Golpe al ¡®establishment¡¯
La victoria de Ocasio demuestra que es posible articular mayor¨ªas poniendo sobre la mesa el eje de la diversidad
Alexandria Ocasio-Cortez es la joven latina de 28 a?os que ha logrado imponerse sorpresivamente a Joseph Crowley, uno de los cinco dem¨®cratas m¨¢s poderosos de la C¨¢mara de Representantes, en el cargo desde 1999. Con un presupuesto escandalosamente inferior, la ya candidata dem¨®crata al Congreso por Nueva York se hizo con el triunfo con un mensaje de cercan¨ªa (¡°Es la hora de uno de nosotros¡±) que result¨® un revulsivo para sus bases frente a la imprudente confianza de Crowley, algo que deber¨ªa servir de en¨¦simo recordatorio para la clase dirigente norteamericana: hay pocas cosas que en pol¨ªtica puedan ya darse por supuestas.
Las caracter¨ªsticas personales de la candidata constituyen en s¨ª mismas otro poderoso mensaje, pues Ocasio encarna todas las fracturas pol¨ªticas que llevan poniendo en jaque al establishment desde hace tiempo. El g¨¦nero es la m¨¢s obvia, pero a ella se suman aspectos generacionales, raciales y sociales, completando el cuarteto que empieza a definir esta nueva era pol¨ªtica marcada por la inestabilidad. Recordemos las cr¨ªticas lanzadas contra Hillary Clinton tras su fracaso electoral: la candidata presidencial m¨¢s preparada de la historia habr¨ªa fragmentado el voto de su electorado con una ret¨®rica de la diversidad que se calific¨® como moralista y divisiva. Apenas dos a?os despu¨¦s, la victoria de Ocasio niega esta premisa, demostrando que es posible articular mayor¨ªas poniendo sobre la mesa el eje de la diversidad, generando credibilidad y consiguiendo que una mayor¨ªa se sienta representada por quien, precisamente, politiza dichas fracturas.
Con un estilo comunicativo desconocido desde Obama, Ocasio ha apostado por gui?os inclusivos, traduciendo todos sus v¨ªdeos de campa?a al espa?ol y transmitiendo una narrativa poderosa: aunque pueda parecer diferente, nos dice, soy una de vosotros: bebo vuestra agua, respiro vuestra contaminaci¨®n, env¨ªo a mis hijos a vuestras mismas escuelas. Esta dimensi¨®n narrativa de la representaci¨®n ha conseguido algo formidable: por fin las diferencias se articulan como un recurso pol¨ªtico que nutre los cimientos de una nueva arquitectura de la igualdad. Nos recuerda que la movilizaci¨®n de las mujeres, dispuestas a zarandear el poder de Trump en las legislativas, ha llegado felizmente para quedarse.
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