Mensajeros y cacos
Todo est¨¢ a favor de estos malvados que viven c¨®modamente en un pa¨ªs lleno de buena gente indefensa
Mand¨¦ un paquete por mensajer¨ªa urgente y nunca lleg¨® a su destino. Cuando quise saber qu¨¦ hab¨ªa pasado con mi env¨ªo descubr¨ª con sorpresa que hay bandas de cacos que, c¨®mo los asaltadores de caminos de anta?o, roban a los repartidores. Buscan sobre todo los tel¨¦fonos m¨®viles nuevos que se env¨ªan por estas mensajer¨ªas. Abren las furgonetas y se llevan el m¨¢ximo de paquetes que pueden agarrar en un r¨¢pido golpe. Se sienten los amos del lugar, porque saben que sus fechor¨ªas quedar¨¢n impunes. Los mensajeros se lamentan: estos viles malhechores lo hacen a plena luz del d¨ªa, son r¨¢pidos y muy destructivos, dan varios golpes secos y desencajan las puertas, y desvalijan sin pudor. A veces, son tan impacientes que lo hacen amenazando e inmovilizando al propio mensajero, justo cuando est¨¢ sacando los env¨ªos.
En mi caso se llevaron unas deliciosas chocolatinas acompa?adas de una tarjeta amorosa y de unos dibujos preciosos. Una amiga que vive en Suiza me encarg¨® aquel env¨ªo para su madre convaleciente. Yo estaba de paso por Z¨²rich y no me costaba nada hac¨¦rselo llegar desde Madrid. Pensamos que ser¨ªa m¨¢s r¨¢pido, y que la madre de mi amiga, recibir¨ªa con mucha alegr¨ªa el regalo de su hija con los dibujos de su nieta. Nadie me hab¨ªa dicho que el robo a los inermes mensajeros es una nueva modalidad que hace furor entre los amigos de lo ajeno.
El paquete se convirti¨® en un n¨²mero de referencia en el largo listado de una triste denuncia policial de un mensajero desamparado y harto de tantos asaltos. Hay incluso un foro de mensajeros donde comparten sus peripecias de robos constantes. La impunidad de los peque?os robos nos desgasta y entristece a todos. Quise creer que los cacos al abrir mi env¨ªo se sentir¨ªan culpables, porque se dar¨ªan cuenta de que estaban robando a una abuela convaleciente con su hija y su nieta viviendo lejos. Fantase¨¦ con la idea de un caco bondadoso que, al menos, respetar¨ªa ese paquete y se lo har¨ªa llegar a su destinataria.
Pero los cacos no son de esa naturaleza, y se comieron los chocolates mientras planeaban su siguiente golpe. Para ellos robar es sencill¨ªsimo. Durante a?os no se han creado o renovado suficientes plazas policiales, ni se ha invertido en reforzar los cuerpos de seguridad y ajustarlos al crecimiento de las ciudades. Las comisar¨ªas est¨¢n saturadas, las leyes son demasiado laxas y ellos lo saben. Todo est¨¢ a favor de estos malvados cacos que viven c¨®modamente en un pa¨ªs lleno de buena gente indefensa a la que constantemente dan disgustos.
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