C¨®mo la enfermedad hizo que Michael J. Fox pasase de superestrella juvenil a h¨¦roe maduro
Al protagonista de 'Regreso al futuro' le diagnosticaron Parkinson a los 29 a?os y le dijeron que solo podr¨ªa trabajar diez m¨¢s. 28 a?os m¨¢s tarde sigue sin rendirse
Una tarde de oto?o en 1984, Michael J. Fox (Edmonton, Canad¨¢, 1961) almorzaba durante un descanso del rodaje de Teen Wolf (De pelo en pecho). Su comida era un batido, que ¨¦l sorb¨ªa con una pajita porque las pr¨®tesis faciales le imped¨ªan abrir la boca. De repente, aparecieron los operarios de rodaje de Regreso al futuro, una fantas¨ªa de aventuras producida por Steven Spielberg y protagonizada por Eric Stoltz. ¡°Yo conoc¨ªa a Crispin [Glover, quien interpretaba al padre de Stoltz] y pens¨¦: 'Mierda, Crispin sale en una peli de Spielberg y yo aqu¨ª en Pasadena maquillado como un hombre-lobo y bebiendo un batido en pajita¡±,?record¨®?Fox.
¡°Las representaciones de los personajes con discapacidad en televisi¨®n suelen ser sentimentales, con m¨²sica de piano suave de fondo y yo quer¨ªa demostrar que los discapacitados pueden ser gilipollas tambi¨¦n¡± Michael J. Fox
Michael J. Fox hab¨ªa dejado el instituto a los 17 y su padre conduc¨ªa los 2000 kil¨®metros que separan Vancouver de Los ?ngeles cada vez que ten¨ªa una audici¨®n. A los 20, ya establecido en California, Fox vend¨ªa sus muebles para pagar comida. A los 21 consigui¨® un papel en Enredos de familia, una telecomedia donde interpretaba a un adolescente hijo de ex-hippies pero admirador de Ronald Reagan. Teen Wolf (De pelo en pecho) era su primer protagonista en cine.
Eric Stoltz era un actor de m¨¦todo heredero de Pacino, Hoffman y Nicholson. Constru¨ªa sus personajes de dentro a fuera, exig¨ªa que todo el mundo se refiriera a ¨¦l como ¡°Marty McFly¡± ¨Cporque jam¨¢s sal¨ªa del personaje¨C y discut¨ªa constantemente con el director, Robert Zemeckis, sobre las motivaciones y la psicolog¨ªa de Marty. La actitud de Stoltz complicaba el rodaje, pero el estudio habr¨ªa pasado por alto sus broncas, su excentricidad y su agresividad si al menos diese bien en c¨¢mara. No era el caso. Eric Stoltz se tomaba tan en serio su personaje que resultaba inc¨®modo de mirar y ning¨²n chiste parec¨ªa un chiste.
As¨ª que tras seis semanas de rodaje y en un movimiento in¨¦dito en Hollywood, Zemeckis y Spielberg acordaron con el estudio reemplazar a Stoltz y rodar todas sus escenas de nuevo aunque eso subiera el presupuesto de 16 a 19 millones de d¨®lares. Sab¨ªan que la pel¨ªcula lo merec¨ªa. Sab¨ªan que ten¨ªan un bombazo entre manos, pero que con Stoltz les iba a explotar en la cara. Como explicar¨ªa Zemeckis a?os m¨¢s tarde, Stoltz interpretaba al personaje de Marty McFly pero Michael J. Fox era Marty McFly.
En realidad Fox siempre fue la primera opci¨®n para Regreso al futuro, pero su calendario en Enredos de familia le impidi¨® participar (¨¦l nunca lleg¨® a enterarse de esta negociaci¨®n, llevaba a cabo entre las productoras sin consultarle) y esta vez Zemeckis apost¨® por su primera corazonada e hizo todo lo posible por encontrar una soluci¨®n: Fox rodar¨ªa la pel¨ªcula durante los ratos libres de la serie (por la noche, al amanecer, los fines de semana).
