Hay que ilegalizar los infiernos
El respeto a los derechos humanos debiera ser un valor superior a las normas de la ONU y ese concepto de soberan¨ªa nacional que se revuelve contra sus administrados
Muchos dominicanos celebraron con emoci¨®n el ¨¦xito del libro La fiesta del chivo,de Mario Vargas Llosa. Por fin, una persona que goza de credibilidad internacional plasmaba en un duro relato las atrocidades del dictador Rafael Le¨®nidas Trujillo. Hasta entonces, sus interlocutores escuchaban los horrores con cierto escepticismo. Esos cuentos de que el tirano echaba a sus v¨ªctimas al foso de los cocodrilos parec¨ªan producto de la imaginaci¨®n de disidentes exagerados.
El informe C¨¦sar sobre los asesinatos y torturas sistem¨¢ticas del r¨¦gimen de Bachar el Asad ha producido, seguramente, un impacto parecido en todos los que han logrado huir de Siria tras sufrir el horror del tirano. Yazan Awad es uno de ellos. Hoy vive en Alemania. ¡°En 2012¡±, le contaba Awad a la corresponsal de EL?PA?S en Berl¨ªn, ¡°pararon las torturas durante dos semanas, pudimos dormir y nos dieron comida solo porque exist¨ªa la posibilidad de que fueran a venir inspectores de la ONU. Fueron dos semanas incre¨ªbles: el para¨ªso en el infierno¡±.
Testimonios como este no suelen exponerse en las mesas de negociaci¨®n de paz. La legalidad internacional establecida tras la Segunda Guerra Mundial impide intervenir en casos tan flagrantes como el de Siria si uno de los miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto (Rusia, en este caso) ve as¨ª amenazados sus intereses militares en Siria.
Washington y Par¨ªs quisieron atacar al r¨¦gimen sirio, pero pudo m¨¢s la prudencia de no irritar a Vlad¨ªmir Putin. As¨ª que la guerra sigue despu¨¦s de siete a?os, despu¨¦s de tanta tortura, despu¨¦s de casi 500.000 muertos y despu¨¦s de casi seis millones de personas exiliadas.
La legalidad que emana de Naciones Unidas necesita una revisi¨®n con urgencia. El Consejo de Seguridad ni siquiera aval¨® una de las ¨²ltimas ¡°injerencias humanitarias¡±, la de 1999, liderada por la OTAN para detener la limpieza ¨¦tnica del r¨¦gimen de Slobodan Mil¨®sevic entre la poblaci¨®n albanokosovar. El sufrimiento de las v¨ªctimas de los dictadores o de las llamadas democracias iliberales no debe tener cabida en este mundo globalizado. Ese pecho invadido por el c¨¢ncer de la venezolana Elizabeth Salazar debido a la falta de medicamentos oncol¨®gicos es la cruel realidad que hay tras la represi¨®n, la corrupci¨®n y el encarcelamiento de disidentes del r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. Ya hay voces de la oposici¨®n pidiendo la injerencia humanitaria por la que tanto han combatido distintas ONG.
No hay fronteras para la contaminaci¨®n. Por eso todos los pa¨ªses deben comprometerse contra el cambio clim¨¢tico. Para respetar la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos no debieran valer fronteras tampoco. Aquella declaraci¨®n tendr¨ªa que ser un valor superior a esos equilibrios internacionales pactados por los que ganaron una guerra que termin¨® hace 73 a?os y superior tambi¨¦n a ese concepto de soberan¨ªa nacional que se revuelve contra sus administrados.
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