La cosa va m¨¢s all¨¢ de que unos pican y otros no, como con los pimientos de Padr¨®n. Wilbur L. Scoville, un farmac¨¦utico de principios del siglo pasado, ide¨® una escala para medir el grado de ardor en la boca que causan los chiles, las guindillas y otros pimientos rebeldones. En realidad, el m¨¦todo lo que mide es el efecto de la capsaicina, la sustancia que hace que una cayena realce el sabor de un plato o le arruine el almuerzo entero. La gradaci¨®n va del 0 al infinito. Como ¨¦l fue el padre del invento, las unidades de medida llevan su nombre: Unidades de Calor Scotville (SHU, por sus siglas en ingl¨¦s).
La capsaicina pura tiene 16 millones SHU, y de ah¨ª para abajo: el pimiento del tabasco tiene 50.000 SHU, igual que la cayena, y muy por debajo el pimiento del padr¨®n. En las posiciones calientes de la lista se encuentra el Spanish Naga (1.086.844 SHU) una especie que proviene de la India y cuyo cultivo, que se produce en Espa?a, comenzaron los ingleses.
Los sprays de pimienta hacen palidecer a la guindilla m¨¢s picante. Nada menos que 5.300.000 SHU o, lo que es lo mismo, un tercio de su f¨®rmula es capsaicina pura. Las autoridades europeas sostienen que su poder irritante es mayor que el de los gases lacrim¨®genos y, tal como explicita la Guardia Civil, solo unos pocos est¨¢n autorizados en Espa?a.