James Woods y Sean Young: cuando ¡®Atracci¨®n fatal¡¯ se hizo realidad en Hollywood
Hace 30 a?os, la pel¨ªcula 'Impulso sensual' uni¨® a los dos int¨¦rpretes en la pantalla. La trama era apasionante, pero nada comparado con lo que ocurri¨® tras las c¨¢maras
Cuando Sean Young (Louisville, Kentucky, 1959) conoci¨® a James Woods (Vernal, Utah, 1947), le dijo: ¡°No te sorprendas si acabas enamorado de m¨ª al final de este rodaje¡±. ?l respondi¨®: ¡°Tendr¨¢s suerte si no te asesino¡±. Pero Impulso sensual (Harold Becker, 1988), un drama sobre un matrimonio adicto a la coca¨ªna estrenado cuando dicha droga todav¨ªa era se?al de triunfo y de clase social, atrajo m¨¢s atenci¨®n medi¨¢tica por lo que ocurr¨ªa fuera de c¨¢mara. Y no era para menos: la relaci¨®n, la ruptura y la denuncia por acoso eran mejor pel¨ªcula que la que efectivamente rodaron.
Aunque el acoso, el vandalismo y las amenazas estaban demostradas, nada probaba que Young los hubiera perpetrado. Woods ped¨ªa 6 millones de d¨®lares en concepto de ¡°angustia emocional deliberada¡±
Estos son los hechos: James Woods y su entonces prometida (hoy segunda exmujer) Sarah Owen demandaron a Sean Young por enviarles cartas con amenazas y fotos de cad¨¢veres humanos y de animales desmembrados, pisotear las flores de su jard¨ªn (valoradas en 434 euros), inscribirles en listas de correo de asociaciones antiabortistas y dejar una mu?eca decapitada en el felpudo de su casa. Estos dos ¨²ltimos actos, seg¨²n la denuncia, eran una referencia al aborto al que Owen se hab¨ªa sometido semanas antes. La mu?eca ten¨ªa el cuello roto, yodo simulando sangre por todo el abdomen y maquillaje p¨¢lido en la cara para darle aspecto cadav¨¦rico. Seg¨²n?el abogado de Woods, Dave Kinsella, ¡°al d¨ªa siguiente apareci¨® una nota en la puerta disculp¨¢ndose por el env¨ªo [de la mu?eca], pero aclarando que la se?orita Young era la remitente y que, por cierto, estaba muy disgustada porque ¨¦l no hab¨ªa colgado la mu?eca de una de las vigas del porche tal y como instru¨ªa la carta adjunta¡±.
Seg¨²n Sean Young, lo ¨²nico que hizo fue enviar a la pareja un art¨ªculo sobre los peligros del tabaco, especialmente sus consecuencias en la piel. (En 1988 los perjuicios en la salud de fumar no estaban tan asumidos como ahora). Aunque el acoso, el vandalismo y las amenazas estaban demostradas, nada probaba que Young los hubiera perpetrado. Woods ped¨ªa 6 millones de d¨®lares en concepto de ¡°angustia emocional deliberada¡±, pero el caso se zanj¨® con un acuerdo extrajudicial. Este thriller er¨®tico se qued¨® sin el tercer acto que el p¨²blico estaba esperando y, del mismo modo, la carrera de Sean Young se qued¨® en suspense a la espera de un cl¨ªmax que jam¨¢s iba a llegar.
En los ochenta todo el mundo daba por hecho que Sean Young, que hoy tiene 58 a?os, iba a ser una estrella. Personificaba todo lo que Hollywood le ped¨ªa a sus actrices en aquella ¨¦poca: aspecto de mu?eca fr¨¢gil pero sexualmente intr¨¦pida y con tendencia a meterse en apuros. El mundo se enamor¨® de Young en Blade Runner (Ridley Scott, 1982) ella ten¨ªa 22 a?os. Interpretaba a un personaje, la replicante Rachael, del cual el p¨²blico jam¨¢s le permiti¨® desvincularse. Porque Rachael, en realidad, era como una estrella del Hollywood de los 80. Era cl¨¢sica, estaba disponible, era perfecta. Era parte del decorado. Era una femme fatale, pero una accesible y que no dar¨ªa problemas. Y era la creaci¨®n de unos hombres perversos.
