Trump, reivindicado

Su pecado, si pecado hay, tambi¨¦n lo cometi¨® Franklin Roosevelt. Donald Trump puede respirar. Con tal comparaci¨®n, ha sido reivindicado. El Tribunal Supremo ha avalado el Muslim Ban, la prohibici¨®n de entrada a los ciudadanos de cinco pa¨ªses de religi¨®n isl¨¢mica, incluidos familiares de estadounidenses, en nombre de la seguridad nacional. Se trata de una orden ejecutiva de la Casa Blanca similar a otra de 1942, que recluy¨® en campos de concentraci¨®n a unos 120.000 ciudadanos de origen japon¨¦s, tambi¨¦n en aras de la seguridad nacional, y fue avalada a su vez por el Supremo en 1944, en una sentencia pol¨¦mica conocida como Korematsu vs. United States.

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Infame fue el internamiento durante la guerra mundial de estos ciudadanos discriminados por su origen ¨¦tnico, pero m¨¢s infame fue todav¨ªa la sentencia de la m¨¢xima autoridad constitucional. Esta fue la opini¨®n del juez que disinti¨® de la sentencia en 1944 y es tambi¨¦n la opini¨®n del actual presidente del Supremo, John Roberts: "Korematsu fue un grave error el d¨ªa en que se sentenci¨®, ha sido anulada por el tribunal de la historia y para ser claros no tiene lugar bajo la Constituci¨®n". Hawai vs United States, la sentencia que ahora avala el Muslim Ban, anula formalmente Korematsu vs. United States; aunque, a pesar de lo que diga Roberts ¡ªy esto es lo grave¡ª, lo avala en su fondo.

La magistrada hispana del Supremo, Sonia Sotomayor, ha sido la encargada de poner los puntos sobre las ¨ªes en una explicaci¨®n de su voto discrepante que empieza con esta frase: ¡°Los Estados Unidos de Am¨¦rica son una naci¨®n construida sobre la promesa de la libertad religiosa¡±. Los musulmanes de ahora son los japoneses de ayer y los magistrados que avalaron la infamia bajo excusa formales son como los de hoy, cr¨¦dulamente parapetados en los subterfugios de Trump para certificar que no es la religi¨®n musulmana el motivo de la prohibici¨®n de viajar a EE UU, sino la mala gesti¨®n de las identificaciones en los pa¨ªses de origen, la ausencia de historiales criminales de sus ciudadanos y las sospechas de que estos pa¨ªses son nidos de terroristas.

Trump hizo campa?a con promesas racistas, xen¨®fobas e islam¨®fobas. Tres han sido los decretos con los que ha intentado materializarlas, dos de ellos tumbados por sucesivos tribunales. Nunca ha corregido ni matizado sus palabras. Y ahora, el Supremo atiende solo a la formalidad de la ¨²ltima prohibici¨®n, en la que se incluyen Venezuela y Corea del Norte para maquillar el car¨¢cter islam¨®fobo del decreto.

Es la mayor victoria pol¨ªtica de esta presidencia. Ratifica sus prejuicios y sus medidas contra inmigrantes y musulmanes. Amplia los poderes presidenciales bajo la coartada de la seguridad nacional. Y lanza un mensaje discriminatorio que ser¨¢ aplaudido por los populistas xen¨®fobos de todo el mundo, especialmente en Europa. Trump no es Roosevelt. Y solo los lun¨¢ticos extremistas pueden creer que hay una guerra mundial entre la cristiandad y el islam que justifica medidas de discriminaci¨®n contra una poblaci¨®n que consideran enemiga.