El rescate de Tailandia, una gesta del siglo XXI
La profusi¨®n de c¨¢maras marca la diferencia. Hay muchos h¨¦roes, pero el mundo se moviliza m¨¢s f¨¢cilmente cuando puede seguir los acontecimientos
La cueva tailandesa de Tham Luang est¨¢ a casi 10.000 kil¨®metros de Espa?a, lo que no impide que miles de espa?oles ¡ªal igual que millones de ciudadanos de otras latitudes¡ª est¨¦n siguiendo el ag¨®nico rescate de 12 chavales y su monitor atrapados ah¨ª desde el 23 de junio. En un mundo globalizado en el que somos capaces de visualizar casi en directo a esos chicos enterradosbajo la monta?a Koi Nang Non, las gestas son tambi¨¦n globales y los rescates, un poco de todos aunque se sigan desde el sof¨¢ del sal¨®n.
La profusi¨®n de c¨¢maras marca la diferencia. Un centenar de ni?as siguen secuestradas en Nigeria por los terroristas de Boko Haram. Muchas de las que fueron raptadas en 2014 quedaron en libertad tras sufrir violaciones y embarazos indeseados. Pero el mundo apenas palpita ni sufre con su desgracia porque no las ve. El velo integral con el que las obligan a vestirse oculta sus caras incluso en los escasos v¨ªdeos que sus captores han difundido. No hay c¨¢maras y periodistas siguiendo su calvario y, en consecuencia, no cabe la solidaridad y la movilizaci¨®n mundial.
1.300 expertos de un pu?ado de pa¨ªses de cuatro continentes participan en el rescate de los ni?os tailandeses. Medio mundo conoce hoy las entra?as de esa monta?a en la que est¨¢n atrapados y los vericuetos inundados que hay que atravesar hasta ellos. Un buzo ha dejado la vida en el intento. Ya es un h¨¦roe global. La cooperaci¨®n mundial hace milagros. En Chile, en 2010, la NASA facilit¨® esa estrecha c¨¢psula que, como un ascensor, se introdujo en la mina de San Jos¨¦, a 622 metros de profundidad, para sacar, uno a uno, a los 33 mineros que all¨ª hab¨ªan quedado atrapados dos meses antes. Sonaron las vuvuzelas, se hicieron discursos patri¨®ticos y se nombr¨® h¨¦roe principal al jefe de la cuadrilla, Luis Urz¨²a, que fue, por supuesto, el ¨²ltimo que sali¨® a la superficie.
Frente a la alarma que generan el populismo, la carrera armament¨ªstica, el terrorismo global o las derivas autoritarias, gestas como la de Tailandia nos reconcilian con el ser humano; siempre que haya una c¨¢mara cerca. Sin ella, probablemente, nadie se habr¨ªa enterado de la destreza y la valent¨ªa del maliense Mamoudou Gassama, que trep¨® varios pisos en Francia para salvar a un ni?o. Sin esa c¨¢mara que capt¨® su acci¨®n hoy no ser¨ªa bombero, sino un inmigrante m¨¢s malviviendo en Europa.
Hay muchas gestas sin im¨¢genes o, digamos, poco fotog¨¦nicas. Ah¨ª est¨¢ la emocionante resistencia de Malgorzata Gersdorf, presidenta del Tribunal Supremo de Polonia, que ha desafiado al Gobierno contra su destituci¨®n jug¨¢ndose su libertad. O esa fiscal anticorrupci¨®n rumana, Laura Codruta, que tanto ha luchado por limpiar la vida pol¨ªtica de su pa¨ªs y ha sido despedida por ello. O las fiscales del caso G¨¹rtel. Tampoco vemos a esos activistas colombianos de los que mueren tres cada d¨ªa y no es popular la cara de Nasser Zefzafi, el l¨ªder de las protestas del Rif, condenado a veinte a?os por reclamar mejores condiciones de vida para los suyos.
Bienvenidas las c¨¢maras capaces de movilizar al mundo por las buenas causas. Hoy hay muchas en los barcos que rescatan migrantes en el Mediterr¨¢neo. Buena medicina contra la indolencia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.