Un 2% de inversi¨®n del PIB en defensa: ?para cu¨¢ndo la ciencia?
La investigadora reflexiona sobre por qu¨¦ los gobiernos no se comprometen a aumentar la inversi¨®n en educaci¨®n, cultura, cooperaci¨®n, investigaci¨®n o sostenibilidad
La semana pasada, el mismo d¨ªa que la revista Science publicaba un editorial titulado?Buenas noticias desde Espa?a, que hablaba sobre la creaci¨®n del nuevo Ministerio de Ciencia, Innovaci¨®n y Universidades en nuestro pa¨ªs, en las portadas de los peri¨®dicos se le¨ªa que el nuevo gobierno hab¨ªa asumido en la cumbre de la OTAN el objetivo de aumentar el gasto militar al 2% del PIB. Les confieso que me asalt¨® una profunda tristeza. ?Para cu¨¢ndo un titular en que los gobiernos se re¨²nan para comprometerse a aumentar la inversi¨®n en educaci¨®n, en cultura, en cooperaci¨®n, en desarrollo, en investigaci¨®n, en sostenibilidad, tanto aqu¨ª y como all¨ª, precisamente para no tener que aumentar el gasto militar y no tener que romperse la cabeza sobre cu¨¢l es la mejor forma de blindar las fronteras? Una noticia lamentable que hizo que hubiera deseado cambiarte el t¨ªtulo al editorial de Science.
Pero d¨¦jenme que les explique por qu¨¦ ese 2% del PIB me lleg¨® al alma y qu¨¦ ten¨ªa que ver con el editorial que se acababa de publicar. Me lleg¨® al alma, primero porque soy madre y no es el mundo que quiero que mis hijas hereden; y segundo porque soy cient¨ªfica, y no puedo evitar pensar que ese 2% es precisamente el promedio de inversi¨®n en I+D en los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, mientras que en Espa?a estamos estancados en un m¨ªsero 1,19%. Ese 2% del PIB es lo que la Estrategia de Ciencia, Tecnolog¨ªa e Innovaci¨®n de 2013 se hab¨ªa marcado como objetivo para la I+D para el a?o 2020, rebajando en un punto el objetivo del 3% de la Estrategia de Lisboa; no solo rebaj¨¢ndolo, sino pretendiendo que ese 2% se lograr¨ªa gracias al incremento de la inversi¨®n privada, mientras se produc¨ªa una reducci¨®n significativa de la inversi¨®n p¨²blica.
Una estrategia que es problem¨¢tica en esencia porque defiende una visi¨®n economicista del papel investigaci¨®n cient¨ªfica, pero que adem¨¢s trata de tomar atajos de la "idea" al "mercado" que simplemente no existen porque se sustenta en una visi¨®n err¨®nea de c¨®mo la I+D puede ayudar a cambiar el modelo productivo; err¨®nea porque subestima la importancia de la investigaci¨®n b¨¢sica, porque sobresimplifica los mecanismos de transferencia de conocimiento, porque minimiza las escalas de tiempo implicadas, y porque ignora c¨®mo la inversi¨®n p¨²blica en I+D atrae a la inversi¨®n privada. Una estrategia que, tras siete a?os de un presupuesto insuficiente de I+D que ni si quiera se ha ejecutado en su totalidad, ha acabado asfixiando al sector p¨²blico de investigaci¨®n, socavando su infraestructura y dejado a los Organismos P¨²blicos de Investigaci¨®n (OPIs) al borde de la bancarrota. De hecho, cuando le¨ª la noticia de la intenci¨®n del Gobierno de aumentar el gasto militar al 2% del PIB, estaba preparando una intervenci¨®n virtual para la jornada que al d¨ªa siguiente organizaba el Grupo de Coordinaci¨®n de OPIs en el Instituto de Salud Carlos III, titulada?Salvemos la Ciencia, con un flotador salvavidas como logo.
La ciencia espa?ola necesita un salvavidas porque, como resultado de la estrategia seguida en las dos ¨²ltimas legislaturas, se han impuesto trabas burocr¨¢ticas kafkianas a todas las actividades relacionadas con la investigaci¨®n que han paralizado gran cantidad de proyectos; porque entre 2010 y 2014, se han perdido 27.358 puestos de trabajo en I + D y se dejaron de crear otros 61.940 (que se hubieran generado de haber mantenido el nivel de inversi¨®n de 2009); porque se ha precarizado el empleo tambi¨¦n en el sector de la I+D, ahora plagado de contratos irregulares de corta duraci¨®n; porque se ha aumentado la edad media de las plantillas de personal investigador hasta los 53 a?os; y porque se ha provocado una fuga de cerebros hasta el punto que hace unos d¨ªas se inaugur¨® la Red de Asociaciones de Investigadores y Cient¨ªficos en el Exterior.
