Propagandistas del poder
Quienes intervenimos en los medios de comunicaci¨®n tenemos la obligaci¨®n de desmontar las mentiras. Pero creo que no hacemos bien nuestro trabajo.
NO SOY PERIODISTA, pero entiendo que, en una democracia, una de las funciones fundamentales de los periodistas ¡ªy de aquellos que gozamos del privilegio de intervenir en los medios e incurrimos en la temeridad de hacerlo¡ª consiste en fiscalizar el poder, es decir, en desmontar sus mentiras y en confrontar con los hechos de la realidad su relato de la realidad (o, si lo prefieren, su propaganda). Y ¨²ltimamente me pregunto si, en Espa?a, hacemos bien nuestro trabajo. Y me respondo que no.
No soy periodista, pero entiendo que, en una democracia, una de las funciones fundamentales de los periodistas consiste en fiscalizar el poder
Pongo un par de ejemplos sacados del asunto catal¨¢n; no porque los pol¨ªticos separatistas sean los ¨²nicos que mienten, sino porque han convertido la mentira en su principal instrumento pol¨ªtico. Cuando un dirigente separatista es entrevistado, suele decir cosas como ¨¦sta: ¡°Lo ¨²nico que queremos es poder ejercer el derecho de autodeterminaci¨®n, un derecho democr¨¢tico reconocido por la ONU¡±. Y, a continuaci¨®n, el periodista pasa a la siguiente pregunta. Todav¨ªa estoy esperando que, ante semejante afirmaci¨®n, el periodista diga: ¡°Disc¨²lpeme, se?or X: lo que usted est¨¢ diciendo es falso. Seg¨²n la ONU ¡ªseg¨²n el derecho internacional¡ª, los catalanes hace 40 a?os que ejercemos ese derecho, puesto que vivimos en una democracia y elegimos a nuestros representantes pol¨ªticos. Y si usted se refiere al derecho de autodeterminaci¨®n entendido como derecho de secesi¨®n, entonces tambi¨¦n es falso lo que dice, porque, seg¨²n la ONU, s¨®lo es leg¨ªtimo ejercer ese derecho en casos de colonizaci¨®n, violaci¨®n de los derechos humanos o guerra, lo que explica que no lo reconozca ninguna Constituci¨®n democr¨¢tica del mundo. Ninguna¡±. Eso es lo que deber¨ªa hacer un periodista: no aceptar la mentira del pol¨ªtico ni permitir as¨ª que su medio la difunda, sino desenmascararla. ?Cu¨¢ntas veces han visto ustedes hacer tal cosa en Espa?a? He puesto un ejemplo flagrante; a?ado otro que lo es menos. Desde la llegada de Pedro S¨¢nchez al poder, que yo celebro, se ha impuesto en ciertos medios afines la idea de que hay un cambio sustancial de pol¨ªtica respecto a Catalu?a, de que ha acabado la ¡°judicializaci¨®n de la pol¨ªtica¡± y de que, gracias a la reanudaci¨®n del di¨¢logo entre el Gobierno y la Generalitat, por fin va a darse ¡°una respuesta pol¨ªtica a un problema pol¨ªtico¡±. Ese relato contiene una parte de verdad, que yo vuelvo a celebrar, pero, como las grandes mentiras se fabrican con peque?as verdades, en lo esencial es falso. Primero, porque, por mucho que S¨¢nchez no quiera recurrir a la justicia, no tendr¨¢ m¨¢s remedio que hacerlo en cuanto el separatismo se salte la ley (en realidad, ya lo hizo a principios de julio, al recurrir al Constitucional una declaraci¨®n de soberan¨ªa del Parlament); la ¨²nica diferencia es que, ahora, los separatistas no se saltan la ley con la misma frecuencia con que lo hac¨ªan antes. Y, en cuanto al di¨¢logo, es verdad que S¨¢nchez se ha reunido con Torra y ha reactivado la comisi¨®n bilateral Gobierno-Generalitat, paralizada desde hac¨ªa siete a?os, pero no es menos verdad que Rajoy se entrevist¨® varias veces con Mas y con Puigdemont y, sobre todo, que hizo algo que ning¨²n presidente democr¨¢tico ha hecho, y es abrirle durante semanas un despacho en Barcelona a su vicepresidenta, a quien s¨®lo le falt¨® ponerse de rodillas y sollozando en la plaza de Catalu?a rogando que alg¨²n responsable de la Generalitat se dignase hablar con ella: ninguno lo hizo. Rajoy cometi¨® muchos errores en su gesti¨®n del asunto catal¨¢n, pero, en general, S¨¢nchez no est¨¢ haciendo ni va a poder hacer una pol¨ªtica muy distinta a la suya, y la prueba es que, en la oposici¨®n, apoy¨® siempre a Rajoy, como deb¨ªa hacer, para defender la democracia de un ataque a la democracia disfrazado de democracia radical.
Lo repito: quienes intervenimos en los medios tenemos la obligaci¨®n de desmontar las mentiras del poder ¡ªde cualquier poder, empezando por aquel al que m¨¢s afines somos¡ª y confrontar con los hechos de la realidad su relato de la realidad. De lo contrario, si permitimos que el poder nos use para difundir sus mentiras, dejamos de ser fiscalizadores del poder y nos convertimos en sus propagandistas. Que es lo peor que podemos ser.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
