Algo m¨¢s que una tuber¨ªa
El proyecto de gasoducto Nord Stream 2 que atravesar¨¢ el mar B¨¢ltico enfrenta a la UE y la OTAN. El debate se centra en el equilibrio pol¨ªtico y militar, as¨ª como en el grado de dependencia de Europa frente a Rusia
En la ¨²ltima reuni¨®n celebrada entre Angela Merkel y Vlad¨ªmir Putin, los l¨ªderes conversaron sobre Siria y Ucrania Oriental, aunque tambi¨¦n figuraba como punto destacado en la agenda el tema Nord Stream 2. Un consorcio formado por Gazprom y varias empresas de Alemania, Holanda y Francia tiene previsto tender bajo el mar B¨¢ltico un segundo gasoducto entre Rusia y Alemania, que se sumar¨¢ al ya existente. El proyecto ha tropezado con la firme oposici¨®n de Ucrania, que no est¨¢ dispuesta a perder sus derechos de tr¨¢nsito sobre el gas procedente de Rusia. Al igual que Donald Trump, Polonia y los pa¨ªses b¨¢lticos critican el proyecto porque temen que podr¨ªa generar una dependencia excesiva del gas ruso por parte de la UE.
El debate gira en torno al equilibrio pol¨ªtico y militar, aunque no es el ¨²nico tema que suscita controversia. Para Europa gira, primero y ante todo, en torno a estas dos opciones: gas natural ruso a trav¨¦s de un gasoducto desde Siberia Occidental, o gas natural licuado (GNL) procedente de EE?UU mediante fractura hidr¨¢ulica o por transporte mar¨ªtimo, siendo este significativamente m¨¢s caro. Europa va a seguir necesitando proveerse de ambas fuentes durante muchos a?os. Los gasoductos actuales como el Nord Stream 1 ya rinden a su m¨¢xima capacidad.
¡°Todo depende del precio del crudo¡±, asegura Putin. El tendido de Nord Stream 2 y su conexi¨®n a la red habilitar¨ªa t¨¦cnicamente al Kremlin para reducir e incluso cortar los ingresos por importe de miles de millones que Ucrania recibe en concepto de derechos de tr¨¢nsito y de los que tanto depende. ?Qu¨¦ valor puede concederse a las promesas rusas de que esto nunca va a suceder? Las cr¨®nicas de la Guerra Fr¨ªa demuestran que el Kremlin siempre ha sabido separar la pol¨ªtica de la econom¨ªa: no importa lo heladas que estuvieran las relaciones, el gas siempre llegaba a quienes lo hab¨ªan pedido.
Entretanto se han producido numerosos acontecimientos, aunque la geograf¨ªa y la geolog¨ªa siguen teniendo la misma consideraci¨®n. ¡°Poder¡± es el quid de la cuesti¨®n. No obstante, detr¨¢s de este poder, y mucho m¨¢s all¨¢ de las fronteras establecidas en 1991, lo que est¨¢ en juego es el perfil pol¨ªtico y econ¨®mico de Europa del Este y, dentro del mismo, el futuro de Ucrania en particular: ?parte de la zona de influencia de Rusia o estribaciones de la UE, con reaseguro en EE?UU? La anexi¨®n de Crimea y la peque?a guerra en Ucrania Oriental demuestran que Mosc¨² a¨²n no ha dicho la ¨²ltima palabra. La econom¨ªa rusa, afectada por las sanciones impuestas por la pol¨ªtica llevada a cabo en Ucrania, Crimea y Siria, necesita asegurarse los ingresos procedentes del negocio del crudo. Putin es predecible en lo que al petr¨®leo se refiere. China, en calidad de mercado alternativo de consumo para Siberia Occidental, solo puede considerarse de momento como una opci¨®n a largo plazo; de entrada, por motivos de distancia y, adem¨¢s, por los elevados costes que implicar¨ªa. Y cuando resulta dif¨ªcil negociar hasta con los propios socios de Europa Occidental, conscientes del respaldo por parte de EE?UU, las dificultades se acent¨²an a¨²n m¨¢s en el caso de los chinos, que no se andan con sentimentalismos a la hora de abastecerse de energ¨ªa en cualquier lugar del mundo.
Todo es muy complicado, y casi todo est¨¢ conectado a casi todo. El GNL estadounidense compite en los mercados con el gas natural ruso; y ambos, a su vez, con las grandes fortunas de la regi¨®n del Golfo. Si sube el precio del crudo, baja el del gas natural y el transporte se abarata, las opciones de ganar las elecciones al Congreso en oto?o aumentan para Trump. Occidente podr¨ªa contemplar y aprovechar el juego de las fuerzas del mercado de forma m¨¢s relajada, si los gasoductos y la geograf¨ªa del gas natural no hiciese caer al Kremlin, una y otra vez, en la tentaci¨®n de mostrarle a Ucrania su debilidad, dependencia y condenaci¨®n geogr¨¢fica.
No puede descartarse que Putin finalmente aproveche estas debilidades para revertir las consecuencias del gran cambio de 1989/1991 (en su opini¨®n, el mayor desastre geopol¨ªtico del siglo XX). Tampoco podemos afirmar que la UE y la OTAN hayan logrado forzar una estrategia pacificadora y sostenible a largo plazo en lo que a Ucrania se refiere. Se requiere cierto arte de gobernar. Un bien escaso, ya sea en Washington, Berl¨ªn, Bruselas o Mosc¨².
Michael St¨¹rmer es corresponsal jefe de Die Welt.
Traducci¨®n de News Clips.
? Lena (Leading European Newspaper Alliance)
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