Contra la pena capital
El rechazo del Vaticano de la condena a muerte deber¨ªa influir para acabar con esta lacra jur¨ªdica
El Vaticano, a instancias del papa Francisco, ha decidido reformar el Catecismo, concretamente su art¨ªculo 2.267, para declarar que la pena de muerte es ¡°inadmisible¡±. La Santa Sede ha justificado el cambio en un principio: la pena de muerte ¡°atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona¡±. No est¨¢ de m¨¢s recordar que en el Vaticano la pena de muerte fue legal entre 1929 y 1969; y que el Catecismo ahora reformado admit¨ªa la ejecuci¨®n de una persona ¡°cuando fuera el ¨²nico camino¡± aceptable para la protecci¨®n del bien com¨²n. Dado que la determinaci¨®n de cu¨¢l pod¨ªa ser ¡°el ¨²nico camino¡± deja un amplio margen a la discrecionalidad pol¨ªtica, est¨¢ claro que la reforma propuesta por el Papa actual no solo es m¨¢s coherente con la doctrina de la Iglesia sino que adem¨¢s se pronuncia de forma contundente en contra de una lacra pol¨ªtica y judicial vigente todav¨ªa en m¨¢s de 50 pa¨ªses.
Editoriales anteriores
La ¡°inviolabilidad y la dignidad de la persona¡± es un principio firmemente establecido por la doctrina cat¨®lica. Por lo tanto, llama la atenci¨®n que no se apelara antes a ¨¦l para rechazar tajantemente la pena de muerte. El portavoz del Vaticano ha esgrimido argumentos de funcionalidad social para explicar por qu¨¦ se adopta ahora el rechazo a la ¨²ltima pena. Aduce una nueva comprensi¨®n acerca del sentido de las sanciones penales por parte del Estado. Pero lo cierto es que las t¨¦cnicas de rehabilitaci¨®n y las pol¨ªticas de reinserci¨®n tienen decenios de historia; no son de ayer.
En cualquier caso, la reforma del Catecismo refleja el intento de la Iglesia de dar respuesta a las exigencias sociales desde posiciones m¨¢s coherentes con el esp¨ªritu de los tiempos. Es de agradecer que el Vaticano se comprometa ¡°con determinaci¨®n¡± en abolir la pena de muerte en todo el mundo. Ese compromiso, hecho a trav¨¦s de un instrumento de derecho eclesi¨¢stico p¨²blico, deber¨ªa tener repercusiones visibles en algunos de los pa¨ªses que todav¨ªa mantienen la pena capital.
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