Desconfianza alemana
La decisi¨®n sobre Puigdemont ataca a la euroorden y a la justicia espa?ola
El expresidente catal¨¢n, Carles Puigdemont, podr¨¢ ser entregado a Espa?a pero solo por el delito de malversaci¨®n y no por el de rebeli¨®n, la m¨¢s grave de las acusaciones que pesaban sobre ¨¦l. As¨ª lo ha decidido el tribunal superior del Estado alem¨¢n de Schleswig-Holstein. Una err¨®nea aplicaci¨®n de la euroorden por parte de esta instancia alemana somete a la justicia espa?ola a una fuerte presi¨®n y cuestiona el principio europeo de reconocimiento mutuo de las decisiones judiciales en el seno de la UE.
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Es cierto que el delito de rebeli¨®n en Espa?a, similar al de alta traici¨®n en Alemania, no est¨¢ recogido entre los 33 delitos que explicit¨® la orden europea de detenci¨®n y entrega. Pero analizar la documentaci¨®n aportada por el juez Pablo Llarena y eximir a Puigdemont de dicho delito es una extralimitaci¨®n de sus funciones. La opci¨®n habitual es aceptar la euroorden siempre que haya en la legislaci¨®n propia un delito similar. As¨ª lo ha entendido siempre la fiscal¨ªa de Alemania, que parece comprender mejor que sus jueces la naturaleza de la euroorden.
Sin embargo, los magistrados alemanes no son los ¨²nicos que cuestionan el delito de rebeli¨®n en este caso; tambi¨¦n en Espa?a hay una fuerte contestaci¨®n a la tipificaci¨®n defendida por Llarena. Pero dirimir tal cuesti¨®n le corresponde al Tribunal Supremo espa?ol en ese futuro juicio contra el proc¨¦s que debe realizarse, evidentemente, con todas las garant¨ªas procesales.
La entrega de Puigdemont solo por malversaci¨®n de fondos limita la acci¨®n de la justicia espa?ola, adem¨¢s de someterla al probable desprestigio de quienes la ponen en cuesti¨®n. Lo cierto es que la decisi¨®n alemana sit¨²a al sistema judicial espa?ol en un callej¨®n sin salida. Si Llarena acepta la entrega, ser¨¢ imposible aplicar el principio de igualdad jur¨ªdica, pues los presos del proc¨¦s, en las c¨¢rceles espa?olas, ser¨¢n juzgados por rebeli¨®n, mientras el expresident, perseguido por la misma causa, habr¨ªa de ser juzgado por un delito menor, de malversaci¨®n.
Pedro S¨¢nchez ha declarado que lo importante es que todos los procesados queden sometidos a la justicia espa?ola. Quiz¨¢. Pero para lograr ese fin se ha cuestionado a la justicia espa?ola y, de paso, desvirtuado desde Alemania ese gran avance europeo que es la euroorden.
Este paso confirma que en lo relativo al proc¨¦s Espa?a est¨¢ en trance de perder la batalla del relato internacional. La euforia con la que Puigdemont y sus abogados han reaccionado a la decisi¨®n alemana es otro detalle hiriente para las instituciones de este pa¨ªs y abunda en la idea provinciana de que unos jueces alemanes tienen mayor criterio que los espa?oles que han investigado de cerca y durante meses el caso.
En todo caso, los jueces de Schleswig-Holstein aprecian delitos de malversaci¨®n que pueden acarrearle a Carles Puigdemont su inmediata encarcelaci¨®n en Espa?a en caso de que Llanera acepte su entrega. Si la rechaza, el expresident seguir¨¢ siendo un fugitivo. Mientras la pol¨ªtica busca la distensi¨®n, la justicia topa con dif¨ªciles escollos para conseguirla.
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