La polic¨ªa contra la gente
Polonia, el sexto pa¨ªs de la UE por su tama?o, est¨¢ cada vez m¨¢s re?ida con las normas y valores europeos
?Es a¨²n independiente la polic¨ªa en Polonia? Es una pregunta que me planteo muy seriamente. Desde hace dos semanas, los agentes polacos no se parecen a sus colegas del resto de la UE. La polic¨ªa polaca carga contra la oposici¨®n. Como en Szczecin, donde dos opositores al partido gubernamental ¡ªPiS, en sus siglas polacas¡ª colocaron una camiseta que dec¨ªa ¡°Constituci¨®n¡± en el monumento al expresidente Lech Kaczynski (fallecido en 2010 en la cat¨¢strofe a¨¦rea de Smolensk y hermano del l¨ªder del PiS, Jaroslaw Kaczynski).
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Pues bien, este happening es una reacci¨®n a las medidas del PiS, as¨ª como del presidente Andrzej Duda que, infringiendo la Constituci¨®n polaca, han decidido eliminar de su cargo a la presidenta del Tribunal Supremo, adem¨¢s de cambiar a sus miembros. En cuanto esto se ejecute, Polonia dejar¨¢ de ser un Estado de derecho.
El expresidente Lech Kaczynski, a instancias de su hermano, est¨¢ reconocido por el Gobierno como el santo patr¨®n nacional. En consecuencia, utilizar un monumento suyo para recordar la necesidad de respetar la Constituci¨®n se considera un ataque terrorista. Los agentes abrieron una instrucci¨®n por profanar un monumento, que el C¨®digo Penal polaco castiga con una multa. Se pusieron pues manos a la obra, a consultar las grabaciones monitorizadas y buscar testigos. Pero tambi¨¦n los polacos se pusieron en marcha. As¨ª, camisetas con el r¨®tulo de ¡°Constituci¨®n¡± proliferaron por todo el pa¨ªs. Tambi¨¦n en estatuas apol¨ªticas, del drag¨®n de Cracovia o personajes de dibujos animados. La gente disfrutaba de lo lindo. No as¨ª la polic¨ªa.
Los siguientes decoradores de monumentos aterrizaron en las comisar¨ªas. A la pregunta de c¨®mo la palabra ¡°Constituci¨®n¡± puede ultrajar a alguien, el ministro de Interior, Joachim Brudzinski, no supo responder.
Pero eso no es todo. En Bydgoszcz, en la ventana del despacho de uno de los diputados del PiS, una activista de la oposici¨®n dibuj¨® las letras PZPR (las iniciales del antiguo partido comunista polaco), al que este diputado del PiS perteneci¨®. Su caza fue un ¨¦xito: la mujer tuvo que desnudarse integralmente en comisar¨ªa y la cachearon despu¨¦s de aislarla. Fue acusada de apolog¨ªa del totalitarismo. Como si recordarle a un diputado del PiS su pasado deshonroso fuese un delito.
A la pregunta de c¨®mo la palabra ¡°Constituci¨®n¡± puede ultrajar a alguien, el ministro de Interior, Joachim Brudzinski, no supo responder
En los a?os ochenta, cuando en Polonia y media Europa anidaba a¨²n el comunismo, la oposici¨®n breslaviense decidi¨® re¨ªrse de las autoridades organizando happenings similares. Esto condujo a situaciones verdaderamente c¨®micas, como cuando por el centro de Breslavia polic¨ªas armados con porras persegu¨ªan a una multitud de personas disfrazadas¡ de san Nicol¨¢s. Nada result¨® m¨¢s comprometedor para el r¨¦gimen que aquello. Y ahora la historia se repite.
Pero no todos est¨¢n de guasa. Hace dos semanas, la polic¨ªa arrest¨® de forma brutal a los manifestantes congregados ante el Congreso. El ministro Brudzinski escribi¨® que deber¨ªan alegrarse, porque la polic¨ªa de EE?UU o Israel habr¨ªa sido m¨¢s expeditiva.
Aparte de aplicar la violencia, se vigila a los manifestantes, aun siendo parlamentarios (es por su bien, explica la polic¨ªa). Y las protestas se graban para analizarlas con un programa especial de identificaci¨®n facial. ?De qu¨¦ le sirve a la polic¨ªa esta informaci¨®n?
Es muy simple: la necesita para asustar a la gente. Kaczynski devasta la democracia polaca con Viktor Orban como modelo. Hay una cosa, sin embargo, que no hab¨ªa previsto: en su camino al poder ilimitado en Polonia la sociedad civil se le interpondr¨¢ eficazmente. Kaczynski estaba convencido de que el generoso programa social, sumado a una propaganda diseminada por los medios p¨²blicos intervenidos por el Gobierno, bastar¨ªa para silenciar a sus adversarios. Pero no ha sido as¨ª. Miles de personas salen a las calles a defender nuestra pertenencia a la UE, la libertad de prensa o la independencia del poder judicial.
Ya que no ha funcionado la zanahoria, las autoridades recurren a los palos. El problema es que la violencia se dispara r¨¢pidamente.
?Bastar¨¢ todo esto para fracturar a la sociedad civil que defiende los valores democr¨¢ticos? ?O servir¨¢ quiz¨¢s para afianzarlos? No conozco la respuesta, pero una cosa es segura: Polonia, el sexto pa¨ªs de la UE por su tama?o, est¨¢ cada vez m¨¢s re?ida con las normas y valores europeos. La injerencia de la polic¨ªa en el debate pol¨ªtico demuestra que la situaci¨®n es cada vez peor. Y, a pesar de todo, en Polonia sigue habiendo personas dispuestas a defender los principios europeos.
Bartosz T. Wielinski dirige la secci¨®n de internacional de Gazeta Wyborcza.
Traducci¨®n de Amelia Serraller.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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