No, pap¨¢

Bast¨® que la ministra portavoz del Gobierno hiciese una menci¨®n de pasada a recuperar como asignatura obligatoria de bachillerato la educaci¨®n para la ciudadan¨ªa para que los guardianes de las esencias sacras alzaran a los cielos su clamor: ?pretenden imponer una ¨¦tica de Estado! ?van a impedir que los padres elijan los valores en que educar a sus hijos! Creo que uno de los m¨¢s importantes objetivos de la educaci¨®n es que los ni?os conozcan las alternativas que existen a los prejuicios de sus padres. Sobre todo en el campo de los valores c¨ªvicos: educamos para vivir en sociedad, no solo en familia. En democracia, las leyes liberan y las tradiciones y costumbres esclavizan. Algunos padres pretenden que sus hijos tengan los pecados de la religi¨®n familiar por delitos p¨²blicos y que abominen de cuanto se sale de la ortodoxia cat¨®lica, musulmana, feminista y restantes jaulas dogm¨¢ticas. Ser¨ªa preciosa una asignatura que permitiese a cada cual elegir su perfil c¨ªvico desde preferencias razonadas que no descartasen las tradiciones morales pero sin doblegar la individualidad ante ninguna de ellas.

Lo dif¨ªcil es establecer el contenido de esa asignatura imprescindible. Tendr¨ªa que ser igual en todo el pa¨ªs, porque explicar que no hay ciudadan¨ªas distintas seg¨²n los territorios es la lecci¨®n primera del temario. Y debe combatir altos sofismas, tipo ¡°la legalidad va por un lado y la pol¨ªtica, por otro¡± (imaginen esta variante en boca empresarial: la legalidad va por un lado y los negocios, por otro). O aclarar que la Constituci¨®n puede ser modificada pero no desobedecida. Y que si la justicia es ¡°de g¨¦nero¡±, o ¡°de raza¡±, o ¡°de clase¡±, deja de ser justicia para ser justificaci¨®n. En fin: ?qui¨¦n ense?a a los maestros lo que debe ser ense?ado? Desde luego, los padres no.