Low is in the air
Diez a?os bien valen un titular incalificable y un repaso en cinco claves del festival que se celebr¨® el pasado fin de semana en Benidorm
F¨®rmula innegociablemente s¨®lida: 25.000 personas ¨Cde media diaria, aunque el s¨¢bado aquello reventaba de gente, con todo vendido¨C se dejaron caer este fin de semana por la c¨®moda ciudad deportiva Guillermo Amor, ya fuera por su estadio de f¨²tbol con gradas, su campo rodeado por pista de atletismo, su pasillo central o su piscina VIP: los enclaves que acogen un festival que comenz¨® de forma modesta hace diez a?os (a¨²n con el reclamo nominal de un bajo coste luego desterrado) y que est¨¢ ya m¨¢s que consolidado en el Top 10 de los m¨¢s concurridos (y entre los m¨¢s sostenibles) de nuestro verano.
Siempre con primac¨ªa de m¨²sicos espa?oles pero con muy buen tino para apuntarse algunos tantos internacionales, este a?o especialmente concretados en Phoenix y los Chemical Brothers, y gui?ando inteligentemente el ojo tanto a un p¨²blico de entre veinte y treinta y tantos a?os (el que ha crecido en paralelo al boom festivalero estatal de la ¨²ltima d¨¦cada) como al que ya sobrepasa los cuarenta. He aqu¨ª el resumen del Low 2018.
M¨¢s r¨¢pido, m¨¢s alto, m¨¢s fuerte
El aer¨®bico Ty Taylor, vocalista de Vintage Trouble, baj¨® del escenario y sali¨® flechado hasta la torre de sonido ¡ªplastificada con el azul de una bebida energ¨¦tica¡ª que se ubicaba a unos cien metros de sus compa?eros. ?l no necesitaba que nadie le diera alas, claro. No par¨® hasta subirse a lo alto de ella y arengar al personal, inal¨¢mbrico en mano (al m¨¢s puro estilo llamada y respuesta de la tradici¨®n soul blues rock que enarbola), para luego ser llevado en volandas de vuelta al estrado. Establec¨ªa as¨ª una nueva plusmarca en cuanto a esa comuni¨®n con el p¨²blico en la que se zambuyen ¡ªnunca mejor dicho¡ª muchos de los m¨²sicos que act¨²an en el escenario grande, buscando con arrojo el cuerpo a cuerpo. El derroche de sudor y alma de los angelinos fue de ¨®rdago, entre lo mejor de todo el fin de semana, pese a no figurar entre sus se?uelos principales.
Otra liga
El espect¨¢culo de luz, imagen y sonido de los Chemical Brothers sigue marcando la diferencia. Cosa fina. Otro nivel. Ning¨²n proyecto electr¨®nico de su generaci¨®n ha envejecido igual de bien. Ninguno cuenta tampoco con tantos cl¨¢sicos irrebatibles, que estallan en escena y desparraman sus efectos como bombas de racimo. Sin escapatoria posible. Y siguen honrando a sus mayores con perspicacia y determinaci¨®n: a New Order cuando ensamblan Temptation con Star Guitar y a Kraftwerk con su sample en Leave Home y con la irrupci¨®n de esos dos enormes robots al ritmo de Under The Influence. Luego suenan las sirenas de polic¨ªa de Block Rockin' Beats, a modo de fin de fiesta, y a uno le da por pensar que gran parte de los asistentes podr¨ªa no haber nacido cuando la editaron. Y le entra el v¨¦rtigo. Pero se pasa r¨¢pido, no sufran. No hay mejor chute revitalizante que otro concierto de Tom Rowlands y Ed Simons. Resucitan lo que se les ponga por delante.
Palabras m¨¢s, palabras menos
Hay bandas que redimensionan sus canciones en directo, y consiguen hacernos creer que son mejores de lo que realmente son. Hay otras a las que les ocurre pr¨¢cticamente lo contrario, que rara vez reproducen la detallista arquitectura sonora que traman sus discos. A buen seguro que Phoenix son mucho, pero mucho mejor banda que Editors ¨Cpor abundar en los cabezas de cartel¨C , pero mientras que los franceses no mejoran en escena el delicado hedonismo de su contagioso repertorio, Tom Smith y los suyos siguen disimulando los muchos costurones de su argumentario reciente (lo m¨¢s provechoso siguen siendo sus dos primeros ¨¢lbumes) con un directo vivaz, org¨¢nico, entregado y con su punto pel¨ªn efectista (infalible Papillon).
