Roc¨ªo Jurado: una vida de soledad, feminismo y destape intelectual
El programa 'Lazos de sangre' repas¨® la vida de la cantante de Chipiona mostrando facetas olvidadas, como sus posturas en pro de los derechos de la mujer o su agridulce relaci¨®n con sus hijos
La faceta m¨¢s p¨²blica y art¨ªstica de Roc¨ªo Jurado es conocida desde hace d¨¦cadas. La m¨¢s grande no era un apelativo en vano: su presencia sobre los escenarios y su arrolladora voz la convirtieron en un mito que se apag¨® el 1 de junio de 2006 con apenas 61 a?os a causa de un c¨¢ncer de p¨¢ncreas.?Sin embargo, todav¨ªa quedan detalles por conocer de una mujer de la que, pese a tener una vida privada poco privada, a¨²n queda tela que cortar.
El jueves por la noche, el programa de Televisi¨®n Espa?ola?Lazos de sangre desgran¨® la saga de los Mohedano-Jurado-Carrasco-Ortega Cano en una emisi¨®n que lider¨® el prime time con 1.780.000 espectadores. En ¨¦l se pudo ver a la Jurado m¨¢s fotografiada, pero tambi¨¦n a la m¨¢s ¨ªntima. Y no precisamente a esa mujer cuyo legado llevan paseando sin pudor sus familiares y descendientes por televisi¨®n desde hace 12 a?os, sino a la mujer que hab¨ªa detr¨¢s de la estrella y que brillaba tanto o m¨¢s que la artista.
Por las c¨¢maras del programa pasaron su viudo, el torero Jos¨¦ Ortega Cano; su hermano y representante, Amador Mohedano; o su hija peque?a, Gloria Camila Ortega (que asegur¨® que la echa de menos, aunque Ortega Cano ha sido fundamental para ella: "Tengo un padre que tambi¨¦n ha hecho de madre"), adem¨¢s de su m¨¦dico, de amigos como Lolita Flores, Diana Navarro o Joan Manuel Serrat y muchos de los periodistas que la trataron a lo largo de su carrera, como Mercedes Mil¨¢ o Rosa Villacast¨ªn. Pero tambi¨¦n, y gracias al archivo de TVE, se recuperaron muchos momentos de la de Chipiona ante las c¨¢maras, en los que salieron a la luz aspectos poco conocidos o recordados de la cantante de copla.?
"?Te gustar¨ªa morir sobre un escenario?", le preguntaba un periodista en los inicios de su carrera. "Simplemente no me gustar¨ªa morir", respond¨ªa ella, siempre con la palabra a punto. En las im¨¢genes que desgranaban su trayectoria la Jurado se dej¨® ver como una mujer con una vida compleja, un clan que mantener, un feminismo decidido y muchas tristezas.
Su relaci¨®n con Roc¨ªo Carrasco, su primera hija, no fue f¨¢cil. Con sus dos siguientes hijos, Gloria Camila y Jos¨¦ Fernando, que adopt¨® con 3 y 6 a?os, fue corta: s¨®lo pudo disfrutar de ellos durante siete a?os. Tuvo un aborto con 37 a?os que, seg¨²n el programa, le cost¨® pasar una depresi¨®n. Ya cumplidos los 50 y casada con Jos¨¦ Ortega Cano tuvo otro que le hizo desistir de tener m¨¢s hijos naturales.
La relaci¨®n entre la primog¨¦nita y la madre fue compleja. Carrasco se fue de casa a los 18 a?os para casarse con Antonio David Flores, pero tuvo una infancia y una adolescencia de largas soledades, como contaba su entorno y ella misma confesaba. "Y lloraba y lloraba y lloraba y lloraba... Hasta que un d¨ªa no llor¨¦ m¨¢s. Porque ya me di cuenta de que, llorase o no llorase, volver no iba a volver, se iba a ir de todas formas. Entonces ese d¨ªa no llor¨¦. Y ese d¨ªa la que llor¨® fue ella", explicaba, muy serena, la joven en en una entrevista ante la mirada triste de su madre refiri¨¦ndose a sus ausencias a causa del trabajo. Como dec¨ªa Mercedes Mil¨¢, "esas personas son animalitos heridos". Desde la muerte de la chipionera, Carrasco no ha recuperado la relaci¨®n con sus hermanos peque?os, con su t¨ªo Amador o con el viudo de su madre. Tampoco tiene relaci¨®n con su exmarido ni con sus propios hijos, que viven con ¨¦l en M¨¢laga. Sin la matriarca, el clan se dispers¨® y se volvi¨® carne de plat¨®s y exclusivas, m¨¢s centrados en lo personal que en lo profesional.
