El PNV juega con dos barajas
El borrador de la reforma del Estatuto vasco evoca un pasado que una mayor¨ªa de ciudadanos quiere olvidar
Ya no son s¨®lo el Gobierno central, ni el PSE, socio del PNV en el Gobierno vasco, ni una amplia mayor¨ªa de constitucionalistas los que rechazan el borrador del Estatuto vasco reformado, pactado por el PNV y Bildu. Intelectuales pr¨®ximos al nacionalismo democr¨¢tico, como Daniel Innerarity y Juanjo ?lvarez, tambi¨¦n recelan severamente de ¨¦l. El borrador evoca un pasado que una mayor¨ªa de vascos quiere olvidar, el del plan Ibarretxe: derecho a decidir, consulta habilitante, distinci¨®n entre nacionalidad y ciudadan¨ªa. En suma, divisi¨®n entre nacionalistas y no nacionalistas, vivida dram¨¢ticamente en Catalu?a.
El lehendakari Urkullu resta importancia a los recelos de Podemos, el PSE y el PP con el argumento de que queda, al menos, un a?o de debate para pulir el borrador inicial. Pero Innerarity aporta otra clave m¨¢s pr¨®xima: los partidos creen que el acuerdo es imposible y han optado por atrincherarse en sus propuestas m¨¢ximas.
Fue el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, quien reconoci¨®, en marzo, la dificultad de pactar una reforma del Estatuto vasco ¡ªel ¨²nico pendiente desde 1979¡ª con la situaci¨®n pol¨ªtica europea y espa?ola con el trasfondo catal¨¢n. Aludi¨® a c¨®mo la Uni¨®n Europea ha endurecido su posici¨®n ante las reivindicaciones territoriales ¡ªtras el Brexit y los populismos que amenazan el proyecto europeo¡ª y a c¨®mo en Espa?a el auge de Ciudadanos, en su liza por la hegemon¨ªa de la derecha, pon¨ªa en riesgo singularidades vascas como el Concierto Econ¨®mico. Ortuzar sabe, tambi¨¦n, c¨®mo la reivindicaci¨®n independentista catalana ha hecho impopular el nacionalismo en Europa.
Urkullu y Ortuzar han sabido blindar a la Euskadi institucional del rupturismo catal¨¢n, pero este ha influido en Bildu y en parte de las bases peneuvistas, sobre todo en Gipuzkoa. El PNV ha evitado abrir un debate interno entre pragm¨¢ticos y soberanistas para acordar una estrategia com¨²n sobre su proyecto territorial. Lo ha eludido, probablemente, para no oficializar una crisis interna, y ha optado por que cada sector defienda su posici¨®n.
El lehendakari mantiene su l¨ªnea pragm¨¢tica en el Gobierno vasco: pacto con el PSE y apoyo al presidente del Gobierno espa?ol. Ortuzar mantiene la misma posici¨®n al frente del PNV movi¨¦ndose en la legalidad estatutaria. A su vez, el soberanista Joseba Egibar, portavoz del PNV en el Parlamento vasco, disputa con Bildu la hegemon¨ªa en el debate de reforma del Estatuto e ignora a los no nacionalistas.
El PNV ha optado por jugar con dos barajas a la vez. Una, la m¨¢s visible y de mayor futuro, la del t¨¢ndem Urkullu-Ortuzar, con la mirada puesta en Europa y en Espa?a, y la otra, escondida en Euskadi, con la mirada puesta en Bildu por la hegemon¨ªa nacionalista que representa Egibar. Pero este juego no puede ser eterno.
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