¡°Por supuesto que me habr¨ªan tratado mejor si fuese hombre¡± reflexionar¨ªa?Young a?os m¨¢s tarde en una entrevista al peri¨®dico brit¨¢nico The Guardian?en 2015. ¡°Quiz¨¢ todos esos t¨ªos de Hollywood sufrieron el rechazo de las mujeres cuando eran j¨®venes y por eso cuando triunfan en la meca del cine quieren perpetuar la ilusi¨®n de que son poderosos¡±. La actriz sigue manteniendo su inocencia y asegura que todo se trat¨® de una venganza de James Woods porque ella le rechaz¨®. Pero como en los mejores (y los peores) thrillers, no importa tanto qui¨¦n es el culpable sino el efecto que la trama causa entre el p¨²blico.
Y el p¨²blico no s¨®lo asumi¨® esta historia como canon del Hollywood Babilonia, sino que tambi¨¦n decidi¨® creerse la leyenda urbana (negada por todas las partes) de que Young lleg¨® a pegar el pene de Woods contra su propio muslo con pegamento instant¨¢neo mientras ¨¦l dorm¨ªa. ¡°Durante a?os, cada vez que iba a un casting me preguntaban por la historia de James Woods¡± recuerda?la actriz, ¡°as¨ª que el casting no me sal¨ªa bien¡±.
El culebr¨®n Young-Woods era, sencillamente, demasiado bueno para ser verdad. Tanto que dio igual que fuera verdad o no. En un momento en el que Atracci¨®n fatal (thriller en el que la amante tomaba represalias contra el hombre casado infiel) estaba reptando en la psique americana para no ser arrancado de ella jam¨¢s, la prensa no pudo ni quiso resistirse a agotar todos los juegos de palabras posibles con ¡°pegamento¡±, ¡°mu?eca¡± y ¡°flores muertas¡±.
Sean Young nunca se recuperar¨ªa de aquellos titulares. Sus posteriores tumbos tampoco la ayudaron a librarse del fulminante estigma hollywoodiense de ¡°mujer dif¨ªcil¡±. Oliver Stone redujo su personaje en Wall Street porque no la soportaba (el coprotagonista, Charlie Sheen, le colg¨® a la actriz un papel en la espalda que dec¨ªa ¡°Soy la mayor zorra del mundo¡±) y cancel¨® el rodaje de sus escenas dej¨¢ndola en la estaci¨®n de autobuses m¨¢s cercana. Fue despedida de Dick Tracy (Warren Beatty, 1990) tras unos d¨ªas de rodaje porque los productores no la consideraban suficientemente maternal (ella mantiene que rechaz¨® sexualmente a Beatty y este, como tantos otros productores que no consiguieron llevarla a la cama, tom¨® represalias). En Cr¨ªmenes de amor le ofreci¨® 5.000 d¨®lares a una operadora de c¨¢mara para que rodase una escena sexual en su lugar porque ella no se sent¨ªa c¨®moda con el desnudo y el estudio pretend¨ªa obligarla a hacerlo contra su voluntad. Y durante los ensayos de Batman (Tim Burton, 1989) se cay¨® de un caballo y fue reemplazada por Kim Basinger porque, siempre seg¨²n Young, ¡°Basinger se la pon¨ªa dura al productor¡±.
Y como ya ten¨ªa confianza con Tim Burton, 24 horas despu¨¦s de publicarse que Annette Bening no podr¨ªa interpretar a Catwoman en la secuela por haberse quedado embarazada de (hay que ver c¨®mo es Hollywood) Warren Beatty, Sean Young se present¨® en las oficinas de Warner vestida con un mono de licra negro y orejas de gato. ¡°Sabes que soy extremadamente adecuada para este papel, no s¨¦ qu¨¦ mierdas hac¨¦is¡± le explic¨® al jefe de producci¨®n Mark Canton mientras Burton, seg¨²n los testigos, se escond¨ªa en el lavabo. ¡°Entonces me di cuenta de que llevaba un objeto met¨¢lico en la mano¡± recuerda el actor de Batman, Michael Keaton, cuya reuni¨®n con Canton hab¨ªa sido interrumpida por la felina ¡°y pens¨¦ 'por Dios, que no sea un arma'. Era un walkie-talkie, le pregunt¨¦ para qu¨¦ lo quer¨ªa y me indic¨® 'estoy hablando con alguien'¡±. Los interlocutores eran sus asistentes, que corr¨ªan dispersados por las instalaciones buscando a Tim Burton.