Ojo, que no queremos decir con ello que el acopio de hits de los de Versalles se quedara corto, aunque cuando los despachan casi en fila india a veces parezca que se trata de la misma canci¨®n: pero qu¨¦ canci¨®n (Armistice, Lasso, Lisztomania... hasta rescataron If I Ever Feel Better). Ambos cumplieron, en cualquier caso. Al igual que los neoyorquinos Woods, bendito verso suelto dentro de la programaci¨®n, que transitaron con maestr¨ªa entre el folk rock pastoral y alg¨²n remedo de jam con ecos de jazz (ese saxo) en una estupenda lecci¨®n de versatilidad a la hora en la que las chicharras a¨²n cantan en tropel.
Puntos de fuga
En un festival tan dado a delegar a?o tras a?o en el indie profil¨¢ctico (disculpen el adjetivo: se van agotando y est¨¢ feo repetir) de tantas bandas estatales que repiten presencia en su cartel, se agradecen sobremanera esos puntos de fuga que de cuando en cuando deparan proyectos que se desmarcan por los extremos: por ser algo m¨¢s j¨®venes que ellos o por ser mucho mayores, supervivientes contrastados de las d¨¦cadas de los 80 y 90. En el primero de los casos, no est¨¢ de m¨¢s destacar los acelerones post punk que nos propinaronlos los valencianos La Plata, la psicodelia y los vapores sixties de los gallegos Fogbound, la elasticidad sin pretensiones de trascendencia (?c¨®mo se agradece!) de Novedades Carminha y su balanceo del punk o el garage al funk e incluso el imberbe dreampop de los murcianos Poolshake.
En el segundo apartado, Le¨®n Benavente y La Habitaci¨®n Roja, veteranos que llegaron a tiempo de subirse al carrusel, mostraron pleno vigor. Y obligado es, por supuesto, reparar en las canciones de Radio Futura que fue despachando con desenfado Santiago Auser¨®n en compa?¨ªa de Sexy Sadie, esa cita con la historia que otros a?os han encarnado el temario de 091 o el de Los Enemigos en el mismo escenario: el aura de incontaminadas y casi sagradas escrituras que reten¨ªan Han ca¨ªdo los dos, Escuela de calor, A cara u cruz o Paseo con la negra flor (cl¨¢sicos intocables durante a?os) se ha ido difuminando con el tratamiento m¨¢s o menos respetuoso pero l¨²dico, desprovisto de gravedad ¨Cy m¨¢s arrimado al rugoso tacto de la banda mallorquina, claro¨C que le confiere la alianza. Juntos, los rescatan, conviviendo con temas de Juan Perro y de los propios Sexy Sadie. En su derecho est¨¢n, desde luego. Pero algo de la magia que reten¨ªan esas canciones en el imaginario de una o dos generaciones ¨Cla que pudo ver a Radio Futura en directo y la que apenas puedo llegar¨C se ha ido perdido por el camino. A cambio, tenemos un entretenido paseo por la historia, que tampoco est¨¢ mal. Al fin y al cabo, se trata de un festival, y no de una circunspecta ceremonia de exhumaci¨®n.
En su ¨®rbita
Desde la ciudad deportiva pudo contemplarse con total claridad el rojo eclipse del viernes, en cada una de sus fases. Bastaba perder de vista lo que ocurr¨ªa en sus escenarios y alzar la cabeza unos segundos. Pero los que siguen orbitando solo alrededor de ellos mismos son Los Planetas, haci¨¦ndose fuertes en ese criadero de enmara?ada psicodelia con duende que de cuando en cuando orienta el retrovisor a su pasado m¨¢s pop. En el a?o del rescate esc¨¦nico de Una semana en el motor de un autob¨²s (1998) en clave sinf¨®nica ¨Cque se concretar¨¢ a la vuelta del verano¨C recuperan la embriagadora Toxicosmos (Segundo premio se daba ya por descontado) como uno m¨¢s de los jalones de un directo tan s¨®lido como el que ofrecieron aqu¨ª mismo hace un par de a?os. Mostraron muy buena actitud y contentaron a su parroquia.
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