El ¡®trumpismo¡¯ pisa fuerte en Europa
El presidente acude la cumbre de la OTAN tras sus continuas soflamas antieuropeas y contra la inmigraci¨®n
Ning¨²n otro pa¨ªs colabor¨® tanto tras la Segunda Guerra Mundial con Europa para pacificar y reunificar el continente como Estados Unidos. Ning¨²n otro presidente de Estados Unidos ha alentado tanto la divisi¨®n de Europa en los ¨²ltimos setenta a?os como Donald Trump. Los peores augurios sobre la relaci¨®n transatl¨¢ntica que se percib¨ªan antes de su llegada a la Casa Blanca se han ido cumpliendo uno a uno un a?o y medio despu¨¦s de iniciado su mandato. El extravagante millonario americano se ha regocijado con dos de los asuntos que m¨¢s perturban en este momento a los europeos: el Brexit y la inmigraci¨®n.
A las palabras altisonantes contra Europa le siguieron decisiones hostiles que han terminado por abrir una brecha profunda en las relaciones transatl¨¢nticas. Hoy y ma?ana en la sede de la OTAN Trump tensar¨¢ la situaci¨®n con sus exigencias a los socios europeos de que eleven sus presupuestos de Defensa hasta alcanzar el 2% del PIB acordado hace cuatro a?os. Pedro S¨¢nchez fue uno de los mandatarios de los 29 pa¨ªses miembros que recibi¨® la misiva en la que urg¨ªa a cumplir el compromiso. Parad¨®jico argumento para el pol¨ªtico que se ha retirado unilateralmente del acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs y del nuclear con Ir¨¢n y que, adem¨¢s, ha impuesto tasas al acero y el aluminio del Viejo Continente. Proclamar que le ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil entenderse con Vlad¨ªmir Putin, con el que se re¨²ne el lunes pr¨®ximo, que con sus aliados europeos en Bruselas es una clara advertencia del ambiente irrespirable que se puede vivir estos dos d¨ªas. ¡°Estados Unidos sigue pagando por la defensa de Europa mientras que la econom¨ªa del continente va bien y los desaf¨ªos de seguridad abundan¡±, dec¨ªa en la carta la Casa Blanca. ¡°Esto es insostenible¡±.
Los da?os que est¨¢ sufriendo la Uni¨®n Europea van, sin embargo, m¨¢s all¨¢ de la brecha transatl¨¢ntica o quiz¨¢ debido a ella. Conviene recordar que, como presidente, Polonia fue el pa¨ªs elegido por Trump para su primera visita bilateral a Europa. Para entonces, la deriva eur¨®foba y autoritaria de Varsovia estaba ya en marcha. El inquilino de la Casa Blanca nunca simpatiz¨® con el proyecto europeo, constituido, dice, para aprovecharse de Estados Unidos. A veces incluso pregunta, asombrado, si la UE sigue en pie. Una cuesti¨®n cada vez m¨¢s pertinente, toda vez que a la fosa atl¨¢ntica se ha a?adido otra l¨ªnea divisoria que amenaza con partir la Uni¨®n por la mitad. A la deriva polaca se han unido los Gobiernos ultranacionalistas de Italia, Hungr¨ªa, Austria, Rep¨²blica Checa y Eslovaquia.
El nacionalismo de Trump y su declarada guerra a la inmigraci¨®n goza de un importante ¨¦xito en esos pa¨ªses que hoy tanto preocupan a Bruselas. Hace solo diez d¨ªas, el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, aplicaba a su pa¨ªs el concepto trumpiano del America First: ¡°Hungr¨ªa seguir¨¢ siendo un pa¨ªs de h¨²ngaros y no ser¨¢ jam¨¢s un pa¨ªs de migrantes¡±.
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