Apariencia y realidad

El Gobierno central y el de la Generalitat, representados por la ministra Batet y por el conseller Maragall, celebraron el pasado mi¨¦rcoles el primer encuentro acordado por los presidentes Pedro S¨¢nchez y Quim Torra en la reuni¨®n que mantuvieron a principios de julio. La cita respondi¨® a una l¨®gica no solo pol¨ªtica, sino tambi¨¦n institucional, en la medida en que ambas partes la enmarcaron en las disposiciones del Estatut acerca de la preceptiva convocatoria de comisiones bilaterales. L¨®gica exclusivamente pol¨ªtica fue, por el contrario, la que ha venido prevaleciendo durante los ¨²ltimos a?os, en virtud de la cual el Gobierno central rechaz¨® reunirse con el de Generalitat alegando su deriva independentista, y este, por su parte, aprovech¨® esta vulneraci¨®n del Estatut para perpetrar contra la mayor¨ªa de la sociedad catalana otra m¨¢s grave: una proclamaci¨®n de independencia por v¨ªas de hecho.

Los resultados de la reuni¨®n del mi¨¦rcoles no convencieron ni defraudaron a nadie porque nadie albergaba expectativas. Sin embargo, la apariencia de irrelevancia no puede ocultar que la simple celebraci¨®n del encuentro y la extempor¨¢nea agenda introducida por la Generalitat sobre los pol¨ªticos presos y la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n pusieron de manifiesto la existencia de una realidad diferente. Reclamar a estas alturas la creaci¨®n de una comisi¨®n para estudiar la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum de acuerdo con el Estado, como hizo el Govern, solo significa una cosa: que el Govern ha renunciado a reconocer cualquier legitimidad democr¨¢tica y cualquier viabilidad pol¨ªtica a la ilegalidad perpetrada el 1 de octubre, cuando se colocaron urnas a escondidas. ?Por qu¨¦, si no, le reclamar¨ªa al Gobierno central convocar una consulta si, como dec¨ªa hasta hace poco el president Torra, la celebrada entonces expresaba la voluntad de los catalanes?

Por otra parte, no fue seguramente un azar el hecho de que el Govern designase al conseller de Acci¨®n Exterior para encabezar su delegaci¨®n, como si lo despachara a negociar con un pa¨ªs extranjero. Una vez m¨¢s, el Govern trataba de disfrazar con la apariencia del desaf¨ªo lo que en realidad era una forma sublimada de reconocer sus l¨ªmites. El marco de la reuni¨®n que tuvo lugar esta semana fue auton¨®mico y no de Estado a Estado, al igual que lo ser¨¢n todas y cada una de las reuniones que se celebren, si es que se celebran, durante los pr¨®ximos meses. El Govern, por descontado, puede interrumpir la distensi¨®n desertando de cualquier comisi¨®n. Pero en este supuesto quedar¨¢ finalmente claro qui¨¦n defiende el di¨¢logo como procedimiento para dar salida a un contencioso dentro de la ley y qui¨¦n ha pretendido utilizarlo como coartada para, contando con el rechazo de la otra parte a cualquier contacto, y vulnerando la ley, imponer un programa sobre una mayor¨ªa de ciudadanos que lo rechaza.

El Govern dijo lamentar el mi¨¦rcoles que el Gobierno central carezca de programa para Catalu?a. Tambi¨¦n eso era apariencia, porque la realidad de lo que quer¨ªa decir es que el independentismo carece por ahora de alternativa pol¨ªtica al unilateralismo y a las v¨ªas de hecho.