En 1985, Regreso al futuro se convirti¨® en la pel¨ªcula m¨¢s taquillera del a?o, Michael J. Fox en el adolescente m¨¢s famoso del planeta (aunque tuviera 24 a?os ya) y hasta Teen Wolf (De pelo en pecho) acab¨® siendo un ¨¦xito sorpresa. En aquella misma temporada pas¨® de competir en los Emmy como secundario a ser nominado como protagonista por Enredos de familia. Lo gan¨®.
¡°Pas¨¦ de ser un chaval al que las chicas no le daban ni la hora a leerles la hora yo a ellas desde el reloj de su mesita de noche¡±, cont¨® a la edici¨®n estadounidense de Esquire.?¡°Yo ten¨ªa esa imagen de chico mono y abrazable que, mientras me sirviera para echar un polvo, no me importaba demasiado¡±. Fox era lo contrario a un actor de m¨¦todo. Era un disfrut¨®n. Los adolescentes no quer¨ªan ser como ¨¦l, sino que sent¨ªan que ya lo eran. Cuando le preguntaban por su t¨¦cnica interpretativa, Fox desmitificaba su trabajo repitiendo aquel mantra de Spencer Tracy: ¡°Apr¨¦ndete tus l¨ªneas y no te choques con los muebles¡±.
Una ma?ana de martes de noviembre, en 1990, Michael J. Fox se despert¨® en la suite presidencial del hotel Gainsville de Florida con un temblor en el dedo me?ique de la mano izquierda que ¨¦l achac¨® a la resaca. Ten¨ªa 29 a?os. El actor beb¨ªa a diario para soportar sus miedos a que toda su carrera se derrumbase: la trilog¨ªa Regreso al futuro acababa de terminar, Enredos de familia tambi¨¦n y, al borde de la treintena, sus papeles adultos estaban fracasando de tal modo que recurri¨® a Doc Hollywood, la que ser¨ªa su ¨²ltima pel¨ªcula con esp¨ªritu adolescente. La vida adulta de Fox ya parec¨ªa escrita: ser¨ªa recordado para siempre como un ex-ni?o prodigio, a pesar de que se hizo famoso con 24 a?os, y se pasar¨ªa el invierno de su carrera firmando aut¨®grafos en convenciones de fans y diciendo ¡°Qu¨¦ fuerte, Doc¡± cada vez que alguien le cediera un micr¨®fono. Y cuando ese parec¨ªa el peor escenario posible, un doctor le diagnostic¨® Parkinson, una enfermedad degenerativa que afecta al sistema nervioso, y le dio diez a?os m¨¢s de carrera profesional.
Fox recuerda que durante meses lo ¨²nico que hizo fue beber para no tener que enfrentarse a la vida en la que ¨¦l hab¨ªa atrapado a su mujer y a su hijo de dos a?os. Una ma?ana se despert¨® en el sof¨¢, apestando a alcohol, con su hijo de tres a?os gateando sobre ¨¦l y media lata de cerveza a¨²n en el suelo. Cuando abri¨® el otro ojo se encontr¨® a su mujer, Tracy Pollan (quien interpretaba a su novia en Enredos de familia y con quien se cas¨® en 1988), mir¨¢ndole sin rabia ni asco, sino con indiferencia. Fox entr¨® en tratamiento aquel d¨ªa y no ha vuelto a beber desde aquella ma?ana. ¡°A causa de mi enfermedad, a veces pierdo el equilibrio. A veces arrastro las palabras. A veces me choco con la pared. A veces no recuerdo el nombre de la gente. ?Por qu¨¦ iba a querer beber para manufacturar un estado en el que ya vivo?¡±, brome¨® durante una entrevista con Rolling Stone.
