Exigencia
Un canal p¨²blico fuerte e independiente garantiza la democracia de manera mucho m¨¢s contundente que todas las poses conocidas
Para apreciar el debate que ha precedido el nombramiento de Rosa Mar¨ªa Mateo como administradora puente de RTVE es necesario remontarse en el tiempo. La naturalidad con la que el presidente Rajoy se carg¨® los avances democr¨¢ticos que hab¨ªa impuesto el Gobierno de Zapatero en la elecci¨®n de la c¨²pula del canal p¨²blico delataba el desinter¨¦s de los espa?oles por sus instituciones democr¨¢ticas. A fuerza de vapuleos, han entendido que quien gana las elecciones se hace con la banca, cambia las reglas de juego y coloca a los suyos con una normalidad pasmosa. Toda esa gente que habla de democracia en realidad trabaja por carg¨¢rsela pero que se note lo menos posible. Ese desprecio no podr¨ªa desarrollarse sin el desinter¨¦s general.
Sin embargo, RTVE es la espina dorsal del pa¨ªs. Su funci¨®n es diversa, pero ser¨ªa imposible sin su acci¨®n explicarse del todo por qu¨¦ la m¨²sica en nuestro pa¨ªs parece reducida a un concurso de j¨®venes talentosos a los que se dota de un repertorio ajeno, por qu¨¦ cada noticia sangrienta adquiere un rango de esencia filos¨®fica, por qu¨¦ algunos famosos ni siquiera tienen oficio conocido, por qu¨¦ funcionan las listas negras, los vetos, los favoritismo, la ignorancia de personajes de val¨ªa y una esfera de corrupci¨®n establecida con una normalidad apabullante. La cadena p¨²blica deber¨ªa ser desaf¨ªo y refutaci¨®n de muchas inclinaciones de las privadas, deber¨ªa asumir su valor de ventana de pa¨ªs, pero en manos de los pol¨ªticos quiere reducirse a sus funciones m¨¢s b¨¢sicas de manipulaci¨®n y fabricaci¨®n de zoquetes.
En Rosa Mar¨ªa Mateo se busca la veta de autenticidad y honestidad que a¨²n sostienen algunos de sus profesionales valiosos. El proceso parlamentario no ha sido fino, pero venimos de un aut¨¦ntico lodazal. El anterior mandatario de la tele p¨²blica aparec¨ªa en los papeles de B¨¢rcenas y presum¨ªa de ello con esa impunidad desgraciada de los ¨²ltimos a?os. El futuro que nos espera solo est¨¢ en manos de una ciudadan¨ªa exigente, que no transija con las listas de amiguetes, los nombramientos a dedo de compis de cole. Un canal p¨²blico fuerte e independiente garantiza la democracia de manera mucho m¨¢s contundente que todas las poses conocidas. No es que sea valioso, es que es esencial. Imaginen el Reino Unido sin la BBC, en manos de sus l¨ªderes de medios sensacionalistas. Si pese a ese t¨®tem se dejan seducir por la basura xen¨®foba y alarmista, sin ¨¦l la pesadilla en la que vivimos de resurgencias nacionalistas habr¨ªa llegado para quedarse y reinar. La democracia nos concede un mecanismo de riesgo y rectificaci¨®n, pero solo gracias a sus instituciones poderosas e independientes.
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