La burbuja inmobiliaria de la Iglesia
El Gobierno se propone elaborar un listado de las propiedades registradas por el clero desde 1998
Durante a?os, el clero espa?ol ha ido registrando a su nombre iglesias, catedrales, ermitas y casas rectorales, adem¨¢s de cementerios, vi?edos, olivares, atrios, solares y otras propiedades que, en apariencia, carec¨ªan de due?o. Esta cascada de primeros registros, lo que t¨¦cnicamente se conoce como inmatriculaciones, ha permitido engordar el patrimonio con edificios de gran relevancia y, adem¨¢s, a precio de ganga. Poner a su nombre en 2006 la mezquita de C¨®rdoba le cost¨® apenas 30 euros al obispado.
Nadie parece saber a ciencia cierta el n¨²mero de propiedades que se ha apuntado la Iglesia en los tiempos de la burbuja de la inmatriculaci¨®n, pero el Gobierno est¨¢ decidido a publicar la relaci¨®n de los registros que se llevaron a cabo desde 1998, cuando el Ejecutivo de Aznar modific¨® la ley hipotecaria de los a?os cuarenta para permir inmatricular los templos. La reforma permiti¨® a la Iglesia inscribir ermitas o catedrales sin tener que demostrar que eran suyas. El proceso se llev¨® a cabo con sigilo y opacidad, sin la obligaci¨®n de publicar edictos.
Muchos creen que el registro de este aluvi¨®n de propiedades ha sido un expolio. Ayuntamientos y particulares descubrieron c¨®mo, de la noche a la ma?ana, inmuebles o fincas que cre¨ªan del pueblo pasaron a manos del clero. En su af¨¢n por acaparar propiedades, la Iglesia registr¨® a su nombre edificios que ten¨ªan un due?o bien identificado, como ocurri¨® con la iglesia de Ucieza. El lugar en el que se alza el templo cisterciense en la localidad palentina de Ribas de Campos cuenta tambi¨¦n con una sacrist¨ªa y un molino de agua, que en su d¨ªa formaban parte del monasterio de Santa Cruz de la Zarza, fundado en el siglo XII y actualmente en estado ruinoso.
La finca fue comprada en 1978 por la empresa ganadera Sociedad An¨®nima de Ucieza, pero, 16 a?os despu¨¦s, el obispado de Palencia puso a su nombre las instalaciones apelando a la ley hipotecaria de la ¨¦poca franquista, seg¨²n la cual la Iglesia cat¨®lica, cuando carezca de t¨ªtulo escrito de dominio, ¡°podr¨¢ inscribir el de los bienes inmuebles que le pertenezcan mediante la oportuna certificaci¨®n librada por el funcionario a cuyo cargo est¨¦ la administraci¨®n de los mismos, en la que se expresar¨¢ el t¨ªtulo de adquisici¨®n o el modo en que fueron adquiridos¡±. El clero se apunt¨® sin miramientos la iglesia de Ucieza en una maniobra que no fue desactivada ni por el Tribunal Supremo ni por el Constitucional. Solo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos atendi¨® la reclamaci¨®n de la empresa agropecuaria.
La ley que ha permitido a los obispos inscribir miles de bienes a su nombre fue derogada en 2015, pero hasta entonces la Iglesia hab¨ªa ya completado su particular boom inmobiliario. La Conferencia Episcopal reconoce que se han podido cometer errores (el de la iglesia palentina es flagrante), aunque la falta de transparencia impide conocer su alcance. Para saber el total de inmatriculaciones bastar¨ªa con enviar una circular a las di¨®cesis en la que se solicitara una relaci¨®n detallada de los bienes registrados. Al Gobierno le toca elaborar con precisi¨®n el mapa y definir los bienes que forman parte del patrimonio cultural, hist¨®rico o de valor incalculable. Monumentos como la mezquita de C¨®rdoba o la Giralda son de todos.
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