Una noche, mirando la televisi¨®n, Michael J. Fox sufri¨® una emboscada. El asaltante era una versi¨®n joven, sana y en control de sus facultades motoras de s¨ª mismo y el actor no fue capaz de cambiar de canal. Al d¨ªa siguiente Fox llam¨® a Lonnie, la mujer de Muhammad Ali, para preguntarle acerca del horror de enfrentarse a uno mismo en el pasado. La mujer de Ali le aclar¨®, tal y como cabr¨ªa esperar del p¨²gil megal¨®mano, que le encanta verse a s¨ª mismo y que jam¨¢s se cansa de mirarse.
En 1998, incapaz de seguir disimulando los s¨ªntomas, Michael J. Fox habl¨® en p¨²blico sobre su enfermedad. Dos a?os despu¨¦s, justo cuando su m¨¦dico hab¨ªa vaticinado el final de su carrera, abandon¨® la telecomedia?Spin City, que ¨¦l protagonizaba y llevaba emiti¨¦ndose con ¨¦xito desde 1996.?En su ¨²ltima aparici¨®n se tom¨® la licencia de, enfundado en una cazadora universitaria que le hac¨ªa parecer aquel adolescente pero con rasgos exhaustos, saludar al p¨²blico con emoci¨®n resignada y abrazar uno por uno a sus compa?eros de reparto. Se salt¨® el gui¨®n como solo las telecomedias grabadas en decorados permiten, pero tambi¨¦n como un deportista que tiene que renunciar a su vida demasiado pronto.
La emocionante secuencia en la que Michael J. Fox se despide de sus compa?eros de 'Spin City'. La serie sigui¨® emiti¨¦ndose durante dos a?os m¨¢s sin ¨¦l.
Sin embargo, Fox record¨® su propia mentalidad en el colegio cuando, dada su estatura (mide 1,62), siempre le eleg¨ªan el ¨²ltimo en los deportes: ¡°Si me coges el ¨²ltimo, har¨¦ todo lo que pueda para dejarte mal¡±. Desde aquella retirada (que no fue tal) ha publicado tres libros, ha recaudado m¨¢s de 400 millones de euros con su fundaci¨®n The Michael J. Fox Foundation y ha aparecido en nueve series de televisi¨®n. Sobre The Good Wife, donde interpretaba a un villano, explic¨® que ¡°las representaciones de los personajes con discapacidad en televisi¨®n suelen ser sentimentales, con m¨²sica de piano suave de fondo y yo quer¨ªa demostrar que los discapacitados pueden ser gilipollas tambi¨¦n¡±. En Curb Your Enthusiasm, Larry David le echaba en cara que exagerase sus s¨ªntomas para irritarle. Y en The Michael J. Fox Show, su regreso como protagonista en 2013, cont¨® con humor el d¨ªa a d¨ªa de una familia cuyo padre tiene Parkinson: el p¨²blico le aplaud¨ªa cada vez que irrump¨ªa en el decorado, porque ve¨ªan a un enfermo de Parkinson, pero su familia no. Ellos no hac¨ªan concesiones y en la primera escena de la serie, mientras Fox trataba de coger con cuidado dos huevos, su mujer le dec¨ªa: ¡°Por Dios, Mike, no hay tiempo para una victoria moral, tenemos hambre¡±.
¡°La gente me mira con miedo y tristeza en sus ojos¡± explic¨®?el actor. ¡°Aunque yo est¨¦ bien, la gente tiene miedo. No me gusta provocar l¨¢stima. Ojal¨¢ fuera yo el autor de esta frase, pero no lo soy: la l¨¢stima es una forma benigna de abuso¡±. Sus amigos le llaman Ghandi porque se pasa el d¨ªa recitando proverbios (¡°mi felicidad crece en proporci¨®n directa a mi aceptaci¨®n y en proporci¨®n inversa a mis expectativas¡±) o par¨¢bolas (¡°si un grupo de personas se sienta en c¨ªrculo, cada una pone su peor problema en el centro y luego tienen la opci¨®n de coger otro, todas coger¨¢n el suyo de nuevo¡±). Pero Michael J. Fox no es un l¨ªder espiritual, sino alguien que aspira a dejar atr¨¢s un mundo en el que el Parkinson est¨¢ m¨¢s visibilizado, m¨¢s socialmente asimilado y m¨¢s cerca de una cura. Incluso sue?a con bailar en las bodas de sus cuatro hijos (Sam, de 29 a?os; las gemelas Aquinnah y Schuyler, de 23; y ?sme, de 16), ninguno de los cuales le ha conocido sin Parkinson. ¡°Si les preguntases c¨®mo me describen, pasar¨ªan por una larga lista de adjetivos antes de siquiera pensar en el Parkinson¡±, asegur¨® el actor al peri¨®dico brit¨¢nico The Guardian.
