Mejorar el empleo

Durante el mes de julio las estad¨ªsticas del mercado de trabajo se han comportado de la manera esperada, al menos desde que se super¨® la recesi¨®n: baj¨® el paro, seg¨²n los registros de las oficinas de empleo, en 27.141 personas y subi¨® la afiliaci¨®n a la Seguridad Social (35.819 incorporaciones m¨¢s). La ca¨ªda del empleo y el aumento de la ocupaci¨®n han venido reflejando, casi desde 2013, los efectos del ajuste financiero por una parte y de la reforma laboral por otra. La mejora estad¨ªstica del empleo, una gran noticia sin duda, ha sostenido adem¨¢s la imagen de la recuperaci¨®n econ¨®mica que es la marca de la econom¨ªa espa?ola en Europa. Pero una vez que la econom¨ªa espa?ola ha entrado de lleno en una fase de crecimiento sostenido (en torno al 3%, aunque en el segundo trimestre ha descendido al 2,7%) ya no es realista conformarse con un an¨¢lisis tan somero como el que reflejan la evoluci¨®n general del paro y de la afiliaci¨®n.

Un examen del mercado laboral por dentro muestra graves desequilibrios que los equipos econ¨®micos de Rajoy se negaron a aceptar o cuya correcci¨®n trasladaron a un futuro lejano e indeterminado. Entre diciembre de 2007 ¡ªantes de la crisis¡ª y junio de 2018 se han perdido 1.011.800 puestos ocupados y el crecimiento del empleo en Espa?a se ha conseguido por el procedimiento de sustituir contratos fijos o temporales a jornada completa por contratos temporales a tiempo parcial (donde antes de la crisis hab¨ªa un contrato, ahora hay 2 o 3 peor pagados); la tasa de actividad femenina es 11 puntos inferior a la masculina.

Los efectos de la reforma laboral han aumentado la precariedad en el trabajo. La tasa de temporalidad en Espa?a es del 26,1%, el doble que la registrada en la UE 28 (13,9%). En los seis primeros meses de este a?o se contabilizaron 10.421.892 contratos iniciales sobre un total de 13.851.749 trabajadores contratados. Una volatilidad tan desmesurada explica con claridad que Espa?a necesita con urgencia una ¡°reforma de la reforma laboral¡± para eliminar sus graves consecuencias sobre la estabilidad social. La precariedad no s¨®lo compromete el crecimiento, sino que perjudica a las empresas m¨¢s s¨®lidas porque permite competir mediante el dumping laboral.

El Gobierno ya ha declarado, con raz¨®n, que no es posible proceder a cambios sustantivos en la legislaci¨®n laboral. Requerir¨ªa un m¨²sculo pol¨ªtico y un plazo de tiempo que Pedro S¨¢nchez no tiene. Pero no estar¨ªa de m¨¢s explorar la posibilidad de proceder a cambios normativos de menor rango o de intensificar los controles de trabajo para reducir la distorsi¨®n de la temporalidad. Al menos, hay que exigir e imponer que se respete la naturaleza de un puesto de trabajo; no se puede ocupar un puesto de trabajo que por sus caracter¨ªsticas necesita ser fijo con contratos temporales. Tambi¨¦n deber¨ªa ser posible impedir que los contratos a jornada parcial se conviertan en contratos a jornada completa.

Para corregir, en la medida de lo posible, los efectos inmediatos de la temporalidad quiz¨¢ no sean necesarios cambios legislativos de gran alcance; podr¨ªa ser suficiente con activar los recursos de la Administraci¨®n para hacer cumplir la ley. Ser¨ªa un mensaje inequ¨ªvoco: existe la voluntad, en lo que queda de legislatura y en la pr¨®xima, de mejorar y estabilizar el empleo.