Jap¨®n, una familia imperial en peligro de extinci¨®n
La imposibilidad de que las mujeres accedan al trono o mantengan sus derechos una vez se casan avecina una crisis de sucesi¨®n que plantea la necesidad de cambios en el Trono del Crisantemo
La familia imperial japonesa sufre una crisis demogr¨¢fica sin precedentes. Seg¨²n la actual ley de la Casa Imperial, que rige la sucesi¨®n de emperadores, las mujeres no pueden acceder al trono y deben renunciar a sus derechos din¨¢sticos si deciden casarse con un plebeyo. En las circunstancias actuales, con muchas m¨¢s f¨¦minas que varones entre los descendientes y parientes del actual emperador, el mantenimiento de esta ley s¨¢lica podr¨ªa dejar a la familia bajo m¨ªnimos e incluso poner en riesgo la sucesi¨®n en un futuro no tan lejano.
De los 19 miembros actuales de la familia imperial, solamente cinco son hombres, incluido el actual emperador, Akihito, que abdicar¨¢ a finales de abril de 2019. El Trono del? Crisantemo pasar¨¢ entonces a su hijo mayor, el pr¨ªncipe Naruhito, de 58 a?os. Este solamente tiene una hija, la princesa Aiko, que no puede convertirse en heredera. El siguiente en la l¨ªnea sucesoria es el hermano del actual pr¨ªncipe heredero, Fumihito (52 a?os), y tras ¨¦l est¨¢ su hijo peque?o, Hisahito (11 a?os), que es el ¨²nico var¨®n de su generaci¨®n.
Hace un lustro, el n¨²mero de miembros de la familia imperial nipona ascend¨ªa a 23. El cambio responde no solamente a la muerte de miembros de m¨¢s edad, tambi¨¦n a la salida de varias mujeres de la instituci¨®n tras haber contra¨ªdo matrimonio. El anuncio de compromiso este a?o de la princesa Mako, la nieta mayor de Akihito, supondr¨¢ una nueva baja en 2020. Y es esperable que el resto de mujeres de la familia se encuentren en esta tesitura en la pr¨®xima d¨¦cada. "Estaba avisada desde mi infancia de que dejar¨ªa mi estatus real una vez me casara", dijo Mako durante el anuncio de su compromiso.
Si todas las princesas se casan, el peque?o Hisahito y su familia nuclear ser¨ªan literalmente los ¨²nicos que quedar¨ªan para desempe?ar todas las funciones de la Casa Imperial. ?l, y especialmente la que se convierta en su mujer, soportar¨ªan la inmensa presi¨®n de dar a luz a otro var¨®n que continuara el linaje, una carga que ha pesado mucho sobre Masako, la mujer del pr¨ªncipe heredero Naruhito, inmersa en una depresi¨®n cr¨®nica.
Para Sadaaki Numata, exdiplom¨¢tico y exportavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores japon¨¦s, la cuesti¨®n de la sucesi¨®n ¡°debe abordarse pronto¡± ante la posibilidad de que Hisahito sea el ¨²nico que permanezca. ¡°Una familia imperial reducida podr¨ªa significar mucha menos exposici¨®n al p¨²blico, una cuesti¨®n que ha sido muy importante para reforzar el papel del emperador como s¨ªmbolo del Estado en los ¨²ltimos a?os. Reducir la presencia ante los ciudadanos podr¨ªa derivar en la erosi¨®n de la imagen del monarca y de su familia, un aspecto que el emperador actual ha construido con mucho esfuerzo¡±, sostiene.
Ante esta situaci¨®n, ya en la d¨¦cada pasada Jap¨®n plante¨® equilibrar el estatus de las mujeres de la familia con el de los hombres, es decir, que tengan las mismas posibilidades de acceder al trono, que no est¨¦n obligadas a abandonar la familia imperial al casarse con un plebeyo y que sus hijos e hijas sean incluidos tambi¨¦n en la l¨ªnea sucesoria. Las propuestas al respecto planteadas quedaron en el olvido en 2006, cuando naci¨® Hisahito.
La principal controversia no es tanto que las mujeres puedan permanecer en la familia o incluso que una de ellas llegue al Trono del Crisantemo (Jap¨®n tuvo hasta ocho emperatrices que actuaron como regentes que nunca se casaron ni tuvieron descendencia), sino el hecho de romper un linaje patriarcal que seg¨²n los historiadores se remonta hasta el siglo IV y seg¨²n la mitolog¨ªa nipona a 2.700 a?os atr¨¢s. Los m¨¢s conservadores sostienen que cambiar la ley diluir¨ªa un linaje que consideran sacrosanto, lo que refleja de nuevo una doble vara de medir entre los hombres y las mujeres de la familia: gran parte de los emperadores se han casado con mujeres de origen plebeyo, por ejemplo la actual emperatriz Michiko o la misma Masako, sin que esto se haya visto como un obst¨¢culo a la pureza de la sangre de la familia. En la antig¨¹edad incluso se recurr¨ªa a concubinas para asegurar que naciera un hijo var¨®n. Seg¨²n varias encuestas, la opini¨®n p¨²blica japonesa respalda por una amplia mayor¨ªa un cambio para dar paso a las mujeres. Y curiosamente, la propia familia imperial parece m¨¢s progresista en este sentido que sus devotos ultraconservadores.
Otra posibilidad radicar¨ªa en ampliar la definici¨®n de familia imperial que marc¨® la Constituci¨®n nipona de 1947, impuesta por Estados Unidos. Entonces se restringi¨® el n¨²mero de miembros a los descendientes del emperador Taisho (abuelo de Akihito) y se eliminaron 11 ramas que tuvieron que renunciar a sus derechos din¨¢sticos. En estas familias s¨ª hay m¨¢s varones, pero han nacido y se han criado lejos de palacio como ciudadanos ordinarios.
Pese a los cambios legislativos aprobados para facilitar la abdicaci¨®n de Akihito ¨Calgo que la ley de la casa imperial tampoco permite¨C,?la mayor¨ªa conservadora del ¨®rgano legislativo no ha querido entrar en este otro terreno pantanoso. La iniciativa tendr¨ªa que llegar desde Gobierno nip¨®n, y una iniciativa de este calado provocar¨ªa de inmediato recelos desde sus apoyos m¨¢s tradicionalistas en un momento en que el primer ministro, Shinzo Abe, busca la reelecci¨®n al frente del partido conservador. Parece que, al menos a corto plazo, se est¨¢ optando por una tercera v¨ªa: no hacer nada y esperar a que el peque?o Hisahito se case pronto y tenga uno o varios hijos varones que aseguren el futuro de la familia imperial en los t¨¦rminos actuales.
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