El traslado y la negociaci¨®n

En situaciones de equilibrio precario, todo lo que se mueve inflama. El traslado de los dirigentes independentistas a c¨¢rceles de Catalu?a se ha convertido en un acontecimiento. Acercar los presos a sus casas es algo habitual: no es un privilegio ni una concesi¨®n. Pero obviamente son presos con etiqueta pol¨ªtica y han vuelto los remolinos a unas aguas ya de por s¨ª agitadas.

En Catalu?a se revive el sentimiento de injusticia. Las encuestas confirman que la inmensa mayor¨ªa de los ciudadanos (cerca del 80 por ciento) no entiende que est¨¦n en la c¨¢rcel. Y los sectores m¨¢s radicales desaf¨ªan al gobierno catal¨¢n: ?c¨®mo puede ser la Generalitat carcelera de sus h¨¦roes? La propia pregunta deber¨ªa ser un toque de realismo incluso para los que la formulan. La Generalitat es tambi¨¦n el Estado en Catalu?a. Y la proclamaci¨®n republicana qued¨® en verbalizaci¨®n de un deseo.

Pero al otro lado, el traslado irrita y augura tiempos dif¨ªciles. Oportuno como siempre, Aznar ha puesto deberes a los suyos: "hay un golpe de Estado sin desarticular". Y el PP, cuyas primarias confirman que Rajoy dej¨® un solar, y Ciudadanos se apuntan al ruido: S¨¢nchez paga la investidura y pone a los golpistas bajo el control de sus herederos.

Con lo cual, si se quieren evitar las frustraciones, la actitud proactiva en la reconstrucci¨®n de la v¨ªa pol¨ªtica deber¨¢ ir acompa?ada de la prudencia, una virtud muy Ilustrada, porque en su base es racional y cr¨ªtica. El inmovilismo cosifica. La tentaci¨®n de instalarse en la confrontaci¨®n verbal y la desconfianza cr¨®nica, dejando que la situaci¨®n de impasse se convierte en normal, es destructiva para todos y especialmente para la pol¨ªtica. Su propia legitimidad depende de la capacidad de encontrar salida a un conflicto muy enquistado. Es decir, de la construcci¨®n de un nuevo consenso para que cada cual pueda intentar avanzar hacia d¨®nde quiera con reglas compartidas.

Y no es f¨¢cil. En el independentismo, la estrategia de la confrontaci¨®n hermana al populismo de derechas en torno a Puigdemont, a la ANC y a la CUP, cumpliendo el principio de Umberto Eco de que el mundo es redondo y los extremos se tocan. Es en la zona central del Pdecat, de tradici¨®n posibilista, y en el universo socialdem¨®crata de Esquerra y su entorno, que se apuesta por la negociaci¨®n. El presidente Torra tendr¨¢ que mojarse. El presidente S¨¢nchez pretende tumbar el inmovilismo patri¨®tico y apostar por la v¨ªa pol¨ªtica. Cuenta con Podemos, pero la derecha sigue en t¨¦rminos de vencedores y vencidos. ?Es posible que una y otra parte elabore el duelo a tiempo y pasen de tratarse c¨®mo represores y golpistas a reconocerse c¨®mo interlocutores? ?O seguiremos instalados en la fantas¨ªa de la rendici¨®n incondicional del adversario? El m¨¢s l¨²cido ha sido un preso, Jordi S¨¢nchez: negocien sin que nuestra situaci¨®n condicione la agenda.