Monsanto, su pesticida y el coste de no informar
El gigante agroqu¨ªmico ha sido condenado a pagar una indeminizaci¨®n multimillonaria por ocultar que el glifosato puede ser cancer¨ªgeno
El gigante agroqu¨ªmico Monsanto fue el viernes pasado condenado a indemnizar a un jardinero estadounidense con 289 millones de d¨®lares (253 millones de euros). Ha sido un rev¨¦s judicial que no presagia nada bueno para la marca contra la que hay abiertas miles de demandas en Estados Unidos y en Europa. El jardinero indemnizado, Dewayne Johnson, cree que el uso continuado que hizo durante a?os del pesticida de Monsanto Round Up, el m¨¢s utilizado del mundo y fabricado con el ingrediente glifosato, es el causante del linfoma terminal que sufre, un tipo de c¨¢ncer que afecta al sistema linf¨¢tico y no tiene cura. Los jueces le han dado la raz¨®n en un veredicto hist¨®rico, por ser el primero de estas caracter¨ªsticas, y, parad¨®jicamente, es la propia firma Monsanto la que ha facilitado su propia derrota judicial.
Johnson se ha beneficiado del esc¨¢ndalo generado por los llamados Monsanto papers. Se trata de informes, comunicaciones y correos electr¨®nicos internos de la empresa desvelados el pasado a?o y que demuestran que ya en los a?os ochenta esta dudaba de la seguridad del glifosato porque sospechaba que era cancer¨ªgeno. Desde entonces, la firma intentaba ocultar los preocupantes datos de sus propios an¨¢lisis y hasta presum¨ªa de tener contactos en los organismos p¨²blicos encargados de velar por la seguridad de los pesticidas, como la Agencia de Protecci¨®n del Medio Ambiente americana (EPA); un extremo especialmente inquietante si se tiene en cuenta que la mayor¨ªa de estos organismos, incluida la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), no ven problema en el uso del glifosato. La Uni¨®n Europea le concedi¨®, de hecho, en noviembre una pr¨®rroga de cinco a?os para seguir comercializ¨¢ndolo en el continente, a pesar de las peticiones en contra de millones de ciudadanos y de parte del Parlamento Europeo. Solo la Agencia de Investigaci¨®n sobre el C¨¢ncer, de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, ha alertado de que el glifosato es un ¡°probable cancer¨ªgeno¡±.
Esta batalla retrotrae a la que a finales del siglo XX puso contra las cuerdas a las tabacaleras. Tambi¨¦n como entonces el problema legal no reside tanto en los efectos perniciosos contra la salud como en la ocultaci¨®n de datos cruciales sobre ellos. Las grandes firmas ocultaron a los usuarios el poder adictivo de la nicotina, que reforzaban secretamente con todo tipo de ingredientes. Philip Morris lleg¨® a tener que indemnizar en Estados Unidos a una fumadora aquejada de c¨¢ncer de pulm¨®n con 28.000 millones de d¨®lares. Pero las tabacaleras superaron la crisis y siguen vendiendo toneladas de cigarrillos a cambio, en el mundo m¨¢s desarrollado, de soportar elevad¨ªsimas cargas fiscales y de informar cumplidamente a los usuarios de que el tabaco produce c¨¢ncer, problemas de fertilidad, impotencia y hasta la muerte.
Monsanto vende productos m¨¢s imprescindibles. Sin pesticidas, la agricultura reducir¨ªa dr¨¢sticamente su producci¨®n (hasta en un 90% en algunos casos). ?Podr¨ªa el planeta suministrar de alimento a tantos miles de personas sin la agricultura intensiva y los pesticidas? Greenpeace cree que s¨ª. Pero la respuesta est¨¢, de momento, en el uso cuidadoso de este tipo de productos, en la prohibici¨®n de algunos y, en definitiva, en la informaci¨®n al usuario mientras no se hallen pesticidas menos da?inos.
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