El teatrillo previsible del adelanto andaluz
Ciudadanos no parece capaz de amenazar al PSOE tras haber sido socio fiel estos a?os, y se centrar¨¢ en medirse con el PP
Albert Rivera ha dado por liquidada la legislatura andaluza cuando la legislatura andaluza ya estaba liquidada. No es muy glorioso, pero de la necesidad hay que hacer virtud. Ya le pill¨® el tren con Rajoy, al que sostuvo hasta que fue demasiado tarde y les atropell¨® la moci¨®n de censura. A decir verdad, desde hac¨ªa meses, antes de la sentencia G¨¹rtel que hizo saltar todo por los aires, ya estaba marcado oto?o en todos los calendarios para las auton¨®micas andaluzas. Y el timing electoral es algo que el PSOE maneja quir¨²rgicamente. La agenda andaluza ha funcionado desde entonces como guion milimetrado para teatralizar este desenlace. En definitiva, no hay elecciones porque rompan; sino que rompen porque hay elecciones. Pura l¨®gica electoral.
Susana D¨ªaz se ha reservado esta vez el papel de v¨ªctima dispuesta a agotar la legislatura, y ha dejado que Ciudadanos, al que tiene mucho pero mucho que agradecer tras compartir un control f¨¦rreo desde la Mesa del Parlamento, escenifique la ruptura. No le faltan precisamente argumentos para hacerlo, pero la coartada ha sido el incumplimiento de los acuerdos de regeneraci¨®n firmados con el pacto de legislatura tres a?os atr¨¢s. Por supuesto, aun siendo verdad, nadie va a creer que haya divorcio por un qu¨ªtame all¨¢ esos aforamientos. Sencillamente Ciudadanos, en este punto, necesitaba soltar lastre: Albert Rivera e In¨¦s Arrimadas porque su estrategia pasa por marcar distancia con los socialistas, sin dar esa baza a Casado; y Mar¨ªn en Andaluc¨ªa para plantar batalla al PP por el liderazgo de la derecha. La teatralizaci¨®n inclu¨ªa dar 48 horas a Su Susan¨ªsima hasta escenificar la ruptura en la cita de su Ejecutiva convocada en M¨¢laga el pr¨®ximo viernes.
Para Susana D¨ªaz este era un adelanto l¨®gico, ya antes de la moci¨®n de censura contra Rajoy. Con las encuestas a favor y el clima social recuperado tras la crisis, en el horizonte aparec¨ªa la tormenta temible del juicio de los ERE. Aunque ella no est¨¦ salpicada, la sentencia retratar¨¢ el caladero clientelar y eso convertir¨ªa la campa?a de marzo en un campo de minas. Esto fue lo que decant¨® el adelanto, que ya era, de hecho, el secreto a voces m¨¢s comentado sobre el albero de la Feria de Sevilla en abril. Javier Caraballo, en una pieza para El Confidencial, testimoniaba la cosa: ¡°quienes propagan la noticia no son los portavoces del PSOE sino los cuadros medios de la Administraci¨®n andaluza, que ya han recibido la orden interna de paralizar todos los cambios y proyectos que iban a ponerse en marcha porque en noviembre habr¨¢ elecciones¡±. El runr¨²n era, como dir¨ªa Gil, ostent¨®reo.
Todo lo sucedido despu¨¦s ha reforzado la decisi¨®n. Tras la moci¨®n de censura contra Rajoy, la marca PSOE cotiza al alza. En lugar de restar, como en 2015, suma. Probablemente Susana D¨ªaz va a rentabilizar mejor la moci¨®n que el propio S¨¢nchez, su viejo enemigo en el campo de batalla. Toda una iron¨ªa. En el tablero, hay cierto desorden propicio para ella. Podemos aqu¨ª se ha resentido entre enredos internos, y ahora no puede recuperar el punch por la luna de miel de Pablo Iglesias con Pedro S¨¢nchez; Ciudadanos no parece capaz de amenazar al PSOE tras haber sido socio fiel estos a?os, y se centrar¨¢ en medirse con el PP, que sali¨® de las primarias muy tocado por el duelo de sorayos y cospedalos, lo que limita las expectativas de sumar alto por la derecha. Para cuando S¨¢nchez tenga que justificar la sentencia de los Eres, con previsibles condenas contra la l¨ªnea de flotaci¨®n socialista, los ciudadanos habr¨¢n blanqueado a Susana D¨ªaz en las urnas.
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