La trampa
El sistema, ese gran engranaje que engulle a las personas, no deja de ser una trampa. ?Qu¨¦ podemos hacer si somos unos enanos frente a todo un ej¨¦rcito de embrolladas trampas? Nos hacen gastar toda una fortuna en carreras y m¨¢steres que deben proporcionarnos trabajo, pero no dicen nada de que sin unas oposiciones que no han de sacar nunca, no sirven. O que esa carrera es igual a cero en el mundo laboral. Los seguros, esa fuente inagotable de pagos, cuando llega el momento destapan sus trampas y consiguen escaquearse. Los pol¨ªticos solo se deben consideraci¨®n unos a otros y no hacia esa abstracci¨®n llamada pueblo. Son como ciertas personas piadosas que hacen penitencia de sus pecados obligando a los dem¨¢s a vestirse de arpillera. Nuestra ¨²nica salida es enfrentar las trampas con ni?ez de esp¨ªritu.¡ª Mar¨ªa del Carmen Garc¨ªa Ja¨¦n. Almer¨ªa.
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