Memoria e historia
Hay personajes que, siendo unos canallas, hab¨ªan quedado en el recuerdo como h¨¦roes
?C¨®mo le guardo en mi memoria, como un luchador por el bienestar de la humanidad o como un asesino?
Es un asunto privado, se me puede decir, pero yo s¨¦ que es tambi¨¦n p¨²blico, porque la discusi¨®n, el debate, ha sido pol¨ªtico y ha conducido a que su nombre figure en los dos lados de la memoria.
A partir de su caso, se me plantea un dilema que, sin ning¨²n af¨¢n de protagonismo del muerto, me parece que es bastante representativo del que vive la sociedad espa?ola.
Yo creo que la soluci¨®n parte, al menos para m¨ª lo ha hecho, de una frase que escribi¨® Santos Juli¨¢: no siempre la historia dice lo que quiere la memoria.
El hombre cuyo recuerdo yo ten¨ªa en un altar laico hab¨ªa sido asesinado en 1941 contra la tapia del cementerio de la Almudena, por los franquistas. Estaba incurso en un proceso recogido en la famosa Causa General, que sirvi¨® al r¨¦gimen para ¡°limpiar¡± Espa?a de rojos. La acusaci¨®n hablaba de su participaci¨®n en la matanza del Cuartel de la Monta?a, que sigui¨® a la toma del mismo por milicianos republicanos y algunos militares y guardias de Asalto leales a la Rep¨²blica. Su defensa insisti¨® in¨²tilmente en que hab¨ªa participado en la salvaci¨®n de una cincuentena de personas a las que ¨¦l y otros ayudaron despu¨¦s de que otras doscientas fueran asesinadas en Vallecas unos d¨ªas m¨¢s tarde.
Yo me hab¨ªa quedado con la segunda historia, y hab¨ªa rechazado la interpretaci¨®n franquista de la primera, porque el lance del Cuartel me parec¨ªa de guerra, y ya.
No voy a dar muchos datos sobre el personaje porque no le quiero como protagonista de ning¨²n pimpampum, pero s¨ª tengo que narrar c¨®mo hace pocos d¨ªas le reconoc¨ª en una foto, en la que aparec¨ªa, junto con varios camaradas del V Regimiento, con una pistola en la mano, sonriente, al lado de un cad¨¢ver al que acababa de dar el ¡°pasaporte¡± para la otra vida.
Su participaci¨®n en los hechos de julio de 1936 estaba mal documentada. Quienes le condenaron a muerte por aquello no hab¨ªan visto la foto. Lo de Vallecas s¨ª, aunque no le vali¨® de nada.
Pero ver la foto a m¨ª me supuso una aut¨¦ntica conmoci¨®n, porque su pose, llena de orgullo, no dejaba ning¨²n hueco a interpretaciones piadosas: hab¨ªa ejecutado ¨¦l al menos a uno de los rendidos. Y posaba con el cad¨¢ver como si fuera el de un peligroso le¨®n.
Mi personaje es un canalla seg¨²n la historia y era un h¨¦roe en mi memoria.
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