Un Israel solo para jud¨ªos

Al codificar lo obvio ¡ªque Israel aspira a ser el ¡°hogar nacional de los jud¨ªos¡±¡ª el Gobierno m¨¢s derechista en la historia del Estado hebreo y la ajustada mayor¨ªa que le sustenta en la Kneset parecen haberse olvidado deliberadamente del derecho universal de igualdad. La Ley del Estado naci¨®n aprobada durante una madrugada de ¨¢speros debates en el Parlamento discrimina abiertamente a una quinta parte de la poblaci¨®n: los ¨¢rabes que desde la creaci¨®n de Israel en 1948 cuentan con plena ciudadan¨ªa formal.

A estos israel¨ªes de origen palestino se les niega por exclusi¨®n el derecho a la autodeterminaci¨®n, que ahora queda consagrado en una norma de rango constitucional ¨²nicamente en favor del pueblo jud¨ªo. ?Qu¨¦ necesidad ten¨ªa de invocar ese derecho un pueblo asentado desde hace siete d¨¦cadas en un Estado que fue creado originalmente por una votaci¨®n de la ONU? Se priva m¨¢s bien, sensu contrario, a la minor¨ªa de toda aspiraci¨®n a una identidad propia y se confirma su estatuto relegado de ciudadanos de segunda clase.

No es de extra?ar que los diputados ¨¢rabes abandonaran la C¨¢mara dando gritos contra la ¡°ley del apartheid¡±, que impide que su lengua materna sea cooficial junto al hebreo. Mientras, los partidarios del primer ministro Benjamin Netanyahu y de sus aliados nacionalistas y ultraortodoxos celebraban una ¡°norma fundacional¡± que consagra la hegemon¨ªa de la mayor¨ªa.

Los legisladores han enterrado el art¨ªculo que autorizaba la creaci¨®n pura y dura de ciudades segregadas para jud¨ªos bajo una f¨®rmula declarativa por la que el Estado se limitar¨¢ a alentar como ¡°un valor nacional¡± dichos asentamientos. Acu?ado ya en una una norma fundamental, nadie podr¨¢ negar ahora que Israel es un Estado jud¨ªo. Est¨¢ por ver si el car¨¢cter democr¨¢tico que defendieron sus padres fundadores, con David Ben Gurion a la cabeza, queda preservado tras esa nueva ley que proclama un Estado naci¨®n solo para jud¨ªos.