Los trabajos de la mujer del C¨¦sar
Bego?a G¨®mez atesora experiencias que se corresponden con la oferta de empleo que ha atendido
Lo que m¨¢s le gusta al periodismo, y a la pol¨ªtica, de tiroteo r¨¢pido, es un refr¨¢n. Cuanto m¨¢s antiguo, mejor, como si el refr¨¢n fuera el imperativo ¨¦tico por el que debe conducirse la mercader¨ªa del momento. La habladur¨ªa que conduce a hablar por hablar al hombre (o a la mujer) de barra de bar o de micr¨®fono proclive a decir lo primero que se le viene a la mente: lo dice el refr¨¢n, punto redondo.
No hay que pensar demasiado: si el refr¨¢n se ajusta a lo que primero nos viene a la mente, all¨¢ va, y que el afectado aguante su vela. Luego el gracioso que tira la primera piedra contiene su carcajada viendo el eco de su tonter¨ªa. El refr¨¢n ha dado en el clavo, ya es materia de las tertulias, trending topic de la pol¨ªtica, portada de medios, bot¨ªn de las redes sociales. ?Qu¨¦ pensamiento hay detr¨¢s? Ninguno, no hace falta. Detr¨¢s hay un refr¨¢n. Punto redondo.
Ahora venden en esas mercader¨ªas el m¨¢s recurrente de los refranes laborales: ¡°La mujer del C¨¦sar ha de ser honesta o al menos debe parecerlo¡±, y a ¨¦l se agarran los m¨¢s apresurados para poner en vilo el prestigio del encargo laboral que ha recibido la mujer del presidente del Gobierno, Bego?a G¨®mez.
Desde hace a?os esta se?ora, esposa de Pedro S¨¢nchez, trabaja por cuenta ajena, y lo ha hecho siempre ligada a tareas de inter¨¦s p¨²blico que reclaman dedicaci¨®n, oficio y experiencia, en la b¨²squeda de ayuda para financiar oeneg¨¦s y organizaciones de car¨¢cter no lucrativo y de inter¨¦s humano. En esa l¨ªnea le han propuesto un trabajo privado que proviene del Instituto Empresa, una instituci¨®n que quiere, con ella, prolongar la incentivaci¨®n de lazos de ?frica con Espa?a y con Europa.
En su hoja de vida figura que ha dado clases en la Universidad Complutense y que adem¨¢s atesora experiencias que se corresponden con la oferta de empleo que ha atendido. No es, pues, la mujer del C¨¦sar, ni ha de parecerlo, sino que es Bego?a G¨®mez, una mujer hecha por s¨ª misma que, adem¨¢s, es la mujer, dig¨¢moslo en beneficio del inventario de refranes, del actual C¨¦sar.
Desde que se supo que ese iba a ser su porvenir laboral los beneficiarios de los t¨®picos que estos d¨ªas se manejan se agarraron a la metaf¨ªsica de lo que har¨ªa la mujer del C¨¦sar para descalificar al empleador y a la empleada, como si ambos se hubieran conjurado en un pacto contra la ¨¦tica.
La hipocres¨ªa (pol¨ªtica, period¨ªstica) se conduce as¨ª: se exhibe un list¨®n y se establecen las reglas para cumplir con el list¨®n. Da igual que alguien cumpla con esas reglas, que sea adecuado para el empleo. De lo que se trata es de afearle que exista, simplemente, as¨ª que se sigue subiendo el list¨®n hasta que no haya manera de alcanzarlo. Haga lo que haga tendr¨¢ que demostrar que sabe hacerlo, aunque lo lleve haciendo veinte a?os. Si insiste en pasar la prueba y efectivamente la pasa alguien sacar¨¢ el cat¨¢logo de refranes y lo dir¨¢ como el argumento final: ¡°La mujer del C¨¦sar¡¡±. Hasta que la mujer del C¨¦sar opte al puesto de desempleada.
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