Roc¨ªo Jurado fue una mujer rompedora. Visti¨® como quiso (o como le dej¨® la censura), vivi¨® como quiso y cant¨® lo que quiso. Entre otras, letras que hablaban de poder femenino o de sexo: "Si amanece y ves/ que estoy despierta/porque de tu amor/a¨²n no estoy llena/?mame otra vez". Ella lo sab¨ªa: "Lo hab¨ªa cantado, si se hab¨ªa cantado, un hombre, nunca lo hab¨ªa cantado una mujer". Tambi¨¦n se posicion¨®, por ejemplo, a favor del divorcio. "Rotundamente, soy partidaria", aseguraba siempre con la sonrisa pintada. Acab¨® recurriendo a ¨¦l para separarse de su primer marido, el boxeador Pedro Carrasco, en 1993.
Ella se declaraba feminista, en una ¨¦poca en la que la simple palabra levantaba ampollas (si hoy todav¨ªa cuesta, qu¨¦ decir de los ochenta y los noventa). Y sab¨ªa expresar sus ideas de forma tan concreta como exacta: "Soy feminista. No soy detractora del hombre, para nada. Soy defensora de los derechos de la mujer, que es diferente".?
Fue abierta en las entrevistas, educada sin cortarse un pelo. Cuando le preguntaban por su talla de sujetador ella respond¨ªa a la entrevistadora: "?Por qu¨¦ te lo voy a decir? No, no. El ¨²nico sujetador que me importa es el mental, que era el que t¨² te ten¨ªas que poner para no hacerme esas preguntas". Y encima consegu¨ªa hacer re¨ªr a todos.
Su sensualidad y su coqueter¨ªa no frenaban ni escond¨ªan su claridad, sus decisiones, siempre muy pensadas. Ella no ten¨ªa l¨ªmites. "?Pero c¨®mo voy a frenarme!", dec¨ªa, en referencia a las interpretaciones que acompa?aban las letras de sus canciones, a menudo m¨¢s explicitas de lo que la ¨¦poca permit¨ªa. "Yo pienso que mi destape ha sido m¨¢s art¨ªstico que corporal. Yo pienso que el destape es mucho m¨¢s importante si es mental", dec¨ªa ante un boquiabierto Lauren Postigo.
La artista sac¨® a la palestra temas entonces tab¨² y no tuvo miedo de mostrar sus fortalezas y sus debilidades. "No puedo, no he podido, de verdad, tener otro hijo. Nosotros, aunque cueste mucho decirlo, aunque parezca mentira, las mujeres que nos dedicamos a esta profesi¨®n... ¡ªpor eso hay muchos menos ¨ªdolos mujeres, hay muchos m¨¢s ¨ªdolos hombres¡ª tenemos que programar los hijos. Es una cosa muy triste, pero es as¨ª".?
La Jurado decidi¨® sus canciones, sus ropas, sus apariciones. Hizo una (falsa) huelga de hambre para que, de ni?a, su padre la dejara ser cantante. Pidi¨® una fortuna por cantar para Pedro Almod¨®var en Tacones lejanos. Jam¨¢s repiti¨® un vestido sobre el escenario. Se volvi¨® a casar solo cuando obtuvo la nulidad eclesi¨¢stica. Se enfrent¨®, y luego se reconcili¨®, con artistas como Raphael (a causa de Como yo te amo, un ¨¦xito de ambos que ninguno quer¨ªa compartir). Supo lo que era tener que decidir entre el ¨¦xito y la familia. Quiso hacer una ¨²ltima gala, un autohomenaje, en 2005 junto a un pu?ado de artistas, aunque su enfermedad obligara a parar la grabaci¨®n. Pero sab¨ªa lo que estaba haciendo: morir¨ªa meses despu¨¦s y ese ser¨ªa uno de sus legados. Fue decidida, valiente, tom¨® las riendas. Fue fuerte en vida y para morir.?"Ella nunca dijo que se iba a ir, nunca, ni pens¨® en ello", confesaba Ortega Cano con un nudo.
No fue Se nos rompi¨® el amor, ni Como una ola. La canci¨®n que m¨¢s representaba a la Jurado fue Necesito estar sola, que le compuso su tambi¨¦n guitarrista Paco Cepero. "Sola/Necesito estar sola/ Sola yo, con mis penas", reza su letra. "Esta canci¨®n... ?Esta es mi vida!", asegura su compositor que le dijo la Jurado cuando se la mostr¨®: "Se meti¨® por ah¨ª y la vi llorando, de verdad". "Hoy necesito? estar conmigo a solas/Perdida entre mi cuerpo y la experiencia/Hoy quiero preguntar por qu¨¦ se vive/Por qu¨¦ duele la luz/y la existencia". Sola. La m¨¢s grande, pero sola.
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