Descansen en paz
HABLAMOS, EN EFECTO, del puente Morandi, de G¨¦nova, o de lo que queda de ¨¦l tras perder ese tramo que parad¨®jicamente, sin estar, salta a la vista. La imagen nos trajo a la memoria el espacio vac¨ªo existente entre las neuronas, de cuya cobertura se encargan los neurotransmisores. Gracias a esas sustancias qu¨ªmicas, las ideas viajan de una neurona a otra. Cuando los neurotransmisores fallan, las ideas se despe?an como se despe?aron los autom¨®viles por esa grieta el 14 de agosto ¨²ltimo. Observen la distancia sin¨¢ptica sobrevenida entre los dos tramos que permanecen en pie y f¨ªjense en el veh¨ªculo verde que se ha detenido al borde del abismo al fallarle el transmisor de hormig¨®n encargado de facilitar el tr¨¢nsito entre el pilar de la izquierda y el de la derecha.
He ah¨ª un problema de mantenimiento. A las neuronas y a los puentes conviene vigilarlos todo el d¨ªa. No sabe uno por d¨®nde empieza la corrosi¨®n, la ¨²lcera, el desgaste. A veces, por el vocabulario. O por su ausencia. La ausencia crea en la masa gris t¨²neles por los que primero desaparece la sintaxis y despu¨¦s la arquitectura. Aqu¨ª asistimos a un problema de arquitectura que provoc¨® decenas de muertos, adem¨¢s de un sinf¨ªn de viviendas destruidas con su secuela de gente desplazada. Pero esa cat¨¢strofe que apreciamos fuera comenz¨® dentro, seguramente con los recortes mentales provocados por lo que hemos venido llamando crisis y que ya vemos que era otra cosa, quiz¨¢ un modelo nuevo de relaci¨®n con la gram¨¢tica y con la ingenier¨ªa financiera, entre otras. Descansen en paz los muertos y las ideas con ellos abatidas.?
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