Expansi¨®n en peligro

El Presupuesto del Estado para 2019 va a ser sin duda la primera gran confrontaci¨®n parlamentaria en la que Pedro S¨¢nchez y su Gobierno demostrar¨¢n cu¨¢l es su capacidad para hacer pol¨ªtica con 85 diputados. La ministra de Hacienda, Mar¨ªa Jes¨²s Montero, present¨® ayer el llamado techo de gasto para las cuentas del a?o pr¨®ximo (125.064 millones, 5.230 millones m¨¢s que el tope en 2018) y la ministra de Econom¨ªa, Nadia Calvi?o, despleg¨® el nuevo escenario de reducci¨®n del d¨¦ficit que, en s¨ªntesis, permite aplazar el ajuste p¨²blico en unos 6.000 millones.

Tanto la subida del techo de gasto como la relajaci¨®n del d¨¦ficit deber¨ªan facilitar la elaboraci¨®n de un Presupuesto con un margen de maniobra suficiente para atender a mejoras sociales m¨ªnimas. La pol¨ªtica macroecon¨®mica avanzada ayer presenta un esfuerzo, casi el m¨¢ximo que se puede hacer, por elaborar un Presupuesto para el a?o pr¨®ximo que sea mejor que el actual y que tenga en cuenta, entre otros factores que suelen olvidarse, el probable apunte de una leve desaceleraci¨®n econ¨®mica.

Pero va a ser dif¨ªcil soslayar la debilidad de una minor¨ªa parlamentaria tan dependiente de acuerdos con otras fuerzas pol¨ªticas que exigen recursos dif¨ªciles de extraer en un entorno de ajuste. Podemos exige aumentar el gasto en 15.000 millones, cantidad que est¨¢ fuera de la posibilidad de estabilidad, salvo que se quiera gobernar de espaldas a los financiadores de la deuda. Por otra parte, el PP ya ha telegrafiado su intenci¨®n de orquestar una oposici¨®n bronca ¡ªhabr¨ªa que recordar las persistentes llamadas a la responsabilidad lanzadas por los Gobiernos del PP a la oposici¨®n¡ª en el Consejo de Pol¨ªtica Fiscal y Financiera del jueves. Las autonom¨ªas del PP rechazaron el nuevo reparto del d¨¦ficit para 2019 a pesar de que permit¨ªa a sus Gobiernos un margen mayor de d¨¦ficit y de las promesas de la ministra Montero de alargar los plazos de vencimiento de la deuda auton¨®mica.

Si el PP no aprueba la nueva senda del d¨¦ficit en el Senado (la propuesta no vuelve al Congreso), la econom¨ªa espa?ola se encontrar¨ªa en una situaci¨®n parad¨®jica y muy inc¨®moda ante las autoridades europeas. El Gobierno dispondr¨ªa de un margen de d¨¦ficit, necesario para asegurar los compromisos de pensiones y otras mejoras sociales, que no podr¨ªa hacer efectivo porque est¨¢ bloqueado por la posici¨®n del primer partido de la oposici¨®n. Tendr¨ªa que elaborar un Presupuesto con los criterios de d¨¦ficit ya aprobados (1,8% sobre el PIB) e imponer a todos los ciudadanos un nuevo ajuste. La justificaci¨®n de los barones del PP para rechazar la relajaci¨®n del d¨¦ficit auton¨®mico ¡ª¡°es deuda¡±¡ª no deja de ser una arbitrariedad; al fin y al cabo, llevan a?os financi¨¢ndose con deuda (suya o del Estado) sin que hasta ahora hayan mostrado reparos.

Si la nueva direcci¨®n del PP, que se elige hoy, decide seguir una pol¨ªtica de tierra quemada porque considera que es adecuada a sus intereses, poco hay que decir, salvo lamentarlo. Pero esa decisi¨®n autoexpulsa al partido de la negociaci¨®n pol¨ªtica y lo coloca en una posici¨®n poco cre¨ªble cuando reclame actitudes de Estado a otros partidos.