiranos que con ropajes de izquierdas han destruido las democracias en sus pa¨ªses. Se trata de los pupilos de los Castro, los m¨¢s grandes dictadores de nuestro continente que han contado con la alcahueter¨ªa e impunidad mundial m¨¢s grotesca. En el caso de Ch¨¢vez, nadie se sonroj¨® cuando a su llegada al poder cerr¨® todos los poderes p¨²blicos y cambi¨® unilateralmente la constituci¨®n, para luego violarla procur¨¢ndose hasta un tercer mandato consecutivo ya sin separaci¨®n de poderes de ning¨²n tipo. De Evo Morales muy pocos hablaron cuando anunci¨® que iba a desconocer la voluntad de su pueblo para aspirar a otra reelecci¨®n como ya lo hizo de forma fraudulenta Daniel Ortega. En Brasil y en Argentina, la institucionalidad democr¨¢tica pudo al final evitar la cat¨¢strofe populista dejando al descubierto una trama de corrupci¨®n de proporciones ¨¦picas de la que tampoco se habla mucho en el mundo, mientras que en Ecuador la p¨¢gina se est¨¢ pasando sola y sin ayuda de nadie. Se trata del club de aut¨®cratas m¨¢s perversos de la historia que usaron las democracias de sus pa¨ªses para acabar con ellas y sustituirla por una mafia de crimen organizado cuyos tent¨¢culos llegaron a Espa?a a trav¨¦s de algunos partidos pol¨ªticos c¨®mplices de esas tiran¨ªas y portadores del mismo virus populista.
Quiz¨¢ el arquetipo de un h¨¦roe que hace justicia con sus propias manos ¡ªquit¨¢ndole a los ricos para darle a los pobres perpetuando por la leyenda de Robin Hood¡ª pudiera explicar c¨®mo desde Europa se valoran a veces los populismos tropicales y latinoamericanos y las razones por las que casi siempre carecen de condena los casos de expropiaciones, persecuci¨®n y censura. Eso y el complejo del ¡°buen salvaje¡± heredado de los tiempos de la conquista y colonizaci¨®n del ¡°nuevo continente¡±. La igualdad ut¨®pica que ya no es posible en la irreversible civilizaci¨®n europea, quiz¨¢ sea viable en aquellos parajes en los que hace apenas quinientos a?os se viv¨ªa semidesnudos en un ambiente rural. Somos todav¨ªa un laboratorio ideal para hacer experimentos de relanzamiento del comunismo tras su rotundo fracaso en el mundo desarrollado, apalancados siempre en figuras heroicas y ex¨®ticas como lo han sido Fidel, Allende, el Che, Per¨®n y, m¨¢s recientemente, Ch¨¢vez, Lula, Kirchner, Evo, Correa y Ortega, con la nueva camada de Maduro, L¨®pez Obrador y Petro, entre otros. Pero El Bosque de Sherwood qued¨® devastado con sus habitantes viviendo en miseria y retraso, mientras que Robin Hood termin¨® multimillonario con cuentas en Andorra. Para acabar con el mito ser¨ªa suficiente el caso Odebrecht y las cuentas encontradas a jerarcas del chavismo en para¨ªsos fiscales, pero a eso hay que agregarle nada menos que narcotr¨¢fico, contrabando de minerales y lavado de capitales provenientes del terrorismo.
Cuando los pueblos ¨¢rabes protestaron contra reg¨ªmenes autocr¨¢ticos nadie dud¨® en calificar como ¡°primavera¡± el mismo fen¨®meno que tiene a?os d¨¢ndose en Latinoam¨¦rica sin contar con ese reconocimiento
Cuando los pueblos ¨¢rabes protestaron contra reg¨ªmenes autocr¨¢ticos nadie dud¨® en calificar como ¡°primavera¡± el mismo fen¨®meno que tiene a?os d¨¢ndose en Latinoam¨¦rica sin contar con ese reconocimiento. La resistencia democr¨¢tica cubana contra los Castro tiene ya sesenta a?os con fusilados, presos y exiliados. En Venezuela tenemos ya veinte a?os en los que se ha intentado todo (elecciones, paro, marchas, rebeli¨®n). Evo Morales y Daniel Ortega ya tienen doce a?os consecutivos en el poder a cuenta de persecuci¨®n y secuestro institucional. Entre esos cuatro pa¨ªses suman m¨¢s de un siglo de dictadura abierta. El caso es que esos pueblos latinoamericanos se han movilizado permanente contra los tiranos que los oprimen en su propio nombre. Recientemente las protestas populares se han dado con fuerza en Venezuela, Bolivia y m¨¢s recientemente en Nicaragua. Es la misma historia, es el mismo enemigo, es la misma necesidad de libertad y democracia de un continente que lo merece. Las revoluciones (se justifiquen o no) solo sirven para derrocar sistemas, pero cuando un Gobierno se declara revolucionario simplemente est¨¢ desmontado el Estado y dejando a la poblaci¨®n sin seguridad jur¨ªdica ni garant¨ªas de derechos civiles fundamentales. Lo que comienza con expropiaciones a la propiedad privada, termina con la expropiaci¨®n de todo un pa¨ªs dejando a una naci¨®n entera como rehenes de la arbitrariedad m¨¢s perversa.
La democracia para Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela debe ser una bandera mundial y un objetivo de los pa¨ªses civilizados comprometidos con la libertad de los pueblos, porque al final nadie est¨¢ inmune al virus populista que siempre intentar¨¢ propagarse. No es un tema de derechas e izquierdas, la valoraci¨®n debe centrarse en los par¨¢metros de democracias y dictaduras. Es la hora de acabar con la impunidad con la que los caudillos latinoamericanos violan derechos humanos manteniendo invisibilizadas a sus v¨ªctimas, entendiendo de una vez por todas que las democracias son causa y no consecuencia del bienestar social.
Jos¨¦ Ignacio Gu¨¦dez Y¨¦pez es miembro del Frente Amplio Internacional Venezuela Libre y fue secretario del Parlamento venezolano.
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