¡°Cuando recib¨ª el diagn¨®stico decid¨ª trabajar solo en cosas que me gustaban, algo que no creo que hubiera hecho de estar sano ¨Creconoci¨® en esa misma entrevista¨C?porque hab¨ªa demasiado ego. Si no fuera por el diagn¨®stico, tampoco habr¨ªa dejado de beber y quiz¨¢ mi mujer y yo nos habr¨ªamos separado por ello¡±. ?Acaso le ha acabado viniendo bien la enfermedad? ¡°Si Dios, o Buda, o Bill Gates, o Sergey Brin pudieran curarme, no creo que lo aceptase. Porque no habr¨ªa vivido lo que he vivido y a¨²n puedo hacer lo que quiero: al fin y al cabo, sigo pudiendo hacer series. ?Qu¨¦ he perdido entonces?¡±, reflexion¨®?Fox, quien tambi¨¦n asegur¨® sentir compasi¨®n por aquel joven que durante el rodaje de Regreso al futuro hizo instalar ceniceros en todos los m¨¢rgenes del plano para fumar mientras no estaba en pantalla. ¡°No apreciar¨ªa las cosas que aprecio hoy de no ser por mis experiencias¡±, concluye.
¡°La gente me mira con miedo y tristeza en sus ojos.?Aunque yo est¨¦ bien, la gente tiene miedo. No me gusta provocar l¨¢stima. Ojal¨¢ fuera yo el autor de esta frase, pero no lo soy: la l¨¢stima es una forma benigna de abuso¡± Michael J. Fox
Han pasado 28 a?os desde que le dijeron que le quedaba una d¨¦cada de carrera profesional y, al margen de su enfermedad, Michael J. Fox est¨¢ en plena forma: practica pilates, sigue una dieta estricta, juega al golf y mantiene una vida sexual activa (¡°lo que nunca est¨¢ claro¡± matiz¨®, ¡°es qui¨¦n va a ser el agente en movimiento¡±). Asegura que el Parkinson le ha hecho mejor actor porque siempre dudaba qu¨¦ hacer delante de la c¨¢mara y ahora tiene que reaccionar a los espasmos de su propio cuerpo para incorporarlos a la escena: ¡°Ya no me preocupo de lo que quiero hacer o c¨®mo quiero mirar porque una vez ah¨ª quiz¨¢ no sea capaz de hacer eso o de mirar as¨ª, quiz¨¢ no pueda ni agarrar el vaso¡±.
Este no es el futuro que le correspond¨ªa a Michael J. Fox, pero es el presente que le ha tocado. ¡°Muchos enfermos de Parkinson se encierran en sus casas porque les da verg¨¹enza que les vean as¨ª. ?As¨ª c¨®mo? ?Tal y como eres?¡±. Para muchos, su discurso casi cat¨®lico de ¡°todo ocurre por una raz¨®n¡± sonar¨¢ desesperado, ingenuo y un poco iluminado, pero Michael J. Fox es un tipo que un d¨ªa estaba comiendo su almuerzo con pajita y una m¨¢scara de lobo y al d¨ªa siguiente era el chaval m¨¢s famoso del planeta. Un chico que, como ten¨ªa que rodar la escena del Delorean en el instante m¨¢s fr¨ªo de la madrugada, pidi¨® algo para no resfriarse y le dieron el que hoy es el chaleco m¨¢s ic¨®nico de la historia del cine. ?C¨®mo no va a creer en el destino??
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