El acoso no es libertad
Perseguir a quien quita lazos amarillos es otro absurdo de los independentistas catalanes. El espacio p¨²blico es de todos
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Considerar ¡°libertad de expresi¨®n¡± la colocaci¨®n de lazos amarillos, cruces y otra simbolog¨ªa independentista parece a priori bastante incompabible con calificar de ¡°infracci¨®n¡± la libre acci¨®n de quitarlos, pero eso es exactamente lo que ha hecho el Gobierno catal¨¢n. La Conselleria de Interior de Catalu?a ha iniciado acciones legales contra 14 personas a las que los Mossos identificaron el viernes por la noche mientras retiraban lazos de ese color. Les atribuye ¡°da?os al dominio p¨²blico¡± y ¡°presunta infracci¨®n grave de la ley de Seguridad Ciudadana¡±, que conocemos mejor como ley mordaza.
El absurdo al que nos lleva en ocasiones el grupo gobernante en Catalu?a ser¨ªa solo una curiosa paradoja si no fuera por los da?os en la convivencia que provoca y el desaf¨ªo que mina una y otra vez las posibilidades de superaci¨®n del conflicto. La libertad de expresi¨®n es un derecho incuestionable y exige poder actuar en un espacio com¨²n. Es decir, poder expresar en p¨²blico la solidaridad con los pol¨ªticos presos forma parte de la misma libertad de expresi¨®n que protege a quien coloca un caj¨®n en una esquina de un parque y lanza su discurso. Pero la libertad de expresi¨®n no tiene que ver con las estrategias pol¨ªticas de ocupaci¨®n de espacios, sobre todo si esa ocupaci¨®n expulsa a los disidentes o pretende que su opini¨®n es la ¨²nica leg¨ªtimamente o incluso legalmente defendible. Se puede reclamar una esquina del parque pero no el parque entero. Quien lo desee puede colocarse un brazalete que identifique su opci¨®n pol¨ªtica, pero cuando los brazaletes se convierten en una presencia abrumadora no expresan libertad sino la voluntad de acoso a quien no lo lleva.
Son estrategias antiguas y peligrosas, que siempre han buscado el mismo objetivo: se?alar a quien no se suma. Lo curioso es que la libertad de expresi¨®n es y ha sido siempre el principal escudo del disidente, no precisamente del propagandista ni del adepto.
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