Con la casa a cuestas
HAY MUJERES que llevan la casa a cuestas. De su bolso ¡ªuna suerte de saca de Mary Poppins¡ª puede salir desde una cartera imposible de cerrar hasta un paquete de chicles disecados, recibos de compras que ya no se pueden devolver o una barra de cacao derretida y vuelta a solidificar. Y, aunque se cambien a uno m¨¢s grande, este volver¨¢ a llenarse por arte de magia para desdicha de sus hombros y provecho de sus fisioterapeutas. Luego hay bolsos que, como este de Braccialini, son literalmente una casa, con sus tiradores de metal, sus flores en el balc¨®n y su chimenea, de la que, en vez de humo, emana un asa. El modelo pertenece a la l¨ªnea de patchwork de la firma italiana, que juega a unir retazos de piel de distintos colores para componer un dibujo. Tiene un precio de 1.475 euros, y capacidad y compartimentos suficientes para almacenar los b¨¢sicos de la vida moderna; de una tablet a un bl¨ªster de ibuprofeno.
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