La ciencia espa?ola necesita un salvavidas porque, como resultado de la estrategia seguida en las dos ¨²ltimas legislaturas, se han impuesto trabas burocr¨¢ticas kafkianas a todas las actividades
La creaci¨®n del nuevo Ministerio de Ciencia, Innovaci¨®n y Universidades es la buena noticia que dio pie al t¨ªtulo del editorial de Science porque parece indicar un alejamiento de esa estrategia fallida y el reconocimiento del importante papel de la investigaci¨®n b¨¢sica y de la sinergia que deber¨ªa existir entre la investigaci¨®n y la educaci¨®n superior. Ambas tambi¨¦n comparten ministerio en pa¨ªses punteros como Jap¨®n, Alemania, Inglaterra, Francia, Holanda y Suecia. Pero en Espa?a esta medida tiene que ser apoyada por un verdadero intento de construir puentes entre ambas que ayuden a corregir los problemas end¨¦micos de endogamia acad¨¦mica y falta de movilidad que lastran a todo el sistema y lo hacen casi impermeable a la comunidad internacional. Un 70% de los profesores universitarios trabajan en los mismos departamentos en los que hicieron su tesis y menos de 2% son extranjeros. Estas cifras son escandalosas. El nuevo ministerio tiene que abordar el papel que tiene la ANECA en mantener un sistema que no permite que existan puentes entre los centros de investigaci¨®n y las universidades, y tampoco con el exterior, unos puentes que tanto pueden y deben enriquecer al sistema.
El gobierno necesita invertir m¨¢s en I + D y menos en defensa. Pero al margen de los presupuestos, porque somos conscientes de las dif¨ªciles condiciones de contorno a las que se enfrenta un gobierno en minor¨ªa, existen medidas urgentes que este gobierno podr¨ªa implementar que m¨¢s que presupuesto lo que precisan es voluntad pol¨ªtica. Supondr¨ªan una tabla de salvaci¨®n para la ciencia en nuestro pa¨ªs que, como qued¨® reflejado en la jornada Salvemos la Ciencia y su declaraci¨®n del 13 de julio, agoniza. Es imprescindible que vuelva a fluir ox¨ªgeno por el sistema de ciencia, y una vez esto est¨¦ asegurado, ser¨ªa el momento de abordar cambios estructurales para que el sistema sea m¨¢s flexible, m¨¢s permeable, m¨¢s internacional y m¨¢s transparente.
Estas medidas incluyen poner fin a los procesos burocr¨¢ticos kafkianos impuestos en todas las actividades de investigaci¨®n por el anterior Ministerio de Hacienda; la ejecuci¨®n del presupuesto de I + D en su totalidad; el mantenimiento de la cadencia de las convocatorias de proyectos y de recursos humanos y de sus resoluciones; la creaci¨®n de una legislaci¨®n adecuada con respecto a la renovaci¨®n de contratos concatenados que proteja a los investigadores frente al abuso de los contratos de corta duraci¨®n, pero que a la vez sea coherente con el sistema actual de financiaci¨®n ligado a proyectos de tres a?os; la exclusi¨®n de las actividades de investigaci¨®n de la Ley de Contratos del Sector P¨²blico que tantos proyectos de investigaci¨®n ha paralizado; y la desaparici¨®n del Requisito de Intervenci¨®n Previa que impide que las instituciones de investigaci¨®n ejecuten sus presupuestos.
Todas estas limitaciones heredadas del anterior Ministerio de Hacienda ten¨ªan el objetivo de secuestrar los ya de por si escasos recursos de I + D para reducir a¨²n m¨¢s el gasto. Pero esta obsesi¨®n por reducir el d¨¦ficit ha creado un nuevo d¨¦ficit en innovaci¨®n y descubrimiento que atrapa a Espa?a en un modelo econ¨®mico fallido, un d¨¦ficit de futuro que no nos podemos permitir.
Amaya Moro-Mart¨ªn es astrof¨ªsica en Baltimore (EE UU) y tesorera de la Asociaci¨®n Espa?ola para el Avance de la Ciencia.
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