Europa, ?de qu¨¦ hablamos?
Hay que liberar el debate europeo de un relato que solo defiende el inter¨¦s de los poderosos

Una manera de desvirtuar y finalmente desactivar el debate, imprescindible, sobre la Europa que queremos y necesitamos es encerrarlo entre las cuatro paredes que levanta el pensamiento dominante y el establishment, o situarlo alrededor de dilemas, predeterminados tambi¨¦n desde el poder.
Frente a la no Europa, representada por los populismos y los extremismos de uno u otro signo, se tratar¨ªa de reivindicar m¨¢s Europa, las esencias de un proyecto europeo que la crisis econ¨®mica habr¨ªa desdibujado y debilitado, un proyecto que habr¨ªa permitido avanzar en la construcci¨®n europea, superando o esquivando las evidentes divergencias entre los pa¨ªses que lo integraban.
Urge desembarazarse de estas y otras camisas de fuerza. Es necesario liberar el debate europeo, y sus consecuencias pol¨ªticas de un relato que, en lo fundamental, tan solo defiende el statu quo y los intereses de los poderosos. Ciertamente, Europa se enfrenta a una encrucijada hist¨®rica, y precisamente por esa raz¨®n el debate debe abordarse con otras miradas, m¨¢s abiertas y al mismo tiempo m¨¢s complejas.
En realidad, ?qu¨¦ significa alinearse del lado de los que enarbolan la bandera del europe¨ªsmo? En nombre de Europa se han rescatado a los grandes bancos que estuvieron en el origen de la crisis econ¨®mica; la misma bandera se ha utilizado para poner contra las cuerdas al Gobierno de Siryza, oblig¨¢ndole a aceptar un memor¨¢ndum destinado a salvar a los acreedores, hundiendo en la miseria a la mayor parte de la poblaci¨®n griega; tambi¨¦n el santo y se?a del europe¨ªsmo ha servido para aplicar unas pol¨ªticas econ¨®micas impuestas desde Bruselas, que han agravado los problemas estructurales que arrastraba la construcci¨®n europea, pero que s¨ª han servido para enriquecer a las ¨¦lites del norte y del sur; en nombre de Europa se han llevado a cabo reformas estructurales que han desregulado las relaciones laborales, mercantilizado el sector social p¨²blico, y han contribuido a la consolidaci¨®n de un capitalismo con cada vez m¨¢s marcado perfil confiscatorio; enfundados en la bandera de Europa se pretende una reforma de su arquitectura institucional que, adem¨¢s de insuficiente, representa dar m¨¢s poder a las finanzas y a las grandes corporaciones, manteniendo el ADN de las pol¨ªticas econ¨®micas implementadas hasta el momento; en fin, las instituciones y los Gobiernos comunitarios, vulnerando la legislaci¨®n internacional en materia de asilo y derechos humanos y los acuerdos adoptados por la Comisi¨®n Europea, pretenden echar un candado sobre las fronteras comunitarias, externalizando la gesti¨®n de las personas refugiadas en pa¨ªses con reg¨ªmenes dictatoriales. No, no es deseable esta Europa. ?Esto significa alinearse con los movimientos populistas y xen¨®fobos que en los ¨²ltimos a?os han ganado espacios electorales en casi todos los pa¨ªses comunitarios? En absoluto. Pero conviene aclarar un par de asuntos para no alimentar la ceremonia de la confusi¨®n.
En primer lugar, estos partidos, hasta hace poco minoritarios o incluso residuales, han recibido el apoyo de grupos de poblaci¨®n especialmente castigados por la crisis. El relato europe¨ªsta de cart¨®n piedra y la realidad de una situaci¨®n que se deteriora o se enquista a pesar de la mejora de algunos indicadores macroecon¨®micos, la crisis de los partidos tradicionales y muy especialmente el desplome de la socialdemocracia, c¨®mplice o protagonista de las pol¨ªticas neoliberales, empuja a una parte de la poblaci¨®n en manos de la extrema derecha y los populismos xen¨®fobos. En segundo lugar, hay que reconocer que una parte de las cr¨ªticas lanzadas hacia el proyecto europeo y la burocracia comunitaria son pertinentes. Hay que reconocerlas para reelaborarlas en clave progresista. ?Cerrar filas alrededor de una Europa fracasada, olig¨¢rquica y cada vez menos democr¨¢tica? Ese no es el camino. Podemos debe impulsar un amplio debate sobre el euro y la construcci¨®n europea. No solo con vistas a las pr¨®ximas elecciones europeas, sino como una de las piedras angulares de la acci¨®n pol¨ªtica del partido. Este debate debe comprometer a la ciudadan¨ªa; de ninguna manera debe quedar confinado a las ¨¦lites ni tampoco ser privativo de los expertos.
La reflexi¨®n sobre Europa y la acci¨®n ciudadana asociada a la misma es esencial, pues buena parte de los grandes desaf¨ªos que enfrentamos se dirimen a escala europea y global. Y porque, a diferencia de lo sostenido por el relato hegem¨®nico, Europa actualmente es m¨¢s una restricci¨®n que una oportunidad.
Fernando Luengo, economista, forma parte de la secretar¨ªa de Europa de Podemos.
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