EE UU-China: la guerra detr¨¢s de la guerra
La innovaci¨®n tecnol¨®gica es el terreno de batalla esencial en la competici¨®n entre las dos grandes potencias
El pasado lunes, el Gobierno de Estados Unidos present¨® la nueva ley de Defensa, que no solo incrementa el presupuesto destinado a seguridad hasta la cifra r¨¦cord de 715.000 millones de d¨®lares (unos 635.000 millones de euros) sino que aumenta con creces los poderes del Gobierno y del Congreso para revisar y bloquear cualquier tipo de inversi¨®n extranjera en su econom¨ªa bajo el argumento de la amenaza a la seguridad nacional. Aunque la ley no menciona a ning¨²n pa¨ªs en concreto, los expertos coinciden en que el destinatario de semejante reforma no es otro que China.
Hace unos meses, el presidente Donald Trump ya advirti¨® de que reforzar¨ªa el Comit¨¦ de Inversi¨®n Extranjera del Congreso para ¡°proteger mejor las joyas de la corona estadounidenses de la tecnolog¨ªa y la propiedad intelectual de las transferencias obligatorias y de las compras que amenazan nuestra seguridad nacional y el futuro de la prosperidad econ¨®mica¡±.
Esa es, en realidad, la verdadera guerra que oculta la guerra comercial que libran Estados Unidos y China. En juego est¨¢n el dominio tecnol¨®gico del futuro y el control de la alta velocidad que viene: el 5G.
La principal concesi¨®n que exige Washington para aflojar la escalada de sanciones que est¨¢ imponiendo sobre los productos chinos es que Pek¨ªn elimine la exigencia a los inversores extranjeros que creen empresas conjuntas y compartan la tecnolog¨ªa con socios locales. Ni asomo de cesi¨®n por Pek¨ªn.
Por mucho que quiera Trump no resulta tan sencillo para su industria tecnol¨®gica poner puertas al campo. El problema es que durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, las cadenas globales de producci¨®n se han establecido en China, primero por sus bajos costes laborales y, despu¨¦s, por su oferta de talento, su avanzada industria y las econom¨ªas de escala. Por si fuera poco, la interdependencia es total: hoy la inversi¨®n en innovaci¨®n de las empresas tecnol¨®gicas estadounidenses est¨¢ supeditada a sus ventas a China, mientras que las firmas chinas dependen para producir de sus proveedores estadounidenses, como demostr¨® el caso de ZTE.
En julio, Washington prohibi¨® todo tipo de transacciones entre la tecnol¨®gica china ¡ªcuarto fabricante de tel¨¦fonos inteligentes en EE?UU¡ª y sus proveedores estadounidenses, lo que provoc¨® la suspensi¨®n total de actividad de la empresa y la intervenci¨®n del Gobierno de Pek¨ªn. El veto se zanj¨® con una multa de 1.400 millones de d¨®lares, gracias a los ruegos y contactos del lobby estadounidense de componentes.
Las barreras a la inversi¨®n extranjera de la Administraci¨®n de Trump ya se dejan notar. Seg¨²n la consultora Rhodium Group, las empresas chinas han invertido en Estados Unidos en la primera mitad del a?o unos 1.800 millones de d¨®lares, lo que supone un descenso de m¨¢s del 90% respecto al a?o anterior.
Tanto ZTE como el fabricante chino de m¨®viles Huawei han creado productos muy avanzados para las redes m¨®viles ultrarr¨¢pidas de 5G que pueden ponerse en marcha en 2019 y Washington no est¨¢ dispuesto a perder esa batalla. Por lo pronto, Trump ha prohibido a cualquier miembro de su Administraci¨®n tener cualquier producto de ZTE o de Huawei, lo que indica el alcance que podr¨ªa tener el desarrollo tecnol¨®gico de estas compa?¨ªas. Habr¨¢ que leer la letra peque?a de los pr¨®ximos episodios de la guerra comercial entre EE?UU y China.
Mientras tanto, Europa no est¨¢ ni se la espera.
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