Derechas siamesas

La primera obligaci¨®n de todo partido pol¨ªtico es saber diferenciarse de los dem¨¢s. Nada hay m¨¢s tr¨¢gico para estas organizaciones que el que puedan identificarse a otras con las que compiten por el mismo caladero de votantes, m¨¢s o menos sostienen los mismos principios y hacen promesas similares. Esto es lo que enseguida va a empezar a ocurrir entre Ciudadanos y el PP que salga de su pr¨®ximo congreso.

Sobre todo, porque ahora ambas formaciones est¨¢n en la oposici¨®n. Cuando una estaba en el Gobierno y la otra se ofrec¨ªa como posible alternativa, exist¨ªa al menos un criterio de distinci¨®n. O cuando cab¨ªa aplicar la diferencia entre nuevo y viejo. Pero ya sabemos lo que ha pasado con la nueva pol¨ªtica, que ha resultado ser tan ef¨ªmera como cualquier bien de consumo. En la izquierda ha bastado la renovaci¨®n del PSOE para que se desinflara el aspirante a su herencia, que tambi¨¦n tendr¨¢ que reinventarse para recobrar su identidad. Y es posible que algo parecido ocurra en la derecha en esta fase post-Rajoy.

Sin duda juega tambi¨¦n otro dualismo, el de experiencia, el atributo que reivindicar¨¢ el nuevo candidato/a del PP, frente a expectativa, la naturaleza eterna de Ciudadanos. Por ponerlo en los sugerentes t¨¦rminos de Koselleck, la primera equivale al ¡°pasado hecho presente¡±, y la segunda al ¡°futuro hecho presente¡±. Quien sepa establecer la adecuada conexi¨®n entre las diferentes dimensiones temporales tiene ya mucho ganado.

Quiz¨¢ por eso mismo ¡ªy por el ansia de poder, claro¡ª, el candidato Casado se resiste a una componenda con Santamar¨ªa. Piensa que, por cruzarlo con otro dualismo, esta vez de Italo Calvino, el ¡°peso¡± del legado de Rajoy lo ancla demasiado al pasado y el partido precisa la ¡°ligereza¡± que aporta su juventud, siempre necesariamente orientada hacia el futuro. Pero ah¨ª es precisamente donde se solapa con Ciudadanos. ?Ser¨ªan distinguibles Casado y Rivera? Ambos gozan, adem¨¢s, del benepl¨¢cito de Aznar; a estas alturas, pret¨¦rito imperfecto.

Al final, muy probablemente la carga de la prueba de la diferenciaci¨®n imprescindible recaer¨¢ sobre Ciudadanos. El PP, sea quien acabe siendo su candidato, sabr¨¢ vender el discurso de la renovaci¨®n y se beneficiar¨¢ de las inercias del votante tradicional de derechas. ?Cu¨¢l ser¨¢ entonces el factor diferencial de Ciudadanos? Ya no podr¨¢ seguir siendo tampoco un single issue party, el de la Espa?a ¡°constitucional¡±, porque ese va a ser tambi¨¦n el n¨²cleo de la embestida electoral del PP. ?Tienen pensado abrir otros frentes, como el laicismo, la apuesta por la cuesti¨®n feminista, la Europa de Macron y otros signos que lo acerquen a un centro progresista, o seguir¨¢ con el monotema?

A todos nos beneficiar¨ªa un centro-derecha moderno y con capacidad para, llegado el caso, saber entenderse tambi¨¦n con su izquierda. Las derechas siamesas est¨¢n condenadas a devorarse entre s¨ª. Solo puede quedar una.