La Movida
La ¨²nica esperanza de su encuentro con Casado es que, de momento, Aznar no haya tenido a bien colocar los pies encima de la mesa
La foto de Pablo Casado y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en la sede del PP es un documento impresionante. El pasado, Aznar, entregando el testigo a lo que le precedi¨®. Tiene adem¨¢s varias traducciones pol¨ªticas, todas ellas pesadas de digerir. La primera es que el partido que Aznar presid¨ªa fue el origen de la red clientelar y corrupta que ha terminado desalojando al PP del poder y ascendiendo a Casado, que 24 horas antes le gritaba a sus compromisarios que ¡°aqu¨ª no cabe un solo corrupto¡±; la segunda es que Casado enmarca la reivindicaci¨®n de Aznar, y su regreso victorioso a los aposentos nobles, como invitaci¨®n ¡°sutil pero evidente¡± para incorporarlo al proyecto. ¡°La experiencia es un grado¡±, dice el PP. De grados, aunque penitenciarios, tienen experiencia los ministros de Aznar; en regresos, sin embargo, tiene experiencia el propio Aznar, que est¨¢ todo el d¨ªa amenazando con marcharse de sitios en los que ya solo queda ¨¦l.
¡°Sutil pero evidente¡± es un hallazgo. Va en la l¨ªnea del formidable discurso con el que Pablo Casado agit¨® el congreso de su partido. Con ¨¦l ¡°vuelve el PP¡±, dijo despu¨¦s de reivindicar a Rajoy, que lo disolvi¨®. Con ¨¦l ¡°habr¨¢ una renovaci¨®n¡± que consistir¨¢ en volver a las pol¨ªticas sociales de los a?os ochenta. La Espa?a que madruga en un partido en el que la que madrugaba era Esperanza Aguirre para llamar a las universidades. Es el discurso de un l¨ªder desacomplejado, una caracter¨ªstica poco com¨²n que en pol¨ªtica, como en la vida, suele traer problemas: quien aspira a gobernar debe hacerlo tambi¨¦n con sus complejos para proteger a los dem¨¢s de sus instintos.
No hay, sin embargo, nada m¨¢s imbatible que presentarse como el partido de la vida y de la familia, evocando aquellas gloriosas manifestaciones por la unidad de la familia tradicional como unidad patri¨®tica en las que se levantaban carteles contra las ¡°exmadres¡±. Esa fascinaci¨®n por la vida del PP se circunscribe a una pasi¨®n no tanto biol¨®gica como religiosa, o sea, pol¨ªtica. De ah¨ª que en sus discurso se escuche la palabra vida y huela inmediatamente a azufre, como le ocurr¨ªa a Woody Allen cuando paseaba con su novia y se encontraba a su amigo explorador.
Si a un partido se le permite durante a?os patrimonializar la idea de Espa?a, lo normal es que quiera sacarle partido pol¨ªticamente a cualquier cosa. Que proclame, por ejemplo, la familia como un concepto ¨²nico, encorsetado en cualquier delirio b¨ªblico, y la vida como parte de un triunfo ideol¨®gico que pasa por alto un sufrimiento personal. Por eso en esa relaci¨®n entre Casado y Aznar, la ¨²nica esperanza es que, de momento, Aznar no haya tenido a bien colocar los pies encima de la mesa.
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