Si Sean Young hubiera conseguido el papel (que ir¨ªa a parar a Michelle Pfeiffer) esta ser¨ªa una de las an¨¦cdotas m¨¢s ¨¦picas del Hollywood reciente, sin embargo es un chiste recurrente que la lleva persiguiendo desde entonces. Young se mud¨® a Arizona, tuvo dos hijos y despidi¨® a tres agentes en nueve meses mientras le¨ªa libros de autoayuda (estamos, no olvidemos, en los noventa), ingresaba en cl¨ªnicas de desintoxicaci¨®n por alcoholismo y practicaba yoga. Meses despu¨¦s apareci¨® en el programa de Joan Rivers vestida con el atuendo de Catwoman para confirmar la historia y re¨ªrse de s¨ª misma, pero ya era tarde: el mundo entero llevaba a?os haci¨¦ndolo y ella fue la ¨²ltima en pillar la broma.
La narrativa, construida por la prensa y devorada por el p¨²blico, fue que Sean Young era una chiflada y James Woods un actor de car¨¢cter. Su matrimonio con Sarah Owens durar¨ªa cuatro meses (fuentes contaban que ella, que visitaba el rodaje de Impulso sensual cada d¨ªa, se enter¨® de que Young hab¨ªa visitado a Woods en su casa y se lo recrimin¨® con una patada en los test¨ªculos), no ha vuelto a casarse y apenas habla del esc¨¢ndalo con Sean Young excepto para ser diplom¨¢tico (en 1992 declar¨®?que la quer¨ªa, que la respetaba y que ten¨ªa raz¨®n en la mitad de cosas que dec¨ªa) aunque en 2007 defini¨® el acoso de Young como ¡°un yihad del terror¡± y lament¨®?que ¡°ahora est¨¢ de moda arrastrar al t¨ªo y sentir l¨¢stima por la pobre mujer¡±.
El a?o pasado, tres actrices acusaron a Woods de acoso sexual: una de ellas, Amber Tamblyn, cont¨®?que cuando ella le indic¨® que ten¨ªa 16 a?os ¨¦l respondi¨® ¡°mejor a¨²n¡±. Woods tambi¨¦n ha sido noticia por perseguir a un tuitero, literalmente, hasta m¨¢s all¨¢ de la muerte. El tuitero le llam¨® cocain¨®mano y, aunque falleci¨®, el actor sigui¨® adelante con su denuncia porque, como le ocurre a Young, su vida resulta m¨¢s cinematogr¨¢fica que sus pel¨ªculas.
En los ¨²ltimos a?os, Sean Young solo ha sido noticia por intentar colarse en la fiesta que Vanity Fair da tras los Oscars. Dos veces, porque si algo es Young es tenaz: en 2006 y en 2012. En la primera ocasi¨®n camin¨® detr¨¢s de Jennifer Aniston fingiendo ser su amiga (¡°fue degradante¡± recuerda?Young, ¡°pero cuando no tienes nada que perder tampoco es tan grave¡±) y en la segunda la grabaron?saliendo a la ma?ana siguiente de la comisar¨ªa a¨²n emperifollada para causar sensaci¨®n y hacer contactos. Ella atendi¨® a la prensa sonriente, sol¨ªcita y encantada.
Young se mud¨® a Arizona, tuvo dos hijos y despidi¨® a tres agentes en nueve meses mientras le¨ªa libros de autoayuda, ingresaba en cl¨ªnicas de desintoxicaci¨®n por alcoholismo y practicaba yoga
La semana pasada fue arrestada por robar dos ordenadores port¨¢tiles valorados en 12000 d¨®lares de la oficina donde trabajaba hasta ser despedida hace unos meses. Sean Young sigue cont¨¢ndole a cualquiera que quiera escucharla que, por si alguien lo duda, estar¨ªa?encantada de interpretar a Catwoman y que no ha tirado la toalla respecto a regresar a lo m¨¢s alto porque?¡°nadie se lo merece m¨¢s que yo¡±. ¡°Yo no soy Julia Roberts¡±, lamenta,?¡°pero podr¨ªa haberlo sido¡±.
La ¨²ltima oportunidad para ver a Sean Young en una pantalla de cine (y la primera en muchos a?os, pues trabaja solo para televisi¨®n) fue en una sola escena de Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017). All¨ª estaba Rachael, de nuevo, tal y como el p¨²blico jam¨¢s dej¨® de recordarla: cl¨¢sica, disponible, perfecta. La cara era una recreaci¨®n digital, el cuerpo el de una doble, pero Young fue invitada al rodaje para instruir a la doble en c¨®mo deb¨ªa caminar. Y las dos ¨²nicas de di¨¢logo de Rachael en Blade Runner 2049 parecen todo lo que Sean Young quiere decirle al p¨²blico: "?Me has echado de menos? ?No me quieres?".?
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