Cumbre en Helsinki

Donald Trump reserv¨® su cara m¨¢s amable para Vlad¨ªmir Putin en su reciente gira europea tras atacar a Alemania, afear a sus socios de la OTAN sus insuficientes presupuestos de Defensa y loar al dimisionario Boris Johnson frente a Theresa May. El presidente de Estados Unidos, siempre atento a su electorado, puede haber cometido esta vez, sin embargo, un error que podr¨ªa perjudicarle en su propio pa¨ªs porque una cosa es velar casi en exclusiva por los intereses econ¨®micos de Estados Unidos y otra muy distinta prestarse a una suerte de entreguismo al l¨ªder ruso desautorizando a su propia Administraci¨®n.

Solo tres d¨ªas antes de la cita con Putin en Helsinki, el fiscal especial Robert Mueller imput¨® a 12 esp¨ªas rusos por robar y divulgar, presuntamente, documentos de la campa?a de la dem¨®crata Hillary Clinton para interferir en las elecciones que dieron la victoria, en 2016, al propio Trump. Las protestas por la actitud del inquilino de la Casa Blanca con Putin no solo han procedido de los dem¨®cratas; tambi¨¦n algunas voces republicanas se han alzado por lo que se considera una traici¨®n al pa¨ªs.

Culpar de las malas relaciones bilaterales a las ¡°tonter¨ªas¡± que se han cometido en su propio campo y negar p¨²blicamente las evidencias sobre la trama rusa en manos de la fiscal¨ªa no solo demuestra la desconfianza de Trump hacia sus instituciones. Es, adem¨¢s, un juego peligroso por cuanto se intenta excluir a priori toda investigaci¨®n que pueda revisar la limpieza del proceso electoral, pieza clave de toda democracia. Su seguridad al afirmar que gan¨® las elecciones sin trampas no se corresponde con sus maniobras para evitar las indagaciones.

Putin y Trump han vuelto a dar muestras de entendimiento ¡ªcasi de connivencia¡ª en la ret¨®rica belicista que comparten, as¨ª como en su visi¨®n de los equilibrios geoestrat¨¦gicos de poder en un momento delicado para el l¨ªder ruso, repudiado en Europa por inmiscuirse en procesos electorales y en el refer¨¦ndum del Brexit, por anexionarse la pen¨ªnsula de Crimea y por su crucial apoyo al dictador sirio Bachar el Asad. La imputaci¨®n de los 12 esp¨ªas rusos habr¨ªa sido, en otros tiempos, motivo suficiente para cancelar la cita de Helsinki en el ¨²ltimo minuto. El mero hecho de mantenerla fue ya un ¨¦xito para el inc¨®modo mandatario ruso. No dedicarle a Putin ni una palabra de reproche supuso un espaldarazo.

Trump desde?a a la Uni¨®n Europea y a su soft power. Ha abierto una guerra comercial con sus principales socios y ha abandonado los pactos del Clima y de Ir¨¢n en los que tanto empe?o hab¨ªa puesto Europa. Pero tanto el propio Trump como Putin parecen haber acordado mantener la tensi¨®n; tambi¨¦n con China. La insistencia de ambos en destacar que Estados Unidos y Rusia son las dos grandes potencias nucleares del mundo desmiente su anunciado inter¨¦s en reducir el armamento at¨®mico. Washington y Mosc¨², de la mano de estos dos mandatarios empe?ados en aumentar sus gastos de defensa, han seguido tejiendo en Helsinki una alianza que no augura distensi¨®n alguna en los focos candentes del planeta.